Osvaldo Franco, Santiago de los Caballeros, R.D.- Desde el inicio de las acusaciones de corrupción en la Abasaca, realizadas por Robinson Aracena y secundadas por un grupo de empresarios locales, y la suspensión de dos años del comité ejecutivo por parte de la Fedombal, los seis dueños del solar no dicen esta boca es mía.
La propia Abasaca dijo que la deuda contraída con la DGII, más de 40 millones de pesos, fue de mutuo acuerdo entre ellos y los Clubes del Superior y ni así los principales socios expresan posición alguna.
En honor a la verdad el Club Domingo Paulino dijo que respalda el movimiento que lidera el árbitro Fiba y uno de sus miembros prominentes, Jorge Luis Ceballos, renunció al cargo de vicepresidente de la Abasaca, estos pronunciamientos no fueron de manera formal ni escritos, más bien moral.
El Plaza Valerio, principalmente su presidente Frank Muñoz tiró el grito al cielo por un dinero que le entró a la Abasaca y su parte correspondiente no le llegó, esta en desacuerdo con el suspendido comité ejecutivo. Pero de forma oficial no dice nada del caso que en estos momentos se encamina a los tribunales.
Miguel Balaguer, presidente del Sameji, al principio de las acusaciones de Aracena se dejó ver con el grupo en conflicto, pero al paso del tiempo y ver la magnitud del problema se quedó en bajo perfil. Balaguer fue hasta anunciado como presidente de una plancha para tomar las riendas y darle continuidad a lo mismo.
Hatueyindi Rosario presidente del Gregorio Urbano Gilbert solo se limitó a decir: ´´Yo tengo un compromiso moral con Miguel Balaguer´´, pero del caso en cuestión NANANINA.
Los presidentes de los Clubes Pueblo Nuevo y Cupes están del lado de la directiva de Abasaca, pero de manera formal no lo dicen a la opinión pública y mucho menos se pronuncian sobre la suspensión por dos años recibida por el comité ejecutivo.
El que calla otorga reza un viejo refrán, estarán buscando pescar en río revuelto o esperan que la crisis los toque de manera directa para actuar.
En lo que el hacha va y viene notamos que los Clubes del Superior son astillas de la misma cuava.
El Baloncesto de Santiago necesita un cambio en todos los sentidos, darle un nuevo giro a un evento que está llegando a los 40 años de iniciado.
El tiempo de una dirección colegiada entre Abasaca y los Clubes se agotó, se demostró que siendo juez y parte las cosas no marchan bien.
Se nota que hace falta gerencia, confianza, credibilidad y sobre todo disciplina en un evento que otrora era el mejor del país.
La Fedombal tiene en sus manos conformar una comisión que monte el próximo torneo y que lleve a puerto seguro a nuestro baloncesto.
Incluir al empresariado de la ciudad para que lidere el renacer de nuestro baloncesto, que motiven las categorías menores y le den a nuestra ciudad el lugar que perdió en competencias a nivel nacional.
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