TAMPA, Florida – Hace dos años, el dominicano Teóscar Hernández lucía como otro outfielder que no terminaba de sacarle provecho a todo su talento.
Tras los primeros 39 juegos de la temporada 2019, Hernández estaba bateando .189 y, con los Azulejos enfocados en acelerar su proceso de reconstrucción alrededor de sus jugadores jóvenes, parecía que pronto iba a dejar de recibir oportunidades.
Los Azulejos bajaron Hernández a Triple-A Buffalo, donde algo cambió.
Hernández regresó con un nuevo plan en el plato, lo que era un primer paso, pero el jugador de 28 años ha sido capaz de mantener esos cambios y convertirlo en una rutina consolidada. De vuelta en las Grandes Ligas tiempo después aquella misma temporada, Hernández bateó 23 jonrones con .873 de OPS y elevó ese ritmo en el 2020, cuando dejó .919 de OPS y ganó su primer premio Bate de Plata.
Un tirón en un oblicuo del costado izquierdo mandó a Hernández a la lista de lesionados en septiembre, pero justo antes de esa lesión, el slugger sintió que estaba cerca de dar el próximo paso.
“Mis turnos eran distintos”, recordó Hernández. “Me sentía como que estaba listo para cualquier pitcheo. Estaba viendo la bola mejor que nunca”.
Revivir una carrera nunca es tan simple, pero para Hernández el meollo del asunto ha sido ser un poco más paciente.
“Antes, yo hacía mucho swing. El año pasado, mi swing todavía estaba bien, pero tomé muchos pitcheos”, explicó Hernández. “Ese fue el cambio. Estaba esforzándome bastante en ver más pitcheos y tratando de buscar una en la zona de strike, y quedarme con eso. Pienso que ese fue el cambio que me hizo mejor bateador”.
Hernández hizo mucho menos swing a los primeros pitcheos en el 2020, pero es importante ser más preciso para entender su campaña revelación. Hernández también hizo menos swing en la zona de strike en el 2020, con 62.9%, por debajo del 72.3% en el 2019 y 72.1% en el 2018.
Eso pareciese contraintuitivo a una gran temporada en el plato, pero es que Hernández ya no estaba simplemente buscando un pitcheo en strike. Estaba buscando su pitcheo en su zona y en una buena cuenta, y no saliéndose de ese lugar de confort para más nada.
Hernández ya tenía las herramientas atléticas que necesitaba. Es uno de los mejores atletas en el roster de los Azulejos, capaz de montar un show en la práctica de bateo gracias a su poder natural, y además es uno de los peloteros más rápidos de la organización. La clave para este próximo paso, dice, fue mental.
“Yo nunca me di cuenta de las cosas que tenía. Mis herramientas”, dijo Hernández. “Nunca confié en ellas. Mucha gente me quería ayudar, pensando que soy un buen jugador con muchas herramientas. Pero yo no entendía, en ese momento, que podía hacer todas las cosas que hice el año pasado. Guillermo (Martínez, el coach de bateo) me ayudó mucho. Dante (Bichette) también me ayudó mucho. Para mí, ahora mismo, lo más importante es la confianza”.
En el 2021, no hay secretos que descubrir para Hernández. Él sabe quién es como jugador, e incluso con el panorama en el outfield complicado en Toronto con cuatro jugadores y tres puestos, el jardinero derecho no está preocupado por su tiempo de juego
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