Los orientales se impusieron sábado y domingo a los cibaeños, a quienes dejaron en una carrera en 18 entradas y han ganado 4 de los 5 partidos del Todos contra todos frente a los amarillos.
El partido previsto para las 5:00 de la tarde comenzó casi una hora más tarde debido a las lluvias previas.
El triunfo fue para Raffi Vizcaíno (1-0), la derrota para Carlos Hernández (1-2) y el juego salvado para Wirfin Obispo (1).
Por las Águilas abrió Hernández, quien trabajó con calidad en 6.0 entradas, enfrentó 26 bateadores, permitió una carrera inmerecida, le dieron 7 hits, no regaló transferencias y abanicó a 3 adversarios. En la parte de atrás del encuentro, subieron al box Joel Peguero (7), Richard Rodríguez (8) y Fernando Abad (9).
Por las Estrellas inició Domingo Robles con una labor de 4.0 episodios en blanco, admitió 4 imparables, una base por bolas y ponchó a 5 de los 16 bateadores que enfrentó. Los relevistas de los elefantes fueron Enmanuel Clase (5), Vizcaíno (6), Oliver Pérez (7), Román Méndez (7), Williams Jerez (8) y Obispo (9).
Los verdes fueron los primeros en anotar con una vuelta en la cuarta entrada, cuando Jeimer Candelario se embasó por error y anotó con doble de Danny Santana y en el séptimo ampliaron el marcador 2-0 con imparable de Ramón Flores, quien robó segunda y anotó por cohetazo al central de Gustavo Núñez.
Los dueños de la casa tuvieron suerte en el “Lucky Seven” terminando con 15 ceros corridos de los verdes cuando Johan Camargo negoció boleto, avanzó a segunda por imparable de Elier Hernández y anotó con metrallazo de Juan Lagares.
En el noveno, los paquidermos pusieron la tapa al pomo cuando Junior Lake, bateando de emergente con Cristian Pache en tercera y dos outs, despachó un largo cuadrangular para poner la pizarra 4-1.
La ofensiva aguilucha fue encabezada por Aneury Tavárez, Yairo Muñoz y Lagares, con dos imparables; Geraldo Perdomo, Camargo y Elier Hernández, un sencillo.
Por los visitantes, Rainer Núñez y Candelario, dos incogibles; Lake, un jonrón; Santana y Pache, un doble; José Briceño y Flores, uno por terreno de nadie.
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