Ken Griffey Jr y Mike Piazza fueron exaltados formalmente el domingo como nuevos miembros del Salón de la Fama del béisbol, tras cumplir trayectorias tan destacadas como contrastantes en las Grandes Ligas.
Griffey es el único pelotero seleccionado como primero en el draft que ha terminado en el recinto de los inmortales. En contraste, Piazza fue reclutado en la 62da ronda de 1988, en el puesto 1.390, el menos destacado entre todos los inmortales de Cooperstown.
“Al estar aquí me siento humilde y abrumado”, expresó Griffey. “No puedo describir cómo se siente esto”.
Piazza llega al Salón de la Fama en su cuarto intento. Griffey, quien jugó 22 campañas con los Marineros, los Rojos y los Medias Blancas, fue elegido con un récord de 99,32% de los votos, una ratificación de su limpio desempeño durante la llamada “Era de los Esteroides”.
Votado en 13 ocasiones para el Juego de Estrellas y ganador de 10 Guantes de Oro, Griffey sacudió 630 jonrones, la sexta mayor cifra de la historia, y produjo 1.836 carreras.
Asimismo, fue el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1997, remolcó al menos 100 carreras en ocho temporadas y conquistó siete veces el Bate de Plata.
Griffey, quien se quedó a tres votos de ser el primer pelotero elegido por unanimidad para el Salón de la Fama, conectó 417 de sus jonrones con Seattle. Jugó las primeras 11 campañas de su carrera con los Marineros, y permitió que ese equipo disputara las dos primeras postemporadas en su historia.
En una serie divisional de la Liga Americana, disputada en 1995, disparó cinco vuelacercas. Es apenas el segundo jugador de la historia que ha conseguido esa proeza en una serie de postemporada.
reclutado sólo antes que otros cinco peloteros en el draft, jugó 16 años para cinco clubes. Totalizó 427 cuadrangulares, incluidos 396 como cátcher, un récord de las Grandes Ligas.
Nada mal para un jugador que sólo fue reclutado por Tommy Lasorda, amigo cercano de su padre y manager de los Dodgers de Los Ángeles, lo recomendó.
A diferencia del talento innato que todos veían en Griffey, Piazza tuvo que convencer a muchos de su valía. Tuvo problemas en sus primeros años y estuvo a punto de renunciar al béisbol cuando militaba en las menores.
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