MLB..NUEVA YORK -- Mariano Rivera se quedó solo en el centro del diamante en Yankee Stadium.
Por una vez, el cerrojero implacable no estaba seguro de qué tenía que hacer. Así que sonrío, le tiró un beso al público y luego se quitó la gorra mientras una ovación lo envolvía tras lograr el rescate 602 de su carrera.
"Oh, Dios mío, por primera vez en mi carrera me quedé solo en la lomita", dijo el panameño. "No tiene precio, no sabía que podía ser tan bueno".
Con los aficionados de pie y vitoreando desde su primer lanzamiento de la entrada, el derecho de 41 años retiró en orden a Trevor Plouffe, Michael Cuddyer y Chris Parmelee.
Parmelee se ponchó con un strike cantado mientras el Yankee Stadium rugía. ¿Cuál fue el lanzamiento? Tuvo que ser una recta cortada, la tarjeta de presentación de "Mo".
Un logro fenomenal al considerar que ese es básicamente su único lanzamiento. Los bateadores rivales se han cansado de ver pasar esa recta, pero nadie es capaz de descifrarla. En tanto, Rivera cuenta con una carrera que le tiene asegurado un sitial en el Salón de la Fama y ha sido uno de los pilares de cinco equipos que se consagraron campeones de la Serie Mundial.
El único que se resiste a decir que no es el mejor cerrador de la historia es el mismo Rivera.
"Jamás podría decir semejante cosa, ya me conocen", dijo Rivera. "Lo único que puedo decir es darle gracias a Dios por mis compañeros. Ellos me dieron la oportunidad".
"Nunca me pondría a hablar de mí mismo. Eso es imposible", añadió.
Rivera igualó el récord de Trevor Hoffman con su rescate número 601 el sábado en Toronto.
Los Yankees perdieron el domingo y permitieron así que pudiera alcanzar el hito en la última tanda de juegos como local de la temporada regular.
A.J. Burnett no pasó del quinto inning, pero el bullpen de los Yanquis mantuvo a raya a los Mellizos hasta que Rivera entró a lanzar en el noveno. Curtis Granderson conectó su 41er jonrón de la campaña.
En la parte baja del octavo, Nick Swisher bateó para un doble play que puso fin a la entrada y se escucharon aplausos de una afición ávida de presenciar otro momento histórico en el estadio este año. En julio, Derek Jeter conectó en casa el hit número 3.000 de su carrera.
"El equipo hizo un trabajo tremendo, con Swisher al batear el doble play", dijo Rivera. "Ganamos y eso es lo más importante".
El lunes, la menor concurrencia en los tres años del nuevo Yankee Stadium se alzó cuando Rivera trotó hacia el montículo, como siempre con el tema de Metallica "Enter Sandman" como preámbulo. El ruido se hizo ensordecedor con cada uno de sus strikes y cada uno de sus outs. Y, para no perder la costumbre, uno de sus lanzamientos rompió el bate de Parmelee.
Parmelee duró otro lanzamiento. El umpire John Hirschbeck cantó strike y el receptor Russell Martin corrió hacia el montículo para entregarle la pelota al cerrojero.
Rivera se quedó allí y recibió las felicitaciones. Alex Rodríguez, Mark Teixeira y Jeter fueron los primeros en saludarle. Los jugadores de los Mellizos observaron desde su cueva.
"Creo que esto demuestra su impacto en el béisbol, lo que ha hecho", dijo el manager de los Yanquis Joe Girardi. "También esto demuestra la clase de los Mellizos de Minnesota".
El récord es algo muy difícil de imaginar, al menos en 1995, cuando Rivera debutó. Comenzó como abridor, uno que apenas duró tres entradas y un tercio y perdió 10-0 contra los Angelinos en su debut, antes de convertirse en una estrella desde el bullpen.
Rivera logró sus 602 rescates en 674 oportunidades. Hoffman consiguió 601 en 677 intentos.
Nueva York aún tiene una asignatura pendiente antes de cerrar la temporada regular en Tampa Bay: ganar el título de la División Este de la Liga Americana. A falta de 10 partidos, los Yanquis mantienen una diferencia de cinco juegos y medio sobre Boston.
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