Daniel Barranquero----
Simplemente, no hubo partido. España acaricia su pase a la segunda ronda tras aplastar a una horrenda Polonia por 53-89.
La Selección, con una defensa soberbia y un ataque fluido durante muchos minutos, desarboló a su rival con un 0-8 de inicio, un parcial que estiró hasta el aplastante 5-25 al término del primer periodo. Las diferencias alcanzaron el rango de históricas al descanso, con un 13-49 que dejó todo visto para sentencia.
Tras el intervalo, España mantuvo el ritmo y su defensa para estirar su diferencia hasta el +48 al comienzo del último cuarto (30-78, m.31), justo antes de que Polonia empezase un proceso de maquillaje que le valió para acabar cayendo por un +36 (53-89) que hubiera firmado, visto lo visto, casi desde el primer minuto.
La defensa perfecta, el rival más débil
Reza el diccionario que una crónica es algo tan sencillo como una historia en que se observa el orden de los tiempos. Ver es sentir, sentir es relatar, relatar es transmitir y transmitir, en los ojos del receptor, es ver otra vez. Tan sencillo como eso. Pero… ¿cómo ver, sentir, relatar, transmitir y volver a ver cuando la historia no se sostiene y el rival no es rival?
“Y entonces llovió. Y a la hora seguía lloviendo. Hubo un momento que empezó a llover más y, entonces, me acosté. Cuando me desperté, seguía lloviendo”. Suena aburrido, suena monótono. ¿Cómo contar la crónica de una tormenta? ¿O la crónica de tu última compra en el supermercado? ¿Y la del España-Polonia del Eurobasket?
El partido duró dos minutos. Tres, a lo sumo, y con algo de generosidad. Los que dudó España en despejar dudas en ataque y dispararse sin piedad en el marcador. A la primera jugada, un aviso. La Selección fallaba y fallaba, sí, pero se llevaba todos los rebotes en ataque. Los polacos miraban. Intensidad, esa gran desconocida. El 0-2 inicial de Aguilar solo duró ese tiempo.
Pasado el tercer minuto Fernández anotaba, Gasol le imitaba y, a continuación, Rubiopenetraba para el 0-8. La sangría en el rebote era escandalosa. La pasividad polaca, más aún. El tiempo muerto solo sirvió para un triple de Koszarek a los 5 minutos de partido antes de dormir el resto del cuarto para alegría de una Selección que construía su diversión desde la defensa.
Robo tras robo, contraataque tras contraataque, España aplastaba a Polonia en pista. Titulares o suplentes, qué más daba. A veces Xavi Rey era el que se colgaba, en otras Sergio Rodríguezel que acertaba el triple. Y siempre presente Rudy, la constante, para sonrojar a Polonia al término del primer periodo con un 5-25 para el que no había excusas. No podía haberlas.
Tras diez minutos tan terribles sería complicado encontrarlos, pero seguro que algún optimista polaco se quedaba con el marcador como mejor aliado para seguir viendo el partido. Porque, si con un 24-4 este sábado contra Croacia hubo remontada, ¿por qué no confiar 24 horas después tras un 25-5 de inicio? La fe duró poco más.
La defensa de España era sublime, sí. Líneas de pase controladas, las ayudas funcionando como en perfecta maquinaria. Y no debe ser casualidad, más allá de la dinámica que está tomando el torneo de anotaciones bajas y partidos grises, que los topes negativos de los equipos, muchos de tintes históricos, sean con España como oponente. Pero con una Polonia tan desangelada, cualquier análisis técnico siempre irá con asterisco.
Sergio Rodríguez, veloz y acertado desde lejos, seguía aportando su chispa para que España no bajase el ritmo (9-36, m.14) y pese a que Polonia compensó la tendencia en el rebote, quedaban 26 minutos de trámite eternos para ambos. Quizá, en esos instantes, el verdadero mérito de España fue seguir tomándose en serio a un equipo que, simplemente, no se respetaba a sí mismo.
Los mejores anotadores por España fueron: Rudy Fernandez 21 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias, Marc Gasol 20 puntos y 6 rebotes, Ricky Rubio 19 puntos y 5 asistencias, Jose Manuel Calderon 13 puntos y 4 asistencias.
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