jueves, 1 de septiembre de 2011
Un guerrero del orden y la férrea disciplina Lalane José, apegado a la norma en todos los actos de su vida
FUENTE EXTERNA..La trayectoria de Federico Lalane José arroja un balance positivo tanto como ciudadano, deportista, profesor universitario, empresario y servidor público.
No se considera un temerario, pero su entereza lo llevó a finales de la década del 90, con casi 60 años de edad, a convertirse junto a Claudio Caamaño y a un joven oriundo de Sabana de la Mar, de apellido Rivera, en los primeros que cruzaron a nado la Bahía de Samaná, la que considera la más hermosa del mundo.
Por su valor pudo enfrentar con éxito en el año 2001 un cáncer de colon y una metástasis en el pulmón derecho en el 2002 en un proceso que califica de dramático.
“Se pensaba que yo no iba a poder bregar con esa situación y gracias a Dios y a mi disposición de vida estoy vivo y me siento bien”, subraya Lalane José.
“Amo la vida y me empleo en estar vivo, hago esfuerzo y no me amilané en un proceso dramático”, declara.
“Yo soy un competidor de la vida”.
Llegada a la Capital
Detrás de las canas de sus copiosos bigotes hay una historia de lucha por la superación que aumentó en 1952, cuando sus padres Liza María José y Federico Lalane Demorizi decidieron emigrar de Samaná, su lar nativo, a la Capital para que la prole de cinco hijos tuviera acceso a una mejor educación.
Su carrera como empleado público comenzó varias semanas después como mensajero- sirviente en la Maternidad Julia Molina, hoy La Altragacia, donde devengaba 15 pesos mensualmente.
De ahí, junto a su amigo Teófilo -Quico- Tabar, pasó a ejercer las mismas funciones en el Banco Agrícola con un salario que multiplicaba el anterior justamente por cinco.
Paralelamente, estudiaba en la Escuela Superior de Peritos Contadores, hoy Víctor Estrella Liz , donde en 1956 hizo un bachillerato técnico que le permitió aprender taquigrafía, mecanografía y contabilidad.
Su sueño era estudiar Ingeniería Civil en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, pero además “de que costaba algún dinero”, sólo era impartida en horas de la mañana y le chocaba con su trabajo en el Bagrícola, con el que ayudada las finanzas de la familia.
En 1960 se graduó de Contaduría Pública en la UASD y tres años después inició una carrera docente que detuvo en el año 1978, cuando solicitó una licencia que todavía disfruta. En el interín fue electo vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (1968) y entre 1970-72 vicerrector de esa casa de altos estudios.
Previamente, y simultáneamente con su rol de catedrático, se desempeñó como subdirector del Departamento Financiero del Bagrícola (1962) y subdirector de la Corporación de Fomento Industrial.
Este servidor público alcanzó su pico entre 2000-2004, durante el período presidencial de Hipólito Mejía, en el que ocupó el cargo de Contralor General de la República.
Las verticales posiciones que asumió, que en algunos casos le llevaron a contradecir al Jefe de Estado (“con todo respeto señor”), fueron valoradas ampliamente por la sociedad.
“Creo que es el resultado de una vocación de respeto a la norma”, considera Lalane José, de 73 años, y padre de Federico Lalane Ureña (47 de años), Elías Marcial (45), Yudelka (42), Miguelisa (27) y Hanna Ivelise (19).
En el deporte, su pasión fue siempre el béisbol. Jugó a nivel de doble A con el equipo Faro a Colón y fue cortejado por Horacio Martínez y Horacio Álvárez para que firmara al profesionalismo, pero decidió continuar sus estudios universitarios y no da signos de arrepentimiento.
Paradógicamente, la mayor trascendencia en el ámbito deportivo le llega como dirigente deportivo del básquet, una disciplina que jugó muy poco.
En 1976 entra como vocal de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional y desde el 1980-84 preside la Federación Dominicana de Baloncesto, cuyo trabajo le catapultó hacia los principales organismos del ramo como la Fiba, Copaba, hoy denominada Fiba-Américas.
Su incursión en el mundo empresarial se produjo con negocios de financieras e hipotecarios, mayormente en los decenios del 80 y el 90, y no se vio involucrado en problemas, muy frecuentes entonces.
“Esas áreas de la actividad empresarial trajeron muchos problemas, pero por suerte, gracias a Dios y al comportamiento nuestro, todavía hay gente que quiere que uno le maneje algún dinero”, acota.
Amante de las mecedoras –de forma tal que en su casa campestre de Samaná tiene 14– pero no pretende quedarse sentado por más tiempo del que necesita para leer y descansar.
Por ese espíritu indomable aceptó el año pasado presidir la Liga Nacional de Baloncesto y en 2012 se graduará de licenciado en Derecho en la Universidad de la Tercera Edad.
“Mi madre, que era una mujer extraordinaria, decía que nunca era tarde para comenzar nuevas cosas”, destaca Lalane José, cuya imagen de hombre serio se ha solidificado con el paso del tiempo.
EL FIERO
Uno de los cinco hermanos de Federico Lalane José lo fue Heberto Jordano Lalane José, uno de los ocho hombres que acompañaron al coronel Francisco Alberto Caamañó Deñó en la expedición de Playa Caracoles (1973) con la intención de combatir el régimen del entonces presidente Joaquín Balaguer.
Lalane José habla con orgullo de su hermano menor, quien en un accidente anterior había perdido un ojo y parte de un brazo.
“El luchó por lo que creyó, hubo una respuesta... Nosotros lo apoyamos siempre”.
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