VICTOR GUILAMO Y SU FAMILIA |
MARIO EMILIO GUERRERO..Nativo de Santiago, Víctor Guílamo vino a vivir a la capital y no obstante ejercer su profesión de licenciado en farmacia, tenía tiempo para asistir a los eventos deportivos y redactar artículos, que luego publicaba en portales de Internet. Aunque le gustaba la mayoría de los deportes, su gran pasión fue el baloncesto, disciplina que amó hasta los últimos días de su corta existencia. A Víctor lo conocí dos años atrás y desde el primer momento que hablamos, me pidió que lo ayudara a lograr su máxima aspiración: ser un destacado cronista deportivo. Me preguntaba qué tenía que hacer para mejorar y cuando escribía sobre temas que requerían la opinión de expertos, me llamaba para que lo guiara por el mejor camino. Con el paso de los meses y a base de mucho leer e investigar, el joven Guílamo fue progresando y puliendo sus habilidades periodísticas. A mediados de la pasada semana me llamó para decirme, que había escrito un trabajo sobre el uso de las sustancias prohibidas en los prospectos de béisbol y que tal y como le había sugerido, consultó al doctor Milton Pinedo. Me envió el artículo y quedé impresionado de lo bien redactado que estaba y la destreza con que había manejado el tema en cuestión. Lo felicité y me dijo que en los días siguientes, lo iba a publicar. Lamentablemente, no pudo hacerlo porque en la madrugada del pasado martes murió de un paro respiratorio. Cuando me comunicaron su deceso, no podía asimilar la noticia y me pregunté, ¿cómo es posible que los sueños de un joven valioso, lleno de vida, deseoso de progresar, queden tronchados en un instante, sin ninguna explicación? Con su muerte, su familia, sus amigos y la crónica deportiva dominicana hemos sufrido una pérdida irreparable. ¡Descansa en paz, Víctor¡
Como homenaje póstumo a Víctor Guílamo, reproduzco a continuación, su último artículo.
El uso del Caballín
Entre polvo y condiciones infrahumanas, llega a la vida la gran mayoría de nuestros peloteros, quienes ven como un sueño firmar con una organización de Grandes Ligas, para sacar a sus familias de las condiciones en las que viven.
La República Dominicana se ha convertido en el país que más jugadores aporta al béisbol organizado, fuera de los Estados Unidos. Hasta el momento, unos 600 peloteros han debutado en la gran carpa desde que Osvaldo Virgil se convirtiera en el primer dominicano en jugar a ese nivel en el béisbol estadounidense, en 1956.
Sin embargo, en los últimos tiempos, el desarrollo y rendimiento físicos de nuestros jugadores, han sido temas de controversias dentro y fuera del país.
El pasado domingo 25 de agosto, una cadena venezolana de televisión, Globo Visión, presentó un reportaje sobre un producto veterinario llamado Caballin, usado por los prospectos dominicanos, con la finalidad de acelerar el proceso de firma con una organización de las Grandes Ligas.
En la comunidad de Nizao, provincia Peravia, a unos 65 kilómetros del capital dominicana, este producto ha provocado la muerte a varios jóvenes, que buscaban sacar sus familias de la pobreza, a través de una firma para el profesionalismo.
Este mismo año, murió un joven prospecto de la referida comunidad y la creencia general es que la causa del deceso, fue el uso de este producto. Varios medios internacionales se hicieron eco de este hecho.
El caballín es un esteroide derivado de la testosterona, con efecto anabolizante, que se administra en caballos de competencias. Éste fármaco, de uso veterinario, altera el ritmo del corazón y agranda el tamaño del mismo en seres humanos. Además, provoca alopecia, aumento de acné, alteración del carácter y elevación del estrógeno. Aunque ayuda a ganar masa muscular, sin retener líquido, provoca disfunción eréctil, agrandamiento de la próstata y ginecomastia (desarrollo de los senos) en los hombres.
Asimismo, puede causar retención de nitrógeno, sodio, potasio, fósforo y reducir la excreción urinaria de calcio, lo que incrementa la causa de infartos agudos al miocardio o un derrame cerebral.
Las autoridades dominicanas son culpables, en gran medida, de esta situación que afecta a muchos de nuestros jóvenes beisbolistas. En el país no existe un programa real de concienciación de los daños que producen los esteroides, además, de que se permite la venta de esas sustancia sin ningún tipo de control.
Los ministerios de Deportes, de la Juventud, de Salud Pública y otras entidades afines, deben impulsar la creación de un verdadero programa de educación, que vaya en beneficio de los prospectos, con la finalidad de instruir a estos jóvenes y hacerles ver el daño que están haciendo a sus cuerpos.
megkrantz@hotmail.com
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