Chilote Llenas: la quintaesencia

YANCEN PUJOLS..Un grande de la pelota local anunció ayer que cesará en sus funciones con las Águilas Cibaeñas para dar paso a la sangre nueva que comandará los destinos del equipo y a la vez para dedicarse a su familia.

Winston Enriquillo Llenas Dávila, conocido como Chilote, es toda una figura que ha llenado páginas doradas de la historia.

Sus conquistas están plasmadas. Son indelebles. Sobrevivirán al indetenible paso de las manecillas del reloj.

Simple y sencillo.
Cumplió de la mejor manera posible con ese ciclo de jugador, dirigente y ejecutivo de alto nivel, una tarea de envergadura que no muchos pueden lograr.

Eso le confiere el título de quintaesencia ganadora del patio, ya que lo hizo en cada función que le tocó desempeñar.

Eso solo es fácil decirlo. Hacerlo conlleva dedicarse toda una vida, precisamente lo que hizo con las Águilas, equipo que comparte la cima de los campeonatos en la pelota invernal dominicana junto a los Tigres del Licey con 20 cada uno.

Los cibaeños no ganan desde 2007-08 y llevan derrotas en finales consecutivas. Eso es cierto. Prefiero, de todas formas, dar crédito a los equipos que han salido victoriosos en ese período. Se lo merecen.

Siento un enorme respeto por el señor Llenas. Ha sido un acto de clase constante desde la primera vez que me le acerqué con el siempre usado “deme dos minutos” por favor. No niego que el tono de su voz de ese momento en 1997 fue una inyección de miedo para un novato de la crónica con más vergüenza que todo, pero los años siguientes me permitieron conocer a un caballero.

Nadie olvida el trato que recibe. Si es malo, por menos rencor que se anide, esa imagen se mantiene latente. Si es de calidad se queda con uno, por menos agradecido que se pueda ser. El de Winston está en los primeros lugares en lo que a un servidor respecta.

Su cosecha es digna de admiración. Hasta nuevo aviso, como ganador, está solo por mucho en el registro otoño-invernal. Ha estado en 19 de las 20 coronas de las Águilas.

Quitarse el sombrero es poco. Mis respetos, Winston. l