miércoles, 24 de mayo de 2017

En su 20ª temporada en MLB, Bartolo Colón sigue amando el juego



EL GOLPE del bate produce aplausos en ironía por parte de la multitud en Citi Field. No es un batazo largo, ni siquiera una línea veloz. Sin embargo, los 28.113 asistentes se levantan. Han estado esperando en medio de vientos de 40 grados F de temperatura para que algo interesante, cualquier cosa ocurra. Y así ha pasado. Bartolo Colón, el ahora ex miembro de los Mets de Nueva York de 43 años de edad, favorito de la afición y un bateador notoriamente mediocre, ha hecho contacto con su madero. Colón trota en tres cuartas partes de la vía a primera base, se devuelve y trota de regreso al dugout de los Bravos de Atlanta... Todo sosteniendo su bate.







Con 5 pies 11 pulgadas (1,57 m) de estatura y 285 libras (129 kilos) de peso, Colón se ve fuera de lugar en un parque de pelota, incluso cuando no está cargando con su madero por las bases. Sin embargo, aquí está, con 235 triunfos de por vida, a nueve de superar a Juan Marichal, miembro del Salón de la Fama, como el lanzador dominicano con más triunfos en la historia de las Grandes Ligas. Ha acudido a cuatro Juegos de Estrellas, ha ganado el premio Cy Young, es el último pelotero activo que formara parte de los Expos de Montreal, además de ser el protagonista de incontables archivos GIF y videos en YouTube celebrando sus logros, su redonda panza y su andar de pingüino. El único jonrón de Colón ha sido objeto de homenajes poco usuales, incluyendo una historia oral en el diario USA Today, una tarjeta de béisbol de edición de coleccionistas de la marca Topps y un video que mezcla su cuadrangular con imágenes del clásico film "The Natural" (El Mejor).


Esta apertura en Queens, el 5 de abril, es el regreso a casa del serpentinero. Durante las tres temporadas previas, Colón jugó un rol integral en el resurgir de los Mets, que los llevó a la postemporada en años consecutivos. Como Met, Colón acumuló 196.1 innings, efectividad de 3.90 y un WHIP de 1.23. Cuando firmó con los Bravos de Atlanta, el as de los Mets Noah Syndergaard envió un tuit con un emoji de llanto.


Después de este encuentro -- una salida de dos hits, una carrera y seis entradas para Colón -- al manager de los Bravos Brian Snitker se le preguntó si alguien le dijo a Colón que debía soltar el bate. Snitker se ríe. "A su edad, con 20 años en las Grandes Ligas, puede hacer lo que le dé la gana".

Bartolo Colón se ha convertido en una especie de ícono de culto en el béisbol. Pouya Dianat/Atlanta Braves




Esta no es la primera ocasión en la cual Colón ha sostenido un bate de Grandes Ligas más tiempo de lo necesario. Recordó su famoso cuadrangular, en un partido en mayo pasado en el Petco Park, con una recta de 90 millas por hora de James Shields. La ocasión fue denominada por el narrador de los Mets como "uno de los grandes momentos de la historia del béisbol" durante su transmisión. "Ha pasado lo imposible. ¡Bartolo Colón la envió para la calle!"


Colón, el jugador que más ha tardado en disparar su primer jonrón en la historia de las Mayores, sonrió en el momento que hizo contacto. Por un súbito segundo, parecía que quería soltar el bate. Por el contrario, lo levantó sobre su cintura. Fue un instinto compulsivo o falta de experiencia, pero Colón sostuvo el madero hasta que llegó a la mitad del camino a primera base. O quizás fue otra cosa. Posiblemente, le gusta demasiado sostener un bate de béisbol.

Bartolo Colon es el jugador más viejo en la historia de las Grandes Ligas en conectar su primer cuadrangular en su carrera. Denis Poroy/Getty Images




ESTA TEMPORADA es la 20ª de Colón en las Mayores, pero su historia en este deporte se originó décadas antes. Su pueblo natal de Altamira, República Dominicana, es una población rural de 26.000 habitantes en cuyo centro hay un estadio de béisbol cuya entrada tiene una estatua a tamaño natural de Colón. De niño, pasaba las tardes y fines de semana bajo el ardiente sol caribeño, cosechando frijoles y transportando pesadas bolsas por el pueblo, junto a su padre.


"Desde niño, fue muy fuerte", su padre, Miguel Valerio Colón, comentó al diario The New York Times. "Era capaz de cargar hasta 1,000 sacos de granos café en un día".


