Por: Aléx Rodriguez...Santiago: Si un torneo superior, en estos momentos, merece la atención de los seguidores del baloncesto lo es, sin duda, el de Santiago de los Caballeros.
Con sus altas y bajas, el superior de Santiago celebra su versión número 32 con un premio logrado gracias a la perseverancia de muchas personas y al trabajo desplegado durante muchos años.
Un contrato de comercialización por 100 millones de pesos y cuatro años es un reconocimiento a la trascendencia que ha adquirido durante toda su trayectoria. Pero no ha sido fácil.
Sobre todo en un país como el nuestro donde el éxito es un pecado y la envidia es el “pan de cada día”. Ha sido el producto de mucho esfuerzo de personas que dan la cara, otras que pasan inadvertidas y otras que así lo prefieren.
Con el escenario de la majestuosa Arena del Cibao Oscar Gobaira, seis tradicionales equipos con más de 30 años de existencia cada uno y el apoyo de un público fiel de todas las edades, el torneo de baloncesto superior de Santiago es ya toda una institución.
Más allá de las consideraciones técnicas que se puedan hacer alrededor del tipo de juego y sus resultados, no cabe la menor duda que sobre la base que está sustentado con todo y la crisis que atravesó recientemente por deudas acumuladas del torneo de 2011-, el basket de Santiago presenta aspectos a imitar por sus similares de otras ciudades.
No es menos cierto que, como reflejo de las debilidades que afectan al deporte del aro y el balón en el país, el basket superior de Santiago no escapa a la imperfección en algunos aspectos.
Pero dentro de lo que cabe, cada año, este torneo llena un importante espacio en el calendario deportivo del país no solo en términos cuantitativos si no también en calidad competitiva y organizativa.
Y mientras se espera por una verdadera estructuración y desarrollo del baloncesto, el superior de Santiago mantiene su peso especifico, bien ganado a través del tiempo.
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