sábado, 11 de enero de 2014

LXVI CEREMONIAL CONMEMORACION TRAGEDIA RIO VERDE 11 ENERO 1948, VIDEO





(TEXTO COMPLETO DEL PANEGIRICO LEIDO POR LA RESPETADA SEÑORA DOÑA DULCE MARTINEZ ESTRELLA VIUDA FERMIN, EN EL ACTO CELEBRADO POR LA ASOCIACION DE CRONISTAS DEPORTIVOS DE SANTIAGO, A. C D S., EN EL CEMENTERIO MUJNICIPAL DE LA CIUDAD DE SANTIAGO DE LOS CABALLEROS, EN RECORDACION DEL EQUIPO DE BEISBOL DE SANTIAGO QUE PERECIO EN EL ACCIDENTE DE RIO VERDE, YAMASA, REPUBLICA DOMINICANA, EN EL DIA 11 DE ENERO DEL 1948)

Señores miembros de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santiago, ACDS.

Distinguidos invitados especiales y público en general:

Agradezco a la Asociación de Cronistas Deportivos de Santiago (ACDS), especialmente a su Presidente Lic. Carlos Manuel Estrella y al distinguido miembro Lic. Radhamés Bonilla, por haberme invitado y persuadido para participar en este acto, que cada año celebra la ACDS en este cementerio, en recordación al equipo de Santiago y sus acompañantes que perecieron en el fatal accidente aéreo de Río Verde del año 1948. Aquí estoy con ustedes, no obstante las limitaciones propias de mi edad.

Esta es la primera vez que un pariente tan cercano a algunos de los fallecidos, tiene la oportunidad de leer el panegírico en este acto.

A pesar de ser hermana de dos de los peloteros del equipo de Santiago que perecieron en el accidente, Aquiles y Toñito Martínez, vengo a recordar a todos los que fueron atrapados y vencidos sorpresivamente por la muerte hace sesenta y seis años.

Muchos de ustedes posiblemente quisieren oír de algún pariente contemporáneo a los fallecidos, algunas vivencias de aquella imborrable y dolorosa fecha, que nos conmocionó a todos.

Les cuento que el sábado, día antes del viaje estuvieron en mi casa: Grillo A, Aquiles y Toñito. Recuerdo los vi sentados en la calzada de mi casa materna en la calle Máximo Gómez, de esta ciudad, conversando animadamente, talvez del viaje del día siguiente. Ningunos tenía el mas mínimo presentimiento de la trampa mortal que el destino le tenía preparada. El equipo salió muy temprano aquel inolvidable domingo once de enero del 48.

Me llega a la memoria que todo ese 11 de enero fue un día de torrencial lluvia y de una densa oscuridad.

El domingo a prima noche, cuando el equipo se suponía ya debía haber regresado a Santiago, nadie en mi familia sabia nada de lo que había ocurrido, pero el pueblo entero parece que sí lo sabía.

Recuerdo como hoy que a mi casa, llegó muy temprano el lunes día 12 un amigo de la familia que se llamaba Guido Llenas, familia de quien fue mi distinguido y querido alumno, Winston -Chilote- Llenas. Guido llegó justamente en el momento en que una hermana mía y yo nos preparábamos para irnos a la escuela.

Guido parece que sabía lo que había ocurrido, pero no se atrevió a decirnos nada. Lo que sí nos dijo fue que como no se sabía por qué el avión no había llegado, debíamos ir con él al aeropuerto de aquí en busca de alguna información.

Salimos hacia allá, mi mamá Ana Rita Estrella, mi hermana Zunilda, un cuñado y yo, acompañados de una muchedumbre de fanáticos y amigos. Una vez allí nos dijeron que no tenían seguridad de lo que había pasado y que había que esperar. Hasta ese momento mi familia seguía ajena a lo que ya había ocurrido.

Todos regresamos a la casa y fue allá donde Guido Llenas ya no se pudo contenerse mas y exclamó desesperadamente: “murió mi compadre….murió mi compadre”,….el avión se estrelló,…” El se refería a su compadre, mi hermano Toñito.

Al oír aquella expresión una gran atribulación se apoderó de nosotros e irrumpimos todos al mismo tiempo en desgarradores gritos de espanto y desesperación, ante un hecho ya consumado que todos nos negábamos aceptar.

Amigos, allegados y fanáticos colmaron nuestra casa en aquél doloroso momento.

Días después fuimos a Rio Verde, al lugar exacto donde ocurrió el accidente, con la esperanza de identificar y recuperar los restos de mis hermanos. Recuerdo que aquel lugar era de tan difícil penetración que hasta tuvimos que alquilar un caballo para llegar al sitio.

Allí encontramos restos humanos que nadie podía identificar y también fragmentos del avión, todo ello esparcido en aquel lugar de espanto. Recuerdo que hasta llegué a recoger un pedazo de un hueso para traerlo, pero alguien me sugirió que no, ya que no se sabía a quien pertenecía.

Varios de esos fragmentos de aquellos restos fueron colocados en cajitas que fueron llevadas después, para fines de un velatorio simbólico a la Iglesia la Altagracia, para posteriormente traerlos aquí a este lugar.

Señores:

Ya han transcurrido mas de seis décadas de la ocurrencia de aquella tragedia que conmovió hondamente la conciencia de la sociedad de Santiago.

Por suerte, la ACDS con esta cita anual en este cementerio, ha logrado convertir aquella tragedia en una motivación, no solo para la juventud que practica el beisbol sino para los que nos apasiona y disfrutamos este deporte.

Queda demostrado con la presencia de todos ustedes que debemos sentirnos regocijados y a la vez agradecidos de que, no obstante lo que dijo el poeta Suárez Vásquez, de aquella vez se nos malogró la juventud y se nos marchitó la primavera, de que nuevas generaciones de grandes peloteros han vuelto a florecer, que deben imitarár la mística, el amor al béisbol, el espíritu aguerrido y el respeto al público, que siempre caracterizó a cada uno los integrantes del equipo de Santiago que aquel aciago domingo 11 de enero perdió el juego de la vida.

Desde donde todos ellos estén, deben sentirse gozosos de que todavía el pueblo de Santiago los recuerde como lo que fueron: modelos de hombres decentes y de grandes valores morales, de extraordinarios talentos para jugar pelota, que dieron lo mejor de si haciendo lo que mas le gustaba y por lo que murieron, que fue jugar pelota, pero con amor y pasión.

Termino con unas simples reflexiones:

Que sepan todos, especialmente la juventud presente, que todavía yo a mis 85 años todavía amo y adoro intensamente el béisbol. Que lo sufro, pero que también lo disfruto, y que el béisbol es un deporte que pudo demostrar que no se debe establecer diferencia porque un pelotero sea blanco y porque otro sea negro, ya que lo que debe importar es cuanto talento se tiene y con cuanta integridad se cuenta.

A la juventud de esta generación que sepa que en estos momentos de tanta inseguridad ciudadana, deben practicar béisbol, y de que afortunadamente es por el beisbol donde el robarse una base, es un logro y no un actividad anti social.

Y es que el béisbol, señores, es como una fiesta que la disfrutan no solo quienes la bailan, sino también quienes la tocan.

Por tanto, y en honor a todos los caídos en Rio Verde digamos:

¡Que vivan nuestros beisbolistas de ayer!

¡Que vivan los buenos peloteros de hoy! y

¡Que viva por siempre el béisbol!

Muchas gracias.





Dulce de Jesús Martínez Estrella Viuda Fermín



Santiago, República Dominicana,

Enero 11, 2014.





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