“Cuando jugamos dominó con algunos amigos como Miguel Diloné y Tony Peña, junto a un grupo de amigos, le digo Dios no se mete en esto, pero Dios no perdona la mala jugadas en dominó, por eso pedimos que las Águilas se mantengan competitivas, recuerden Dios es el Señor y lo perdona todo, menos una mala jugada en dominó y una mala jugada en béisbol”.
De esa forma comenzó a charlar el arzobispo de la diócesis de Santiago, antes de iniciar la bendición de la participación del equipo cibaeño.
Luego de hacer un recuento de lo alegre que se muestra la ciudad de Santiago cuando las Águilas ganan un campeonato, monseñor De La Rosa y Carpio conminó a la fanaticada a que acompañe al equipo en todo el trayecto del campeonato.
“Recordemos al equipo de Boston, que duró casi cien años sin ganar un campeonato y su fiel fanaticada nunca le abandono, estuvo con ellos en las buenas y en las malas, los cibaeños tienen que acompañar a su equipo y también pelear cuando no le ganen, pero pelear sin llegar a la violencia y mantener la mística, pero yo quiero bendecir a esa mística que une a Santiago y nos hace sentir bien a todos los cibaeños”, acotó antes de pasar a la bendición el representante de la máxima autoridad de la iglesia santiaguera.
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