Jorge Morejón, ESPN Digital....SANTO DOMINGO - A escasos metros del estadio Quisqueya Juan Marichal, un rincón preserva la rica historia del béisbol de la República Dominicana.
Mario Soto, uno de los mejores lanzadores quisqueyanos que haya pasado por las Grandes Ligas, es ahora el titular de la Federación Nacional de Peloteros Profesionales (FENAPEPRO), la entidad encargada, entre otras tareas, de cuidar el patrimonio beisbolero dominicano para las nuevas generaciones.
"Era una necesidad y un sueño que teníamos desde hace mucho tiempo, que finalmente se concretó a fines del 2015", explicó Soto, refiriéndose a la Casa Museo del Pelotero Dominicano, donde este viernes agasajó a la prensa local y extranjera que cubre la Serie del Caribe 2016, en Santo Domingo.
"La creación de esta Casa del Pelotero Dominicano nació de la necesidad de tener un lugar donde se puedan rememorar los grandes momentos de la principal actividad deportiva de la nación", añadió el ex lanzador de los Rojos de Cincinnati, quien como presidente de FENAPEPRO ha establecido una pensión para los ex jugadores profesionales, con seguro médico incluido.
Y es que no hay un país en el mundo que viva y sienta el béisbol como República Dominicana, que ha aportado más de 600 jugadores a las Grandes Ligas de Estados Unidos.
Cuando Osvaldo 'Ozzie' Virgil debutó con los Gigantes de Nueva York en 1956, abrió un grifo inagotable que ha enriquecido el mejor béisbol del mundo y que tuvo su clímax en el año 2006, cuando 30 dominicanos iniciaron su andar por las Mayores, entre ellos José Reyes, Erick Aybar y Ubaldo Jiménez.
Con financiamiento propio, FENAPEPRO creó el museo, cuya construcción se inició en el 2003, no sin antes enfrentar innumerables obstáculos que demoraron la inauguración por 12 años.
Las hazañas de los héroes de la liga profesional local y las de los quisqueyanos en las Mayores están registradas en esta suerte de Cooperstown dominicano, con espacios especiales dedicados a Juan Marichal y Pedro Martínez, exaltados al Salón de la Fama.
También los hermanos Alou encabezan una de las salas del local, de cinco pisos de altura y que constituye uno de los triunfos más brillantes que se haya apuntado en su vida Mario Soto, ganador de 100 juegos en su carrera de 13 años con los Rojos de Cincinnati.
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