MARIO EMILIO GUERRERO...El seleccionado de República Dominicana no pudo lograr su boleto para
los Juegos de Londres en el torneo FIBA Américas de Mar de Plata.
Sin
embargo, la actuación del conjunto criollo se puede catalogar de
exitosa, puesto que ocupar un cuarto lugar a nivel continental, es una
hazaña que debemos destacar. Superar a potencias como Canadá y
Venezuela, así como a naciones con mucha tradición como Panamá y Uruguay
es algo digno de resaltar. Es preciso recordar que el mejor puesto
logrado por nuestro país en un evento clasificatorio para unas
olimpiadas, había sido un séptimo lugar en dos ocasiones. El objetivo,
de ahora en adelante, debe ser seguir trabajando con igual entusiasmo y
buscar la clasificación para las olimpíadas en el evento de repechaje
del próximo año.
Gran esfuerzo
El éxito alcanzado es
fruto del esfuerzo extraordinario de un grupo de emprendedores
deportistas, que durante muchos meses se dedicó en cuerpo y alma al
proyecto de la selección nacional. Entre esas personas debemos mencionar
en primer lugar a Eduardo Najri, gerente general de equipo dominicano,
quien invirtió muchas horas de trabajo y todos los recursos que hicieron
falta, para que nuestro país insertara su nombre en exclusivo club de
los mejores 4 en el baloncesto continental.
Eduardo reunió los
mejores jugadores disponibles y contrató a un cuerpo técnico de lujo.
Todos juntos, jugadores y técnicos, conformaron un conglomerado cuya
característica principal fue la unión y en el que las individuales
fueron dejadas a un lado.
Llegado el momento, la concentración y
preparación fue de primera, sin distracciones y en el mejor ambiente,
donde atletas y técnicos se aunaron como una familia. Se concertaron
fogueos con jugadores de la NBA, además de participar en la Copa Tuto
Marchand, evento previo al Preolímpico que terminó de poner a punto al
colectivo quisqueyano.
Calipari y sus hombres
Un
inmenso crédito merece el coach John Calipari, laureado y cotizado
entrenador estadounidense, quien asumió la encomienda de dirigir el
seleccionado con una identificación a la causa dominicana, nunca antes
vista en un técnico extranjero.
Calipari se compenetró de
inmediato con sus muchachos y los adoptó como un padre acoge una
criatura para enseñarla, guiarla y verla crecer.
Les inculcó a los
baloncestistas criollos que deben jugar en conjunto y les hizo
comprender que la única manera de alcanzar la victoria es jugar como un
verdadero equipo, olvidando las metas personales. Esa filosofía de juego
caló en los jugadores dominicanos y cada uno de ellos entiendo el
mensaje y lo aplicó en la cancha. Coach Cal se hizo acompañar un hombre
sabio y experimentado como Del Harris, quien no obstante su estatura
como entrenador, aceptó ser el segundo al mando.
Harris, un
antiguo ganador del premio Dirigente del Año de la NBA, compartió con
Calipari sus conocimientos del baloncesto internacional que se juega en
los torneo de la FIBA y fue el complemento ideal para el capataz del
conjunto quisqueyano.
Grandes técnicos En el grupo de auxiliares
de Calipai también figuraron entrenadores como Bill Bayno, un
especialista en sistemas ofensivos, quien actualmente trabaja como
asistente del dirigente de Portland Trail Balazaer; Rod Strickland, una
antigua estrella de la NBA y los dominicanos Orlando Antigua y Luis
Felipe López, estos dos últimos ex miembros de nuestra selección.
Strickland
y Antigua laboran con Calipari en el equipo de la Universidad de
Kenctuky Ellos desempeñaron un rol de suma importancia, asistiendo a
Coach Cal en sus labores dirigenciales y laborando en forma individual
con los jugadores, buscando pulir sus talentos individuales.
Los jugadores
Sobre
los verdaderos artífices de la victoria, nuestros jugadores, hay que
resaltar su entrega y dedicación, comenzando por el veterano Jack
Michael Martínez y nuestra gran estrella de la NBA, Al Hordord, quienes
se convirtieron en los líderes que necesitaba el equipo criollo para
trillar el camino del éxito.
Martínez y Horford recibieron el
respaldo de una tropa que nunca se rindió, entre cuyos integrantes
brillaron, Francisco García, Charile Villanueva y un Eulis Báez. Este
último sorprendió a todos con una sólida actuación que llevó a Calipari a
incluirlo en el quinteto abridor.
La tenacidad y bravura de Jack
Michael impresionó con su desempeño en el área restringida y lo mismo
puede afirmarse de Horford, quien desplegó de manera magistral el
talento que le ha llevado a descollar en el exigente baloncesto
profesional de los Estados Unidos.
Luis Flores y Ronald Ramón, lo
mismo que Kevin Peña y Manuel Fortuna, igualmente contribuyeron para que
el baloncesto dominicano se luciera en Mar de Plata. Mención especial
merece el lesionado Edgar Sosa, quien mientras se mantuvo en juego ayudó
a conseguir importantes triunfos. La ausencia de Sosa se sintió, pero
al mismo tiempo el joven jugador quisqueyano sirvió de inspiración a sus
compañeros.
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