miércoles, 17 de julio de 2013
Carlos Gómez, un pelotero transformado desde el 2011
NUEVA YORK -- A veces los momentos determinantes en la carrera de un pelotero ocurren sin que nadie lo sepa -- ni el propio jugador. En el caso de Carlos Gómez, fue una lesión.
El 20 de julio del 2011, el dominicano hizo una de las muchas atrapadas espectaculares de su carrera, tirándose de cabeza en el Chase Field de Phoenix en un partido entre los Cerveceros y los Diamondbacks.
El precio fue una fractura en la clavícula. (Curiosamente, dicha lesión fue en la misma entrada en que Stephen Drew de los Diamondbacks se fracturó de mala manera el tobillo derecho al deslizarse en el plato).
A su regreso en septiembre de ese año, Gómez tomó una decisión importante: En vez de tratar de aprovechar su gran velocidad chocando la bola y buscando embasarse, quiso dejar que sus instintos lo llevaran a ser el bateador de poder que siempre quiso ser.
"Hablé con mi dirigente (Ron Roenicke) sobre el bateo", relató en el Citi Field Gómez, convocado al primer Juego de Estrellas de su carrera . "Le dije, 'Yo creo que es tiempo de cambiar. Quiero ser yo. Tengo cinco años haciendo lo que los otros me dicen, que batee para el piso, que toque la pelota, y por cinco años eso no ha trabajado.'
"¿Por qué seguir tratando de hacerlo si no trabaja? Quería ser el pelotero que yo soñaba y que sabía que podía ser. Dije, 'Voy a tratar de batear la pelota un tanto fuerte y ver qué pasa'."
Los resultados no tardaron en llegar. A su regreso en septiembre, Gómez dio cinco del total de ocho jonrones con los que terminó el 2011. En la postemporada de ese año, bateó de 14-5, incluyendo de 4-3 con un cuadrangular en la Serie Divisional contra Arizona-la única serie de postemporada que han ganado los Cerveceros desde 1982.
Los números de Gómez han ido en ascenso desde entonces. En el 2012, el nacido en Santiago, R.D. conectó 19 cuadrangulares en 415 turnos al bate y registró su primera temporada con porcentaje de embasarse por encima de .300 (.305).
Este año el dominicano lo ha hecho todo. Con un nuevo contrato de tres años y US$24 millones en Milwaukee, Gómez lleva promedio de .295 en 336 turnos, con 14 bambinazos, 45 remolcadas, porcentaje de embasarse de .337 y slugging de .533. Encabeza las Grandes Ligas en triples con nueve y está quinto en la Nacional en bases robadas con 21 en 24 intentos.
Definitivamente, la transformación de Gómez luce completo. Desde el Juego de Estrellas del 2012, batea .288 con 28 jonrones. Y todo empezó después de una lesión hace dos años.
"En el pasado, todo el mundo me vio como alguien de velocidad que bateaba por el suelo y tocaba la bola", dijo Gómez, de 27 años. "Ahora no trato de hacer eso. Ahora cada vez que voy al plato pienso que puedo dar un jonrón por el center field.
"Esa es mi mentalidad y todo ha salido bien. ¿Por qué no seguir con esa mentalidad?"
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