EFE-----
MAR DEL PLATA, Argentina -- Con un tercer cuarto brillante, especialmente en el costado defensivo, y la garra e inteligencia de siempre, el seleccionado argentino de básquetbol le cambió el curso a un partido complicado para ganarle finalmente a Puerto Rico por 81-74, y quedó a un paso de quedarse con el primer lugar del Grupo B del torneo Preolímpico que se desarrolla en Mar del Plata.
Si bien en los segundos veinte minutos del partido, el equipo funcionó a pleno, habrá que reconocer la figura de Emanuel Ginóbili, no por los 23 puntos que lo convirtieron en el goleador, sino porque sacó la cara en el peor momento de la Argentina.
Ahora sólo queda un paso para quedarse con el primer lugar del grupo, ganarle este a Panamá. Si se aplica la lógica no debería haber problemas para conseguir esto, pero conociendo apenas a este grupo, ese encuentro será tomado tan en serio como el de este viernes.
El primer tiempo de la Argentina fue de lo peor que exhibió en el torneo. Incómodo, sin variantes, controlado y dominado por un Puerto Rico que salió a jugar con todo, con un juego muy físico y un contraataque veloz.
Por ese entonces extrañaba ver a un Luis Scola perdido, no sólo consumido por la implacable marca del rival, sino también fallando los tiros que generalmente suele convertir; también estaba perdido Pablo Prigioni, quien no conducía al equipo, y si hasta el "Chapu" Nocioni se cansaba de abollar el aro de tanto errar.
En medio de esa oscuridad, sólo Ginóbili mostraba algo de pelear. El bahiense con sus tiros de larga distancia (convirtió 2 de sus cuatro intentos de dobles y 2 de los tres intentos de triples) y las penetraciones representaban la única preocupación de los portorriqueños.
Cambió un poco la cosa con el ingreso de Juan Ignacio Sánchez, quien en ese instante manejó al equipo mejor que Prigioni, y una levantada en el nivel de Carlos Delfino, pero eso resultó poco para un equipo que sólo encestó 8 de los 22 intentos de tiros de cancha en 20 minutos.
Pero todo dio un vuelco enorme a partir del tercer cuarto. Como suele suceder en este deporte, la Argentina se apoyó en una tremenda defensa para presionar a Puerto Rico para sacarle la tranquilidad que había tenido en los dos primeros cuartos.
Ahí no hubo individualidades, los 5 que estaban en la cancha no sólo marcaban a su hombre, sino que también ayudaban a un compañero para hacer el 1-2 sobre el portador del balón.
Y esta presión la sintieron José Barea y Carlos Arroyo, quienes, presionados, ya no tuvieron ni espacios ni tiempo para darle fluidez al juego de su equipo, y entonces la diferencia comenzó a limarse. En los primeros minutos, el equipo centroamericano se puso 41-36 y a partir de allí fue borrado de la cancha.
El seleccionado metió un parcial de 16-0 (52-41) a los 5 minutos del cuarto, y fue el final de la historia, porque mientras la Argentina iba en aumento tanto en su juego como en lo anímico, Puerto Rico se hundía en un pozo del cual no podría salir.
En el último parcial, Puerto Rico tuvo una pequeña reacción y bajó a un dígito la distancia en el marcador, pero ya era imposible sacarle la victoria a la Argentina, porque la tranquilidad y el oficio del seleccionado para manejar las acciones era suficiente.
A este primer examen serio, la Argentina lo pasó con algo de susto. Lo sorprendió Puerto Rico en el comienzo, pero supo reaccionar a tiempo, llevado de la mano de "Manu" Ginóbili, pero con el acompañamiento de todos.
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