Castro, uno de los mejores pitchers del circuito dominicano en las últimas dos temporadas, está reforzando a los Leones del Escogido, fue firmado por los Dodgers con un contrato de AAA, pero con invitación a los campos de entrenamientos.
Como si todo eso fuera poco, Moisés Alou, el gerente general del Escogido y también del equipo que competirá en marzo en el Clásico Mundial acaba de agregarlo al roster.
“Me dio duro”, confiesa Castro sobre la decisión tomada por el equipo romanense en el 2010. “Eso fue algo grande que uno no quiere que le pase en su carrera, pero pasó”.
Ese año, su segundo con el conjunto, Castro tuvo marca de 0-1 en 16 entradas, en las cuales permitió seis carreras limpias, sólo cinco hits y ponchó a 15 con una pesada recta que a menudo ronda las 97 millas.
“Yo recuerdo que tuve un buen Round Robin y fui uno de los hombres de confianza de Dean Treanor y siempre estaba disponible”, relata.
Apuntó que no confrontó problema con nadie. “Nunca he tenido problema con nadie en pelota, gracias a Dios”.
Al finalizar la campaña, el nativo de Pimentel se fue a lanzar en la Liga de Verano de México con el Saltillo y luego tuvo una breve estadía en una liga independiente.
Al regresar el cronista Luichy Sánchez, en su condición miembro del equipo de operaciones de béisbol de las Águilas Cibaeñas, le dio la noticia y le invitó a que se integrara a los entrenamientos de ese club previo al torneo 2010-2011.
Castro manifiesta que rebasó varios cortes y que faltando dos días fue informado de que había hecho el equipo mamey.
A partir de ahí no ha dejado de crecer y hoy es el principal serpentinero nativo de las Águilas por la eficiencia mostrada tanto en el rol de relevista largo, intermedio y abridor.
Indicó que por eso siente una satisfacción especial cada vez que le toca enfrentar a los Toros.
“Ellos se equivocaron conmigo, pero así es la pelota”.
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