sábado, 10 de diciembre de 2022

CROACIA DEJÓ FUERA A BRASIL MUNDIAL FIFA CATAR 2022

“Brasil es favorito, pero nunca subestimen a un croata”, había advertido el entrenador Zlatko Dalic en la víspera del duelo que abriría los cuartos de final en el Estadio de la Ciudad de la Educación. Sus hombres le dieron la razón. Los subcampeones del mundo dieron el golpe: batieron a la Verdeamarela por penales, luego de empatar 1 a 1 en un partidazo, se metieron entre los cuatro mejores del Mundial de Qatar y serán rivales de la Argentina que también eliminó a Holanda por penales. Con esa dosis de sufrimiento y éxtasis que parece acompañar cada paso de los balcánicos en esta clase de torneos.


“Brasil es el mejor equipo del torneo. La calidad, las habilidades y el valor de sus jugadores son aterradores”, se había sincerado Dalic, quien había expuesto la receta para contrarrestar al favorito: achicar espacios, cubrir las bandas, cercar a Neymar, apropiarse del balón la mayor cantidad de tiempo posible, moverse en bloque y aprovechar los huecos que su adversario, en su voracidad ofensiva, pudiera entregarle.

Parecía tan simple de enunciar como difícil de aplicar. Sin embargo, sus discípulos siguieron al pie de la letra el plan durante el primer tiempo: dejaron que la Canarinha toqueteara hasta el círculo central, presionaron ordenadamente con Ivan Perisic y Mario Pasalic sumándose a la línea media y, cuando recuperaron la pelota, la movieron con prolijidad haciendo eje en Luka Modric, su veterano titiritero, a quien los 37 años no parecen hacerle mella. Además, los europeos eligieron jugar al ritmo que les convenía y nunca se prendieron en el frenesí que su rival proponía.

¿Qué ofrecía Brasil a cambio? El desequilibrio individual de Neymar y Vinícius era su mejor carta, mientras sus compañeros no conseguían entrar en sintonía. La electricidad intermitente de sus dos talentos instalaba una sensación de riesgo latente, pero en el primer capítulo no logró transformar eso en chances concretas.

La intriga era cuánto tiempo podría sostener el elenco de la camiseta a cuadros ese nivel de exigencia mental, puesto que jugaba sin margen de error en los últimos metros de su campo, y, sobre todo, físico: los balcánicos habían necesitado sangre, sudor, lágrimas y las manos de salvadoras de Dominik Livakovic en la tanda de penales para dejar en el camino a Japón el lunes, mientras que los sudamericanos habían liquidado la faena en media hora ante Corea del Sur y luego habían dosificado las energías.

El conjunto de Dalic jamás se pinchó, pero, como un globo mal atado, se fue desinflando de a poco en el segundo capítulo. No extravió la buena gestión en el medio, que no estuvo complementada con profundidad, un déficit del que adoleció durante todo el torneo (el técnico cambió cuatro veces de centrodelantero en estos cinco encuentros). Pero cada vez se le hizo más complicado contener la marea amarilla.

Tite renovó su ofensiva con Antony y Rodrygo, quienes entraron muy bien y complicaron por las bandas. El peligro se fue instalando en el área del segurísimo Livakovic, quien en el segundo período fue agigantando su figura: neutralizó cuatro jugadas clarísimas y así permitió sostener un cero que mandó a Croacia al suplementario, una instancia que conoce de sobra: de sus últimos siete partidos previos en instancias de eliminación directa en Mundiales y Eurocopas, seis le habían requerido 120 minutos de acción.

El primer fragmento de esa media hora decisiva fue una moneda al aire. Los europeos salieron revitalizados, emparejaron otra vez las acciones e incluso tuvieron una oportunidad clarísima de adelantarse, pero Brozovic no tuvo precisión tras recibir en el borde del área de Petkovic. Brasil, en cambio, no falló: Neymar, discontinuo hasta entonces, encendió el turbo, tiró una doble pared de antología entre mil piernas (primero con Rodrygo y luego con Lucas Paquetá), dejó atornillado a Livakovic y tocó a la red para ponerle la firma a un golazo, sus 77° con la casaca amarilla, que le permitió igualar al récord de Pelé como máximo anotador en la historia de su selección.

Acostumbrado a las hazañas, el elenco balcánico se jugó, a puro corazón y arriesgando a fondo, sus últimas fichas en los 15 minutos finales. Y consiguió un premio que parecía inalcanzable a cuatro minutos del desenlace y gracias a los hombres de refresco a los que había echado mano Dalic: la inició Vlasic, Orsic desbordó por la izquierda y Petkovic, con un disparo mordido, batió a Alisson y trasladó la definición a los penales.

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