SANTO DOMINGO. Que un equipo contrate a un jugador en el básquet superior dominicano y al terminar la relación o el torneo (o varios años después) al atleta se le adeude dinero es una práctica común.
También sobran los casos donde jugadores abandonan un conjunto en pleno torneo para aceptar ofertas más atractivas en otra competencia.
Esto así a pesar que en 2007 la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) instauró un tribunal que, en caso de haber contrato por escrito donde se establezcan ciertas cláusulas, la parte afectada puede demandar al incumplidor y, de fallar a favor del demandante, el dinero se tiene que pagar.
Desde que se instauró el FIBA Arbitral Tribunal (FAT), un total de 155 casos han sido conocidos. Se puede apelar a esta instancia si cuando se firma el contrato se incluye en el mismo la cláusula FAT.
Sin embargo, los trámites burocráticos y los bajos montos de los contratos que se pagan en el país son las principales razones por la que todavía no hay un precedente de casos FAT relacionados con el básquet criollo.
Para apelar ante el tribunal de la FIBA, el jugador debe pagar tres mil euros, el agente del mismo (que debe tener licencia FIBA) tiene que pagar mil euros para un total de RD$206 mil a la tasa actual. El equipo debe pagar cuatro mil euros.
Los gastos en que incurran las partes, como envío de fax a la sede de la FIBA en Ginebra, Suiza, también corren por su cuenta.
Para Julián Suero, uno de los dos agentes criollos con gafete FIBA (el otro es Luis Rafael Madera) en el país cualquiera hace las veces de representante de jugadores sin conocer los reglamentos y sus derechos, una practica que debe ser regulada y vigilada por la Federación Dominicana de Baloncesto.
"Además, el porcentaje que se gana un agente es tan bajo que uno entiende que no vale pena hacer el intento. En la mayoría de los casos sería más la sal que el chivo", dijo Suero.
El equipo turco Besiktas incluyó ese acápite en el contrato de US$4 millones y dos años con el que ató a Allen Iverson en octubre pasado.
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