NUEVA YORK -- El secuestro de parientes de peloteros no le causaba ninguna gracia a las Grandes Ligas. Ahora que el plagiado ha sido uno jugador, el catcher Wilson Ramos en Venezuela, ya se pueden imaginar la reacción.
¿Será la gota que derrame el vaso y haga que los equipos cierren por completo las puertas para la participación de sus jugadores en el béisbol invernal?
El receptor de los Nacionales de Washington fue secuestrado en su natal Venezuela, en donde se preparaba para actuar con los Tigres de Aragua.
Cotidianamente, durante la temporada regular de las Grandes Ligas, un pelotero latinoamericano suele ser bombardeado con una pregunta que nunca falta por parte de periodistas de su país: "¿Planeas jugar pelota invernal?".
Lo que prosigue son respuestas evasivas, usualmente con un tono diplomático para tratar de quedar bien con todos.
"Debo ver lo que me dice mi equipo. Yo quiero, pero está bajo mi control. También hay que ver cómo estoy de condiciones", suelen decir.
En una inmensa mayoría de casos, la llamada cláusula de fatiga extrema permite a los clubes prohibir que sus jugadores participen en las ligas caribeñas, desde la República Dominicana hasta Venezuela.
La calidad de los torneos es cuestionable, con algunas voces que suelen describirlas de nivel de Triple-A.
Ahora mismo se disputan básicamente con (1) prospectos que necesitan adquirir experiencia; (2) jugadores que han llegado a las mayores pero sin establecerse y (3) veteranos que queman sus últimos cartuchos.
• Héctor Noesí cabe en la primera categoría, un posible candidato para la rotación de los Yankees de Nueva York en la próxima temporada y que lanza para los Tigres de Licey en la Dominicana.
• Yusmeiro Petit lanza para los Bravos de Margarita de Venezuela. Petit debutó en 2006 en las mayores, pero no ha visto actividad desde 2009, una campaña en la que terminó con efectividad de 5.82.
• Iván Rodríguez tiene 39 años y se considera que es un seguro futuro Salón de la Fama. Ahora mismo está actuando con los Criollos de Caguas en Puerto Rico, con el objetivo de demostrar que aún debe ser tomado en cuenta en las mayores y para poder alcanzar los 3.000 hits.
Ramos venía de una temporada en la que casi desde el mismo arranque se aseguró la titularidad con los Nacionales, relegando a Rodríguez a ser su suplente.
"Fue mi modelo para ser catcher", dijo Ramos a la AP con Rodríguez muy cerca en el clubhouse del equipo visitante en el Citi Field de Nueva York.
En su primera campaña completa en las mayores, Ramos bateó para .267 con 15 jonrones y 52 remolcadas en 113 partidos.
Forma parte de un prometedor núcleo de figuras jóvenes de una franquicia que va en alza, con talento como el de los lanzadores abridores Stephen Strasburg y Jordan Zimmermann; el cerrador Drew Storen; el segunda base Danny Espinosa; y el torpedero Ian Desmond. Y aún no debuta su cotizado prospecto Bryce Harper, primera selección del draft de 2010.
La pregunta es: ¿Cuán importante era para los planes futuros de Ramos jugar pelota invernal? Desde el punto de vista de los Nacionales, la necesidad era poca.
Para Ramos, sin embargo, jugar ante sus compatriotas era algo a lo cual le daba mucha relevancia.
Su secuestro definitivamente abre la puerta para que los clubes se pongan más estrictos en cuanto a dejar que sus jugadores -- a quienes les pagan millonarios contratos -- actúen en las ligas invernales.
Según los antecedentes recientes, Ramos es el cuarto jugador de Grandes Ligas que se ve afectado por secuestros en Venezuela.
Los anteriores tuvieron como víctimas a familiares, en este caso las madres de Víctor Zambrano y Ugueth Urbina; y el hijo de 11 años y cuñado del receptor Yorvit Torrealba. Un primo de Zambrano, Richard Méndez Zambrano, resultó muerto durante su cautiverio.
El tema de la seguridad golpea más fuerte con el caso de Ramos, ya que el suyo es el primero en el que el jugador es la víctima, no un familiar.
Y fue un secuestro a todas luces bien planificado: a Ramos lo tenían vigilado.
Su agente Gustavo Marcano, quien habló con los parientes de Ramos, dijo que cuatro hombres armados llegaron a la casa de la familia en el poblado de Santa Inés.
"Según los familiares, estaba Wilson, el papá y dos hermanos afuera (de la casa), entonces se bajaron tres sujetos, dos de ellos armados, había otro que manejaba, y se lo llevaron".
Puede ser que la condición de estrella ya dejó de servir como escudo, tomando en cuenta que hasta hace poco los ídolos del diamante eran casi intocables en sus países.
"Nadie piensa seriamente que esto nos puede pasar y mucho menos en un país como el nuestro que la gente ama el béisbol", comentó el ex pelotero venezolano de Grandes Ligas, Tony Armas. "Lamentablemente los delincuentes cada vez son más desalmados".
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