Pedro G. Briceño Santo Domingo Al margen del confort, los flashes y acaudalados contratos que propicia las Grandes Ligas, el béisbol registra una parte que en muchos de los casos se pierde en el horizonte, sin dolientes y pasando las peripecias que solo un prospecto hambriento es capaz de soportar. Ellos, los jugadores de las Ligas Menores representan la semilla del béisbol que requieren de un muy fuerte trajinar para poder germinar y crecer hasta alcanzar el codiciado destino, que es escalar a las Ligas Mayores. Aunque un puñado es bendecido con gigantescos bonos, el gran núcleo firma por cantidades no muy potentadas, que al venir de la extrema pobreza no les alcanza para resolver muchas cosas, amén de que tras estampar sus contratos de inmediato se convierten en cabezas de familia. Es una especie de viacrucis, de largos viajes en autobuses, con equipaje al hombro de estadios en estadios, cuya jornada de labor supera las 12 horas al día, pero lo más patético del caso es que perciben un salario mucho menor al sueldo mínimo registrado en Estados Unidos. Salarios de miseria Un novato que participa desde doble A hacia abajo apenas devenga un sueldo de 1,100 dólares mensual mediante una campaña que dura cinco meses. Esto equivale a 5,500 dólares por la campaña, salario mucho menor al registrado por un empleado de comida rápida, quien gana entre 15 y 18 mil dólares al año, prácticamente dos veces lo que percibe un jugador de las Menores. “El sistema de Ligas Menores no ha crecido para nada, los jugadores tienen el mismo pacto salarial de cuando yo firmé hace 27 años”, expresa Miguel Batista, un ex lanzador, quien permaneció 18 campañas en Grandes Ligas, pero al igual que el gran grueso de bisoños también tuvo que hacer malabares para superar ese espinoso camino que existe entre las Menores y llegar al béisbol del más alto nivel. “Nos metíamos cinco en un apartamento, de esta forma era que podíamos vivir”, recuerda Batista, quien entre sus “rooming” se encontraban los también quisqueyanos Alberto Reyes y Carlos Pérez, quienes firmaron con él en 1988 para los Expos de Montreal. Salarios 75 por ciento incremento Mientras las Grandes Ligas poseen desde 1968 nexos con uno de los sindicatos más poderoso que deporte alguno es capaz de tener, los nóveles de las Menores no tenían hasta el año pasado quien los defendiera. Es por esto que los campos de entrenamientos no les generan sueldos adicionales, ni mucho menos la Liga Instruccional. Sólo cuando actúan en la ruta reciben una dieta que oscila entre 20 y 25 dólares, pero esta es muy distante a la que perciben los peloteros de Grandes Ligas que es de 92 dólares y hasta son superados ampliamente por los árbitros, quienes devengan 52 dólares de dietas. El año pasado varios ex jugadores de las Menores sometieron al Congreso de Estados Unidos un proceso por mejorar las conquistas de estos novatos. El mismo está encabezado por Garrett Broshuis, un ex lanzador quien firmó en 2004 con los Gigantes de San Francisco y apenas permaneció seis campañas en sus andanzas en las Menores, pero quien rápidamente mostró su desencanto por el bajo nivel salarial existente allí. Mientras que desde 1976, los salarios en las Grandes Ligas se han incrementado en más de un 2,500 por ciento, en las Menores apenas ha sido de un 75 por ciento, en tanto la inflación en el Continente ha sido de casi un 400 por ciento, hecho que indica que el salario que perciben los peloteros de las Menores hoy día es mucho menor al que ganaban en 1976. Batista recuerda que cuando se desarrollaba en las fincas de los Expos entre cinco peloteros juntaron dinero y se compraron una station guagua para transportarse por los distanciados escenarios del béisbol. “Teníamos que aportar cinco dólares cada uno mensual para cubrir el combustible”, recuerda el también escritor sobre aquellos días de penurias marcados por la fortaleza para continuar hacia adelante. El salario es tan bajo en las Menores que muchos novatos optan por emplearse en cualquier tipo de ocupación para poder compensar. Algunos ejemplos, Dirk Hayhurst, un novato laboraba en Circuit City principalmente los días festivos, Maxx Tissebaum trabajó en varias oficinas y Matt Chabot fue un empleado de Costco. Los novatos de las Menores trabajan entre 60 y 70 horas a la semana y cuentan con apenas dos o tres días libres al mes.