En sus recesos laborales, Colón soltaba los sacos de café y jugaba varios innings con los niños vecinos. Usaban pelotas de tela. Aprendió su precisión lanzando piedras a los cocos y mangos. Jugaba hasta que era hora de volver a cargar los sacos.


"Disfruta el juego. Cuando lanza, no parece que tuviera malos momentos", dice el as de los Bravos, Julio Teherán, lanzador de 26 años. "Cuando saca un out, lo disfruta. Cuando concede un jonrón, usualmente sigue siendo la misma persona".


Ver jugar a Colón produce la sensación que el béisbol (sin importar si es un partido de la Serie Mundial o atrapar lanzamientos en un entrenamiento) le recuerda a su hogar. Durante la temporada muerta, afirma, participa en una liga de softbol de noche de viernes, como bateador (obviamente, afirma, batea jonrones). Una foto de Colón, en su uniforme de softbol, conectando una línea, puede ser vista en su página de Facebook, con la leyenda "Bateando". Hay un video saliendo del terreno y sosteniendo una pelota de softbol. La leyenda dice: "¡¡¡¡Lo que me gusta!!!!".


"Soy un hombre feliz", afirma mediante un traductor. "Recibo la oportunidad de trabajar, y esa es la razón por la que salgo (a jugar). Quiero seguir haciéndolo".


El obvio amor de Colón por el béisbol (sin mencionar su tipo corporal, durante mucho tiempo punto de atención para sus aficionados y detractores a la vez) lo ha convertido en una especie de ícono de culto en el béisbol, a pesar de una suspensión por supuesto consumo de sustancias prohibidas y una carrera de altibajos (Colón ha lanzado en cinco temporadas menos de 100 episodios, incluyendo un periodo de cuatro años (entre 2006 y 2009) en el cual nunca hizo más de 19 salidas). Como muestra de amor, sus aficionados lo apodaron Big Sexy. Para ridiculizarlo, el New York Post tituló un artículo como "LARDBALL" ("Pelota de manteca").


"Siempre he tenido confianza en mis habilidades atléticas y mi tipo corporal", dice Colón.


En el invierno de 2013, los Mets enviaron en dos ocasiones al jugador del cuadro Rubén Tejada a un campamento de ejercicio y nutrición para ayudarle a perder peso. Meses después, luego de siete entradas en blanco, el manager de los Mets Terry Collins sacó a Colón del partido. Colón caminaba hacia el dugout, se detuvo en frente de Tejada, agarró su panza con ambas manos y la sacudió de arriba abajo.


"Tiene una gran personalidad", dice Alex Rodríguez, ex compañero de Colón y el bateador más difícil al cual Colón se haya enfrentado, de acuerdo a sus propias palabras. "En un deporte que a veces carece de un poco de gracia, creo que él ha aportado su estilo".


Incluso, a pesar de su obvio amor por el béisbol ha confrontado dificultades personales y profesionales que le han forzado en oportunidades a cuestionarse si seguiría lanzando o no. A principios de la presente década, indica Colón, se encontraba "mentalmente agotado del béisbol". En 2009, su yerno fue asesinado. En 2010, se lesionó su hombro por segunda ocasión. En 2014, su madre falleció víctima del cáncer de mamas.


"Pasé por varias... dificultades con mi juego y también por cosas personales. En ese momento, no pensé en el béisbol. Sin embargo, afortunadamente, tuve amigos y familiares que me alentaron a volver".


"Soy el primero en decir que estoy sorprendido que sigo pitcheando".


LOS BRAVOS, por lo menos, están felices que prosiga. Este es un año clave para la organización de Atlanta. El club inauguró el SunTrust Park, un estadio por $622 millones de inversión financiada con dinero público. Su manager no tiene experiencia en Grandes Ligas como dirigente, sin contar los 124 juegos finales de la temporada pasada, en la cual los Bravos acumularon 68 triunfos. Colón es el segundo abridor de la rotación, el veterano después de Teheran.


"Lo veo reunirse con los muchachos todo el tiempo", dice Snitker. "Los muchachos lo buscan para oír los consejos que tiene para ofrecer. Estarían locos si contaran con un recurso así y no lo aprovecharan".


Por supuesto que, aunque sea toda una presencia veterana, Colón mantiene su felicidad de niño. Su primer intercambio con su futuro compañero en los Bravos Dansby Swanson se produjo el año pasado a finales de septiembre en un partido con implicaciones de playoff. Colón tuvo una salida sólida hasta el séptimo inning, más fue sustituido luego que Swanson bateara un sencillo con dos outs. De regreso a la cueva, Colón se detuvo y se quedó contemplando a Swanson (con quien nunca había cruzado palabra).


