lunes, 16 de junio de 2014
Fallece Tony Gwynn a los 54 años
SAN DIEGO, California, EE.UU. -- Tony Gwynn, quien en ocho ocasiones fue campeón bateador de la Liga Nacional, y fue estelar durante la mayor parte de su carrera de 20 años en grandes ligas, murió a causa del cáncer a los 54 años.
Gwynn, quien bateaba a la zurda con gran elegancia, fue uno de los atletas más queridos en San Diego. Su sobrenombre era "Señor Padre", debido a que jugó los 20 para esta franquicia e ingresó al Salón de la Fama en 2007.
"Durante más de 30 años Tony Gwynn fue una fuente de buena voluntad en el deporte nacional, lo extrañaremos profundamente por mucha gente a la que conmovió", dijo el comisionado de grandes ligas Bud Selig.
Desde marzo dejó su puesto en su alma máter, la universidad San Diego State, para ser atendido por los doctores. Su representante, John Boggs, inform que Gwynn murió el lunes en el suburbio Poway.
Hwynn fue sometido a dos operaciones para atender el cáncer en su mejilla derecha entre agosto de 2010 y febrero de 2012. La segunda operación, para remover un nervio facial, presentó complicaciones debido a que éste se encontraba entrelazado con un tumor alojado dentro de la mejilla.
Los médicos le hicieron un injerto con nervios del cuello para que eventualmente pudiera recuperar el movimiento facial.
Gwynn llegó a decir que creía que mascar tabaco le había ocasionado el cáncer.
De manera inusual en el deporte profesional, Gwynn pasó los 20 años de su carrera profesional con los Padres, a los que prefirió sobre otros equipos que podían pagarle más. Su excelente coordinación entre vista y manos los llevaron a ser uno de los mejores bateadores de contacto en grandes ligas. Conectó 3.141 hits, su promedio de bateo de pro vida fue de .338 y ganó ocho títulos de bateo de la Liga Nacional. Se destacó por conectar sencillos a la banda contraria, a través del hueco entre la tercera base y el paracorto.
Gwynn jugó en las dos series de campeonato de grandes ligas en que participaron los Padres de San Diego y en 15 ocasiones fue convocado al Juego de Estrellas.
En el primer juego de la serie mundial de 1998 conectó un jonrón contra el lanzador de los Yanquis David Wells y en el Juego de Estrellas de 1994 anotó la carrera del triunfo. Cuando la huelga de jugadores obligó a suspender la campaña de 1994 tenía un promedio de bateo de .304, lo que le impidió convertirse en el primer jugador en batear para promedio de .400 desde que Ted Williams lo hiciera en 1941.
Gwynn se retiró después de la temporada de 2001. Él y Cal Ripken Jr., quien jugó toda su carrera para los Orioles de Baltimore, ingresaron al Salón de la Fama en 2007.
Gwynn fue electo a Cooperstown con el 97.6% de los votos elegibles.
Tanto Gwynn como Ripken jugaron béisbol invernal en los inicios de su carrera en la Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico. El primero lo hizo para los desaparecidos Vaqueros de Bayamón y el segundo para los Criollos de Caguas.
Gwynn también ganó en el 1999 el premio Roberto Clemente que entregan anualmente las Grandes Ligas al pelotero que mejor labor comunitaria y humanitaria realiza durante un año, siguiendo el ejemplo del Cometa de Carolina.
Gwynn se destacó jugando basquetbol y béisbol mientras estudiaba en la universidad San Diego State a fines de la década de 1970. Aún es poseedor de las marcas en asistencias por juego, temporada y carrera para los Aztecas.
Gwynn siempre quiso jugar en la NBA pero en su último año en la universidad se percató de que el béisbol le garantizaba la entrada al deporte profesional.
"No tenía idea de que todo lo relacionado con mi carrera estaba por suceder", dijo poco después de ingresar al Salón de la Fama junto con Ripken Jr. "Seguro, no lo veía. Sólo sé que el buen Señor me bendijo con capacidades, con buena vista y un buen par de manos, yo trabajé con lo demás".
En 1981 los Padres lo seleccionaron en la tercera ronda del draft.
Tras pasar partes de dos temporadas en ligas menores hizo su debut el 19 de julio de 1982. Gwynn logró dos imparables contra los Filis de Filadelfia. Tras conseguir los dos hits, Pete Rose, el jugador con la mayor cantidad de imparables en grandes ligas, le dijo: "Oye, chico, ¿qué tratas de hacer? Alcanzarme en una noche?".
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