Sin embargo, para este joven de 27 años con rostro de adolescente, que ha pasado casi la mitad de su vida sobre un monopatín, se trata simplemente de una pasión que le permite sentirse completamente libre.
"Esto está dentro de mi, no he tenido a nadie diciéndome lo que tengo que hacer. Siento que estoy volando, que es mi momento, y no tengo nada en mi mente. No tengo miedo sino respeto. No puedes tener miedo porque te puedes dar un golpe",dijo Tolentino a Efe.
Tolentino es el único dominicano que ha alcanzado el nivel profesional en este deporte, que aprendió en las calles de Queens, y ostenta el récord mundial del salto ("ollie") más alto, como 45 pulgadas (1,14 metros) en una competición en Nueva York en 2008.
Esta afición le ha permitido viajar para participar en competencias y ofrecer talleres, e incluso en 2001 actuó en el filme independiente "Pablo On Wheels", que le valió una nominación como mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Greenville (Carolina del Sur).
Una de las cosas que más disfruta, casi tanto como estar sobre su "skateboard", es hablar con niños y jóvenes, con los que comparte en diversos países, respaldado por la marca Red Bull.
El dominicano también participa como jurado en diversas competiciones y, de hecho, está en Panamá para eso, para luego por Guatemala y Colombia.
La vida de Tolentino, un chico humilde que nació en la ciudad de Puerto Plata y fue traído a Nueva York cuando tenía seis meses, cambió cuando su madre pudo reunir el dinero para comprarle un monopatín.
"Yo era muy hiperactivo", confiesa. Canalizó toda esa energía en el que se convirtió desde entonces en su inseparable compañero, ya que lo llevaba a la bodega, a visitar los familiares e incluso "hasta para dormir".
"Comencé a buscar grupos y parques donde practicar, donde siempre hay esa cultura. Había chicos de diversos países a los que no les importaba de dónde era o que si era dominicano estaba supuesto a jugar béisbol. Eso me animó mucho", indicó Tolentino, que también recurrió a vídeos para aprender.
El monopatín le ayudó también a mantenerse alejado de los problemas que se enfrentan en las calles y su dedicación y esfuerzos rindieron frutos cuando diversas empresas comerciales comenzaron a auspiciarle y así ha viajado a Francia, Alemania, Brasil, México, Puerto Rico y Nicaragua, entre otros lugares.
Practicar este deporte también tiene sus peligros y Tolentino no estuvo ajeno a ello cuando sus rodillas dieron muestras de agotamiento, lo que le obligó a reposar durante seis meses, periodo en el que pudo meditar y aprendió que lo espiritual está estrechamente vinculado a lo que hace.
"En esos seis meses comencé a practicar Kung Fu, meditación para buscar serenidad, energías positivas para ayudar a los chicos. Aprendí que uno tiene que hacer algo más que deporte",indicó Tolentino, que agradece a su madre Josefina Mencía, asistente de enfermera, por lo que él ha logrado.
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