Sus ojos se encontraron, y Colón amenazó con embestir al novato. "Me veía como si fuera a azotarme o algo así", dice Swanson. "Fue muy gracioso porque se estaba riendo mientras me veía".


Durante una sesión en los entrenamientos primaverales, Colón y el relevista Arodys Vizcaino se lanzaban pelotas a 60 pies (18 metros) de distancia. Colón es visto frecuentemente con su paisano de 26 años de edad, hablando sobre el béisbol, dándole consejos y trabajando en los movimientos y precisión de los pitcheos.


"Me gustaría tener su forma de ver las cosas", afirma Vizcaíno mediante un traductor. "Todo lo toma con calma. Se ve tan relajado y confiado".


Durante los entrenamientos primaverales, Colón recibió uno de los envíos de Vizcaíno y frunció el ceño, con una mirada similar a la que uno puede dar cuando huele un trapo sucio. Vizcaíno vio el rostro de Colón y sonrió. Colón recibió dos pitcheos más y sacudía su cabeza en cada ocasión. Vizcaíno frunció el ceño. Colón no aprobó la forma de ejecutar de Vizcaíno, y este se frustraba. Finalmente, después de la cuarta recepción, Colón asintió y sonrió.

Aunque su efectividad en esta temporada es la peor de su carrera, Bartolo Colón dice que nada le encantaría más que seguir jugando. Pouya Dianat/Atlanta Braves




ESTE ES igualmente un año clave para Colón. Comenzó la temporada de forma pobre, concediendo al menos cuatro carreras en cinco de sus nueve salidas y acumulando efectividad de 6.38, la peor de su carrera. Aun así, ha obtenido dos triunfos, que lo acercan al récord de Marichal.


La carrera de 16 años en las Mayores de Marichal fue efectiva debido a su habilidad para colocar rectas en cualquier lugar que quisiera, incluso cerca de la cabeza de un toletero. Su movimiento incluía una fuerte patada que ponía a su spike izquierdo cerca de su rostro y luego se estrellaba contra la tierra. Su ímpetu en ocasiones lo ponía de rodillas. Su movimiento era pitcheo y también parecía el baile de capoeira.


Colón ha vivido en las Mayores de forma distinta, una manera que explica felizmente a cualquier lanzador que le pregunta. Desde su renacimiento en 2011, Colón dejó de depender de la alta velocidad. Su envío es simple y compacto. Levanta su rodilla a la altura de su cadera, levanta su brazo sobre su oído y lo lleva hacia delante unos 3 pies. No gira sus caderas, mueve sus hombros o esconde la pelota. Es simple, delicado y correcto de acuerdo a los fundamentos del pitcheo. Se enfoca en la precisión y una recta de dos costuras denominada por Rodríguez como "el pitcheo más letal que cualquiera pueda tener".


Para el pitcher diestro promedio, la recta de dos costuras tiene el mismo movimiento que una recta común hasta unos dos o tres pies cerca del home. La recta de dos costuras parece salir disparada de un avión en medio de huracán. Comienza cerca de la cadera de un bateador zurdo, y al momento que éste trata de evadir esa ruta, el pitcheo caerá en la zona de strike. Siéntate.


Cuando le pregunto durante la primavera si piensa con respecto a superar a Marichal, responde de una forma muy típica en el béisbol.


"Sería un gran honor", afirmó. "Ahora, no me puedo concentrar en eso. Debo enfocarme en mis enfrentamientos en la loma".







Sin embargo, tiempo después en nuestra conversación, luego de hablar sobre Altamira y cómo servir de mentor a pitchers jóvenes, aparte del nacimiento de su primer hijo, Bartolo Jr., lo cual considera el mejor momento de su vida (incluso mejor que el jonrón), Colón finalmente admite que el poder alcanzar a Marichal es de gran importancia para él.


"Obviamente, Marichal y Pedro (Martínez) están ya en el Salón de la Fama. Creo que la tengo un poco difícil para llegar ahí, pero es algo importante para mí y por lo cual trabajaré".


¿Y después, qué? Si consolida su legado como el lanzador con más triunfos en la historia de su país, ¿se retirará del béisbol y volverá a Altamira?


"No", dice entre risas. "Me gustaría seguir jugando. Ese es mi plan en estos momentos. Si Dios tiene en su voluntad el dejar seguirme lanzando, espero hacerlo por otro año. Sabes, seguir pitcheando el año que viene. Y después, listo. Se acabó".

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