Tuto Tavárez
Cada tiempo tiene lo suyo y es una necedad pretender que el pasado sea igual que el presente.
Si el pasado es igual que el presente no es pasado, es el mismo presente, aunque parezca un trabalenguas.
Hubo un tiempo, en que la moda era el merengue típico con solo güira, tambora y acordeón, después vinieron los anexos.
De ahí pasó al merengue de salón, bailando espigadito, sereno, con traje y sombrero, como distintivos de sobriedad.
Luego Johnny Ventura, Wilfrido Vargas, entre otros, lo aceleraron y se fueron sumando fenómenos como Fernando Villalona, Sergio Vargas, Héctor Acosta y una constelación.
Hubo intento de “lambada” y ahora dominan los artistas urbanos y los hip hop, son dueños de los escenarios.
Pero, la idea de esta columna es referirme al Baloncesto Superior de Santiago, donde se quiere restar méritos a los jugadores de hoy, porque no son como los de ayer.
Pero en nada, cómo le exigimos a los prometedores jugadores que salen al tabloncillo que sean como los que jugaban en los 80.
Entonces, no serían ellos, cada cosa tiene su época y sus actores, que son relevados por varias circunstancias.
Quienes vivimos los primeros años del baloncesto disfrutamos en grande a Tony Sánchez, Miguel Solano, José Caba, Mauricio Espinal, Salvador Rosado, Bombo Abreu, Yayo Almonte y una pila más.
Ahora es tiempo de jóvenes como, Oliver García, Carlos Medina, Adris Rodríguez, Ronald Tineo, Lenny Rodríguez y Aneurys Parra, por solo mencionar algunos.
¿No sirve la pelota dominicana porque ya no juegan los Rojas Alou, Juan Marichal, Manuel Mota, Chilote Llenas, Luis Polonia, Miguel Diloné o Cutá Pérez?
Es que todavía se tiene la creencia de que tiempos pasados fueron mejores, pero el bueno es el que uno vive.
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