martes, 31 de marzo de 2015
Peloteros de liga menor no se benefician del gran dinero
Pedro G. Briceño Santo Domingo Al margen del confort, los flashes y acaudalados contratos que propicia las Grandes Ligas, el béisbol registra una parte que en muchos de los casos se pierde en el horizonte, sin dolientes y pasando las peripecias que solo un prospecto hambriento es capaz de soportar. Ellos, los jugadores de las Ligas Menores representan la semilla del béisbol que requieren de un muy fuerte trajinar para poder germinar y crecer hasta alcanzar el codiciado destino, que es escalar a las Ligas Mayores. Aunque un puñado es bendecido con gigantescos bonos, el gran núcleo firma por cantidades no muy potentadas, que al venir de la extrema pobreza no les alcanza para resolver muchas cosas, amén de que tras estampar sus contratos de inmediato se convierten en cabezas de familia. Es una especie de viacrucis, de largos viajes en autobuses, con equipaje al hombro de estadios en estadios, cuya jornada de labor supera las 12 horas al día, pero lo más patético del caso es que perciben un salario mucho menor al sueldo mínimo registrado en Estados Unidos. Salarios de miseria Un novato que participa desde doble A hacia abajo apenas devenga un sueldo de 1,100 dólares mensual mediante una campaña que dura cinco meses. Esto equivale a 5,500 dólares por la campaña, salario mucho menor al registrado por un empleado de comida rápida, quien gana entre 15 y 18 mil dólares al año, prácticamente dos veces lo que percibe un jugador de las Menores. “El sistema de Ligas Menores no ha crecido para nada, los jugadores tienen el mismo pacto salarial de cuando yo firmé hace 27 años”, expresa Miguel Batista, un ex lanzador, quien permaneció 18 campañas en Grandes Ligas, pero al igual que el gran grueso de bisoños también tuvo que hacer malabares para superar ese espinoso camino que existe entre las Menores y llegar al béisbol del más alto nivel. “Nos metíamos cinco en un apartamento, de esta forma era que podíamos vivir”, recuerda Batista, quien entre sus “rooming” se encontraban los también quisqueyanos Alberto Reyes y Carlos Pérez, quienes firmaron con él en 1988 para los Expos de Montreal. Salarios 75 por ciento incremento Mientras las Grandes Ligas poseen desde 1968 nexos con uno de los sindicatos más poderoso que deporte alguno es capaz de tener, los nóveles de las Menores no tenían hasta el año pasado quien los defendiera. Es por esto que los campos de entrenamientos no les generan sueldos adicionales, ni mucho menos la Liga Instruccional. Sólo cuando actúan en la ruta reciben una dieta que oscila entre 20 y 25 dólares, pero esta es muy distante a la que perciben los peloteros de Grandes Ligas que es de 92 dólares y hasta son superados ampliamente por los árbitros, quienes devengan 52 dólares de dietas. El año pasado varios ex jugadores de las Menores sometieron al Congreso de Estados Unidos un proceso por mejorar las conquistas de estos novatos. El mismo está encabezado por Garrett Broshuis, un ex lanzador quien firmó en 2004 con los Gigantes de San Francisco y apenas permaneció seis campañas en sus andanzas en las Menores, pero quien rápidamente mostró su desencanto por el bajo nivel salarial existente allí. Mientras que desde 1976, los salarios en las Grandes Ligas se han incrementado en más de un 2,500 por ciento, en las Menores apenas ha sido de un 75 por ciento, en tanto la inflación en el Continente ha sido de casi un 400 por ciento, hecho que indica que el salario que perciben los peloteros de las Menores hoy día es mucho menor al que ganaban en 1976. Batista recuerda que cuando se desarrollaba en las fincas de los Expos entre cinco peloteros juntaron dinero y se compraron una station guagua para transportarse por los distanciados escenarios del béisbol. “Teníamos que aportar cinco dólares cada uno mensual para cubrir el combustible”, recuerda el también escritor sobre aquellos días de penurias marcados por la fortaleza para continuar hacia adelante. El salario es tan bajo en las Menores que muchos novatos optan por emplearse en cualquier tipo de ocupación para poder compensar. Algunos ejemplos, Dirk Hayhurst, un novato laboraba en Circuit City principalmente los días festivos, Maxx Tissebaum trabajó en varias oficinas y Matt Chabot fue un empleado de Costco. Los novatos de las Menores trabajan entre 60 y 70 horas a la semana y cuentan con apenas dos o tres días libres al mes.
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