sábado, 17 de enero de 2015

"LA CAÑA O EL CACAO"

SANTO DOMINGO. Cuando los Gigantes jugaron su primer partido en la pelota dominicana la sequía de corona de las Estrellas llevaban 28 años. Han pasado 18 navidades desde ese 1996, después de eso nacieron Google, YouTube y Facebook, pero la agenda de Elefantes y Potros no ha podido subrayar como superada la tarea de ganar el título de liga, a pesar de cinco finales disputadas entre ambos en el trayecto. La inédita final que ambos equipos inician esta noche en San Pedro de Macorís estará revestida de un alto contenido emocional, una ansiedad explicable con los dos equipos más “desesperados” por celebrar un campeonato. Si bien el casi medio siglo de espera oriental ha impedido, entre otras cosas, al equipo estrenarse en la Serie del Caribe (reanudada en 1970), y ha cohibido a cuatro generaciones y media de ser testigo de desfiles por las calles petromacorisanas de las tres franquicias creadas a raíz de la expansión de la liga (Caimanes, Azucareros y Gigantes) a la que más tiempo le ha tomado conseguir el galardón es a la que juega en San Francisco de Macorís. Con la Capital fuera del negocio desde diciembre, y las Águilas desmontadas de la fiesta será la final de ese menos de 15% que las encuestas dan a los dos protagonistas en la simpatía de los seguidores del béisbol otoño-invernal dominicano. Las estructuras en el terreno de Estrellas y Gigantes son el producto de selecciones del sorteo que la liga implementó en 2001 para “democratizar” el reclutamiento de talento, y equilibrar el nivel entre los tres equipos “grandes” con los pequeños. ¿Año verde o del cacao? Los de Carty y el Gallo Batista llegan al desenlace final con el “momentum” (esos breves períodos de las competencias en los que se materializan las mil formas de que ganar), en medio de una racha de seis triunfos, una que comenzó al salir de una de cuatro derrotas en fila. En tanto que los nordestanos, los primeros en sellar su boleto a la final, tras despegarse con 10-2, atraviesan su peor crisis de resultados desde principios de noviembre, con cuatro reveses al hilo. La entrada de Robinson Canó ha llevado a los Paquidermos ese bate de respeto que ha dado protección a los bateadores del medio del line up. En una serie que puede extenderse hasta nueve partidos, Evan MacLane y Esmil Rogers pueden resolver el tema de abridores confiables en casi la mitad de la misma, y el relevo verde, encabezado por Marcos Mateo y Wilfry Obispo es su principal activo. Ese Canó, que cargó sobre sus hombros al equipo dominicano, y lo llevó a su punto más alto en 2013, ahora quiere hacer lo mismo con el equipo que primero amó, así su apuesta ponga con los nervios de punta a los millonarios ejecutivos de Nintendo of America, la empresa dueña de los Marineros de Seattle. Austin Bibens llega desde los Toros para dar mayor profundidad a la rotación. En las finales de 1974-75, 1987-88 y 1999-2000, los Elefantes cayeron en los partidos decisivos, lo más cerca que han estado de poner a gozar a la provincia que más peloteros ha llevado a las Grandes Ligas. Esa ofensiva cañera gana músculo con la adquisición de Lew Ford. ¿Será la cuarta? Los duartianos apelan a que se les “caiga atrás” con una alineación que no sólo es peligrosa del primero al noveno bate, sino con opciones ofensivas de sobra en el banco, ya sea en el Julián Javier o fuera. El pitcheo es su gran interrogante, tanto el abridor como el relevo medio para una serie que puede extenderse a nueve partidos, con una sola pausa. En el sorteo de ayer tomaron al derecho Josh Lueke, además del inicialista Brian Burgamy. En su debut finalista en la temporada 2003-2004, pagaron su inocencia, cayendo 4-1 ante el Licey dirigido por Manny Acta. Ya con su trabuco ofensivo de Brayan Peña, Nelson Cruz y Alexi Casilla regresaron en la 2008-2009 ante los azules de José Offerman, pero fueron barridos en cinco choques en medio de incidentes que provocaron el cierre de su recinto por la conducta del público. La tercera, 2009-2010, tampoco pudo ser la vencida, a pesar de lo cerca que estuvo, esa en la que no completar una jugada de rutina en el noveno le costó la serie ante un Escogido que llegaba con 18 años sin ganar la corona. Dominando el choque 3-2 sin out, y delante en la serie 4-3, Fernando Martínez sacó un rodado al campo corto pintado para doble matanza con Gilberto Mejía corriendo, Wilson Valdez recogió la pelota, pero lanzó mal y ambos corredores llegaron a salvo, los escarlatas igualaron, y dieron vuelta al match. Dirigentes Como si fuera una cabeza calva, Audo Vicente agarró la primera oportunidad que tuvo para dirigir en la pelota dominicana como el más joven en desempeñar la función hace tres años, y desde entonces no ha faltado a la final. A sus 35 años, Vicente buscará su segunda corona, y lo hará frente a un estratega que también conoce la victoria en esta etapa, Dean Treanor, que lo hizo con los Toros en la zafra 2010-2011. Este capataz busca convertirse en el primer extranjero en ganar con equipos diferentes, mientras que Vicente persigue la misma hazaña entre los nativos.

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