CUANDO ESTADOS UNIDOS LE QUITE EL BLOQUEO A CUBA ESTOS CASOS DEJARAN DE VERSE, ASÍ QUE YO INVITO AL REDACTOR DE ESTA NOTA A CAMBIAR LA DIRECCIÓN DE LA MISMA YA QUE NO ES EN DOMINICANA QUE ESTA EL PROBLEMA ES EN ESTADOS UNIDOS Y CUBA.
JORGE EBRO..Yoenis Céspedes debe pagar. Antes de entrar a discutir cualquier tema relacionado con lo dispuesto por un tribunal dominicano, queda claro que el señor Edgar Mercedes proveyó al cubano de servicios indispensables para que hoy se hable del jardinero de los Atléticos de Oakland como un referente establecido en las Grandes Ligas. Así que repito, debe pagar. Lo que no debe pagar es la cantidad criminal que se le exige.
Por mucho tiempo que lo haya tenido a su amparo, por mucha alimentación, ropa y entrenamiento que le hubiera proporcionado y por cualquier contacto con los mecanismos de la gran carpa, lo que hoy este tribunal dominicano le ha concedido a Mercedes es algo que escapa al sentido común y la práctica de lo que, a mi entender, es la ley de representación en los Estados Unidos respecto a los deportistas de élite.
Mercedes exige -y el tribunal le complace- un 22 por ciento del salario total de Céspedes, el equivalente a casi $8 millones de los $36 que le ofrecieron los Atléticos al pelotero por cuatro temporadas. Al parecer es una práctica que estos llamados “buscones’’ cobren cifras exorbitantes por los jugadores bajo su área de influencia, pero a este señor se le va la mano y por un período relativamente breve de apoyo está convirtiendo al muchacho en un asalariado suyo.
Céspedes, evidentemente, firmó algún documento y aceptó pagar esta suma una vez que se estableciera en Las Mayores, pero esto lo hemos visto ya tantas veces en que personajes se aprovechan de la desesperación de los cubanos, quienes en su vida dentro de una sociedad cerrada jamás han visto un contrato ni documento legal, y logran pescar en un río demasiado turbio, cenagoso.
El caso del doble campeón olímpico Guillermo Rigondeaux y el de su mánager Gary Hyde es un ejemplo. El empresario irlandés viajó a La Habana y regresó a Europa con un papel donde el boxeador se comprometía a reconocerlo y darle un porcentaje de su bolsa, una vez que iniciara su carrera profesional, a cambio de unos cuantos miles de dólares que le permitiesen en esos momentos capear el temporal de la vida en la isla
Para escapar de Cuba, y yo sé bien sobre la dentellada psicológica de esta desesperación, Céspedes habría firmado cualquier cosa, sin mirar y sin pensar. Si por una parte dejó atrás un sistema que le impedía la libertad total, hoy se ve envuelto en una situación donde su libertad financiera, más allá de su salario total, se ve comprometida, porque al final va a estar jugando para él y para pagar esa deuda absurda.
¿Cuánto cuentan los servicios de Mercedes? Algo, sin duda y no poco. Perfecto. Pero nadie en su sano juicio pediría un 22 por ciento del salario total. En este país la ley es clara y no por gusto se les llama “agentes certificados’’ a aquellos que negocian en nombre de los jugadores. Los Scott Boras de este mundo no cobran más allá del cinco por ciento a sus clientes. Si violentan esta ley sus licencias son revocadas para siempre. En el acto.
Esta batalla legal podría afectar el rendimiento de Céspedes. Los abogados de Mercedes dicen tener las herramientas para embargar bienes y retener los sueldos del cubano. La cosa, desgraciadamente, no se detiene ahí. Mercedes pretende entablar otra demanda por daños y prejuicios buscando todavía más dinero y si ya un tribunal de arbitraje dominicano le dio la razón una vez, no habría nada extraño que se la den dos.
Esta historia estoy seguro de que volverá a repetirse, con otros actores, pero con un guión similar. Como Céspedes en su momento, quién sabe cuántos hoy en la isla esperan por una oportunidad para escapar e intentar el camino de las Grandes Ligas. Y como Mercedes, seguro, habrá otros dispuestos a asumir el riesgo con el interés de cobrar un contrato leonino, disfrazados de salvadores.
Al final queda claro, por encima de todo, la indefensión de los peloteros cubanos. Por cada Céspedes que alcanza el sueño, quedan decenas en el camino, en Dominicana, Nicaragua o México, para citar tres países, que se pierden por diversos problemas, pero por una razón principal: la falta de un marco legal ordenado y limpio, y el respaldo efectivo de una nación. Son números en el viento.
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