miércoles, 14 de septiembre de 2011
Los premios del Preolímpico
ESPN...MAR DEL PLATA -- Finalmente, el Preolímpico llegó a su fin. Argentina se quedó con toda la gloria en casa tras derrotar a Brasil en una final apasionante, mientras que República Dominicana venció a Puerto Rico en el partido por el tercer y cuarto puesto, y quedó mejor perfilado de cara al torneo repechaje hacia Londres 2012.
Con el torneo ya convertido en historia, presentamos en ESPNdeportes.com los premios individuales de Mar del Plata.
Sin más preámbulo, tiramos la alfombra roja. Pasen y vean.
PremioJugador
El mejor armador
Marcelo Huertas, Brasil: Si el dios griego Cronos hubiera podido convertirse en un personaje posmoderno, hubiese elegido ser el cerebro del seleccionado brasileño de básquetbol. Huertas ha demostrado ser el mejor base de la competencia y también el mejor jugador, porque de sus manos salió un desparramo de talento para aprovechar lo mejor de sus compañeros. Punta de lanza del triángulo equilátero con Tiago Splitter y Guillherme Giovannoni, Marcelo ha sido el abanderado de la idea nacida del espíritu basquetbolístico de Rubén Magnano. Gracias a su talento, nadie extrañó a los tres NBA que se ausentaron. Un asesino de segundos en cuartos definitorios. Un jugador que llevará a Brasil muy, muy alto.
El mejor escolta
Manu Ginóbili, Argentina: ¿Quién puede descubrir algo al nombrar el apellido Ginóbili? Absolutamente nadie. Más allá de su cartel de figura emblemática y de embajador albiceleste en el mundo, Ginóbili se puso el saco de figura cuando la pelota, ante Puerto Rico, quemaba como una bola de fuego. Cuatro triples casi en fila le dieron al equipo de Julio Lamas el despegue directo hacia algo importante. Manu fue la pieza fundamental de Argentina para conquistar el último tren a Londres. Siempre es atractivo ver esos movimientos de plasticidad para penetrar la materia, anotar a distancia y volar en defensa. Si el básquetbol buscara un súper héroe, Manu sería el hombre araña. Es más: capaz que es y aún no nos dimos cuenta de preguntarle.
El mejor alero
Marcus Vinicius, Brasil: Rubén Magnano no sólo remodeló el equipo brasileño en materia defensiva, sino que ante la falta de sus NBA despertó talento dormido. Marcus Vinicius hizo un torneo maravilloso, aportando en los dos costados de la cancha producto de su versatilidad y su mano prodigia a distancia. Es increíble lo que puede hacer un entrenador en la cabeza de un jugador: si esto mismo se le hubiera pedido a Marquinhos hace un par de años, no podría haber sido posible. Pensemos en lo que viene para Brasil: cuando tenga a sus NBA, será un candidato de peso en Londres 2012.
El mejor ala-pivote (y MVP)
Luis Scola, Argentina: Creo que la única manera de detener a Scola en la final ante Brasil era encerrándolo en el vestuario y tirando la llave en el mar. Había estado flojo en el costado defensivo en los partidos previos, pero en la final volvió a ser el gigante de talento y corazón que se había visto en Turquía 2010. Como decimos siempre, el gran capitán argentino es un boxeador de 2.06m en la llave: nadie utiliza los pies como él, quien aprovecha, como un dominicano entusiasmado, para hacer bailar a su pareja en un espacio tan chico como un mosaico. Campeón, MVP y en el quinteto ideal. Una historia súper conocida para un talento de su talla.
El mejor centro
Al Horford, República Dominicana: Poder ver talento All-Star en un torneo de estas características es como ver pasear un roll-royce por la puerta de mi casa. Horford es increíblemente bueno en un torneo en el que no abundan tantos centros de jerarquía. Juega bien de espaldas, de frente al aro, defiende y hace jugar a los compañeros. El tercer puesto de Dominicana tiene marcado a fuego el nombre de este jugador. Cuando John Calipari cuente con un base natural de nivel, tendrá un equipo realmente temible.
Jugador revelación
David Cubillán, Venezuela: Llegó con un cartel haciendo auto-stop para llegar al estadio y regresará en una limousine con saco de alto corte. El base armador de Venezuela fue el socio ideal de Greivis Vásquez en el armado y mostró que su talento en Marquette puede tener destino NBA en un futuro cercano. Es una serpiente endiablada en ofensiva y un guardaespaldas de primera línea en defensa. Para que Vásquez pudiera hacer lo que hizo, necesitaba otra preocupación en el perímetro. Cubillán fue ese hombre. Cubillán, en otras palabras, pasó del ostracismo al cielo de las estrellas.
El hombre del futuro
Kelly Olynik, Canadá: El ala-pivote lució como el hombre más descarado del torneo, teniendo en cuenta su juventud. En un grupo de pistoleros, fue un Billy The Kid de una altura prominente. Llegó como un completo ignoto y terminó siendo eje de referencia de los dirigidos por Leo Rautins -antes de su renuncia, claro- en la zona pintada. Hay que estar muy atentos a este talento en crecimiento, porque es un interno que defiende, toma rebotes, ataca el aro de espaldas y también de frente. Tiene algunos movimientos que recuerdan a Dirk Nowitzki en sus comienzos. Recuerden este apellido - y su foto- porque en unos años lo correrán para conseguir su autógrafo.
