lunes, 8 de febrero de 2016

SERIE DEL CARIBE DIFERENCIA ENTRE LAS DE ANTES Y AHORA



Allá, por los años 40 y 50, las famosas Series del Caribe tenían un sabor distinto, diferente, totalmente distintas a las que se están celebrando de un tiempo a esta parte.
Fueron famosos los equipos dominicanos y no menos los de Cuba, Venezuela, Puerto Rico, México y Panamá. Cada celebración acaparaba la atención del pueblo dominicano, pues el equipo criollo y los de todos los país celebrantes estaban formados por jugadores oriundos de cada nación, no como ahora, que en uno de ellos puede ser que haya un dominicano que vendrá a jugar en contra del de su país.
Para aquellos tiempos éramos adolescentes y seguíamos con suma pasión aquellas series en que todos los jugadores eran amateurs, es decir, no profesionales.
No saltaron al profesionalismo por las barreras impuestas por el beisbol de los Estados Unidos de América, que ni siquiera permitía a los jugadores negros afroamericanos, hasta que Jackie Robinson rompió la barrera racial. Muchos años después Osvaldo Virgil resulta ser el primer dominicano en hacerlo.
Los hermanos Martinez: Toñito y Aquiles, fueron estrellas rutilantes y qué decir de Horacio Martínez. También brillaron los hermanos Lucas: Guigüi, Papito y Luis, igual el inmortal Tetelo Vargas. Aquiles fue “guante de oro” en las series de los años 41, 42 y 43, celebradas en La Habana, y en la del año 44, cuya sede fue Venezuela.
¿Y qué me dicen del gigante del box, El Loro Escalante, que cuando no lanzaba lo ponían de cuarto al bate, para utilizar su poderío? Y Junto a éste, Bombo Ramos, los Hermanos Báez, Enrique Lantiagua, Luis-Niño el Zurdo-Castro, Canín Zabala, Bebecito del Villar y Tetelito Vargas, Roque Holguín, el Gallego Muñoz y Chino Alvarez.
Y no se quedaban atrás Pepillo Aybar, Mimo Estrella, Antonio Dévora, Sancho y Miguel Tatis, Puchulán Rivera y Fernando –Nano- Valerio..
Entonces, tampoco los equipos se reforzaban con jugadores norteamericanos.
Todos estaban integrados por peloteros de los países participantes.
Eran series donde la verdadera crema del beisbol latinoamericano estaba presente. El Estadio del Cerro, en La Habana, vibraba cuando los equipos criollos iban a jugar a Cuba, con aquel carismático dirigente, que se conoció con el sobrenombre de Burrulote Rodriguez. Igual ocurría cuando en el campo contrario estaban Puerto Rico y Venezuela.
Si, la pelota de entonces tenía otro sabor. Se jugaba con más amor. Los peloteros dejaban la piel en el terreno y cuando se perdía, se perdía sin perder la gallardía y los sentimientos patrios.
Ahora son otros tiempos, donde no se pone en alto la enseña tricolor, ni los corazones palpitan con las jugadas espectaculares.
Es verdad. Son otros tiempos, diferentes a los que tuvieron lugar en las décadas 40, 50 y al principio de la del 60.


Ramón De Luna
8 de febrero, 2016

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