El mejor estratega
Eric Musselman, Venezuela: Lo sé, no se pongan inquietos: Rubén Magnano primero y Flor Meléndez después podrían haber conseguido este galardón. Okey, a mi entender Musselman revolucionó el básquetbol venezolano, que llegó a la preparación con un cartel de Cenicienta y terminó siendo la grata sorpresa con el quinto puesto en el Preolímpico. Consolidaron un grupo de jugadores jóvenes y talentosos, que han llevado adelante conceptos de básquetbol FIBA y ritmo de NBA. La defensa zonal ajustada, el básquetbol ordenado en mitad de cancha y el comportamiento grupal no ha sido habitual en un equipo Vinotinto en los últimos años. Compren este mensaje: hablamos de la mejor selección de Venezuela de la última década. La Federación debería rescatar esto cuando piense la renovación del entrenador estadounidense.
El jugador de la gente
Jack Michael Martínez, República Dominicana: Si bien ha sido un maestro del básquetbol dominicano por años, en este torneo ha encontrado su punto de mate. Su pelo afro, sus movimientos sacrificados, sus gritos, hicieron que su mensaje conspire con el público que llegó al Polideportivo Islas Malvinas. "El Viejo Jack", decía una y otra vez nuestro colega José Gómez en cada uno de sus puntos. Martínez fue el cerebro FIBA en un equipo en el que todos miraban a los tres NBA. Nadie puede estar ajeno al poder de voluntad de este hombre, quien hace algunos años sufrió un accidente automovilístico que casi lo deja paralítico. Por Jack, siempre vale pagar la entrada, y los cantos de los fanáticos de República Dominicana que llegaron a Mar del Plata lo hicieron sentir de esa manera.
La gran decepción
Charlie Villanueva, República Dominicana: quizás se está por estrenar el Fantasma de la Ópera en Mar del Plata y Charlie V está buscando el papel protagónico. Esa sería la única explicación para entender el flojísimo rendimiento del ala-pivote de los Detroit Pistons en este Preolímpico. Es cierto que sufrió una lesión en el tendón de aquiles cuando el equipo dominicano se preparaba para el torneo, pero nunca llegó a ponerse en forma: se lo vio con sobrepeso, flojos movimientos y estático en el costado defensivo. Nadie duda del talento de este hombre, pero en la conquista del equipo de John Calipari del tercer puesto, Villanueva fue un truco de magia: nada por aquí, nada por allá.
La rueda de auxilio
Hernán Jasen, Argentina: cuando se lesionó Andrés Nocioni, los suspiros se multiplicaron en el Polideportivo Islas Malvinas. ¿Quién podrá defendernos ahora? Jasen tomó esa posta y se convirtió en uno de los preferidos de la gente. No sólo mostró el corazón y el sacrificio del Chapu, sino que fue el jugador estratégico por definición de Julio Lamas. Para que se entienda: es el único alero versátil, con carga al rebote y con juego agresivo sin el balón que puede darle a Argentina lo que le dio antes Nocioni. Algo más: su presencia convirtió a todos los quintetos albicelestes en naturales, dándole rigor físico a un equipo que necesitó siempre algo de apoyo en la pintura. Su tapa a Tiago Splitter en la final ante Brasil es el ejemplo claro de lo que fue este jugador en el torneo de Mar del Plata.
Volando bajo el radar
Andrés Rodríguez, Puerto Rico: ¿Cómo se sale a la cancha, en Puerto Rico, detrás de Carlos Arroyo y José Juan Barea? Rodríguez nos dio clases de cómo ser productivo sin lastimar la insignia de los jugadores estrella. Este hombre fue fundamental en la estructura que planteó Flor Meléndez, ya que no sólo fue muy seguro trasladando y asistiendo a sus compañeros, sino que se transformó, citando un libro de Julio Cortázar, en el perseguidor y otros relatos. Rodríguez es un jugador extraordinario para presionar a un portabalón: enérgico, activo, asfixiante sobre el dribbling. Fue, sin dudas, una de las sorpresas de este torneo. Siempre que le tocó entrar estuvo a la altura. No es poco.
Espíritu Dennis Rodman
Renaldo Balkman, Puerto Rico: este muchacho se siente como un pez en el agua cuando surje el roce. Le gusta meterse en peleas y es el típico jugador que, debido a su carácter, convierte los partidos en apartados de playground callejero. Contra Venezuela, armó un escándalo por una falta de Greivis Vásquez -dura, es cierto- cuando su equipo iba ganando por más de 20 puntos de diferencia. ¿El resultado? Gresca en el medio de la cancha y un golpe de puño de Néstor Colmenares sobre Balkman. Colmenares y Balkman salieron expulsados y lo primero que pensé fue lo siguiente: ¿Puede alguien ser tan tonto como para hacerse expulsar cuando está arriba por doble dígito en el marcador? La vida está construida con el don de la sorpresa. Todo puede ser posible.
Víctima de su talento
José Juan Barea, Puerto Rico: existe un lugar común que tiene que ver con apuntar todos los dardos al hombre que hace algo diferente en la cancha. Los silbidos, los insultos, y las quejas apuntaron en el Polideportivo Islas Malvinas al pequeño genio boricua. La realidad es que Barea no hizo otra cosa que jugar bien y estuvo a un solo tiro de enviar a Puerto Rico a Londres 2012 de manera directa. El público no le perdonó a Barea su pedido constante de explicaciones a los árbitros, pero la realidad es que si hay algo que había que hacer en este torneo, con los jueces, es tratar de entender sus decisiones. En síntesis: Barea estuvo en la mira del público en el partido ante Argentina de semifinales y siguió ante Dominicana por el tercer y cuarto puesto. Situaciones extrañas que ocurren a medida que avanzan los torneos.
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