domingo, 21 de agosto de 2011

Estilo único, pero con un lado serio José Valverde, entre el show y el exitoso cerrador


MLB...DETROIT - José Valverde tiene una personalidad bien colorida. Y su vida embarca más de una personalidad.
En algún momento de su temporada de novato, el comentarista de los Diamondbacks, Mark Grace, le puso el apodo "Papá Grande". Pero alguien entendió papa, la comida, y se le conoció por un tiempo como "Big Potato". El dominicano responde a cualquiera de los sobrenombres, más Valverde o José.
El "Big Potato" no se toma demasiado en serio. Sin embargo, José Valverde toma bien en serio su trabajo como cerrador de los Tigres.
"Creo que tiene su propia manera de hacer las cosas", dijo el también relevista dominicano de Detroit, Joaquín Benoit, muy amigo de Valverde. "Creo que llega y, en cuanto se pone la 'cara del juego', todo se trata de negocio."
Esencialmente, Valverde tiene dos personalidades.
"Definitivamente es un gran lanzador", dijo el receptor de los Tigres, Alex Avila. "Y pone un show muy bueno."
El hombre del show tiene muchas costumbres, y hay una lista larga antes de realizar un lanzamiento:
--Empieza a tirar en el sexto inning, tres entradas antes de cualquier oportunidad de entrar al juego. Después calienta de verdad en el octavo episodio.
--Agarra una botella de agua cuando recibe la llamada para entrar al partido. Toma un trago enorme, pausa, y vuelve a llenar la boca de agua.
--Sale del bullpen, escupe agua hacia su izquierda, derecha y luego hacia adelante. Da un saltito con la gorra en la mano derecha, golpeándole la rodilla derecha con la gorra. De ahí trota hacia el montículo. Después da otro saltito y vuelve a darle en la rodilla derecha con la gorra entre la tercera base y el campo corto.
--Agarra la bola, la cambia por una nueva con el umpire principal, agarra algo de tierra del montículo, se para en la parte trasera de la lomita, dándole la espalda al home plate, baja la cabeza, le da un puñetazo al guante y calienta.
--Sale del montículo por el lado de la primera base, se estira las rodillas, se da de nuevo con la gorra, vuelve al montículo y lanza.
--Y busca una bola nueva con cada jugada.
Según el propio Valverde, no ha variado esta rutina desde que se convirtió en profesional. Ritual, superstición. Lo que quieran llamarlo.
"Creo que todo el mundo es supersticioso", dijo Valverde. "Creo que no soy yo solo, sino todos. ¿Tengo más que los otros? Quizás, pero no sé. Pero creo que son todos."
Algunos lo califican como parte del show. Algunos dicen que es parte de la persona.
Lo que hace antes de los lanzamientos es algo ya parte de él. Las celebraciones, dice Valverde, son improvisadas.
Durante un tiempo bailaba mientras salía del montículo. En la mayor parte del verano cruzaba los brazos. Últimamente no ha hecho nada. Afirmó que antes del Juego de Estrellas ensayó una celebración, pero que nunca se acostumbró a ésa.
"No sé qué hago (después de un partido)", dijo el quisqueyano. "Ustedes me pueden decir lo que hago, pero yo no lo sé. Alguien me dijo, 'hiciste algo diferente'. Le dije, 'No tengo idea de lo que estoy haciendo, lo juro'."
Se pueden debatir los méritos del show. No es así con los resultados. Rituales, tres outs, disfrutar el salvamento. Repite 35 veces.
Otros cerradores tienen números más dominantes. Pero en lo más importante, nadie lleva estadísticas tan impresionantes como Valverde, quien tiene de 35-35 en oportunidades de salvamento. Nadie en Grandes Ligas tiene siquiera 20 rescates sin fallar en múltiples oportunidades.
"Es increíble", dijo el abridor de Detroit, Justin Verlander. "Ves su trabajo, y normalmente no son salvamentos fáciles. Muchos se tratan de victorias por la mínima diferencia."
Hasta el martes, los Tigres tuvieron un trecho en que ganaron ocho y perdieron cuatro. Cada uno de los ocho triunfos fue por una sola carrera.
"Ha cerrado tantos juegos apretados para mí", dijo Verlander, quien no ha visto desaparecer ventaja alguna que ha pasado al bullpen.
Ahora bien, lo que hace después de los salvamentos pueden ser tema de debate, pero las victorias están ahí.
"Estoy seguro de que eso le cae mal a muchos bateadores', dijo el taponero de los Medias Blancas, Sergio Santos. "Pero es lo que es. Si no te gusta, tienes que batearle y hacerle carreras."
Dijo lo siguiente el manager de los Mellizos, Ron Gardenhire. "No es falso todo eso. Es real. Así es él. Sé que la gente se irrita a veces, pero yo lo veo como que es él. Es un cerrador. Tiene que hacer un trabajo. Llega un se mete en esa mentalidad de ser un cerrador y hace lo suyo. Le pone punto final."
Los que se ofenden con el show normalmente son quienes nunca han conocido a Valverde. Los que sí lo conocen parecen entender el lazo entre el show y el pelotero.
"Cuando hablas con Valverde, te das cuenta de que es un buen tipo. Se sienta a hablar contigo", dijo el jardinero de los Reales, Jeff Francoeur. "El show en el montículo-es lo que es. Opino que con la forma en que ha pitchado este año, puede hacer lo que quiera. Pero nunca te hace pasar vergñenza. Ves a lanzadores que poncha a gente y hacen cosas delante de ti, pero nunca ves a (Valverde) hacerle eso a uno. No lo ves con el puño ni nada de eso. Entonces, no tengo ningún problema con él."
Aparte de Papá Grande, o Papa Grande o Big Potato si quieres-el hombre con la personalidad suelta, haciendo el último out de una victoria de los Tigres en un momento entretenido y divertido-Valverde es un pelotero serio, observando los outs por video en busca de tendencias o refinar su mecánica.
"Tengo que ver mis videos en todos lados", dijo Valverde, enseñando su iPad. "Tengo mi video aquí. Me veo y veo a los bateadores también. Veo mi mecánica, todo."
Valverde es un hombre bien corpulento, oficialmente con 6-4 de estatura y 255 libras, con grandes lentes y una recta de 94-96 millas por hora. Como cerrador, es un estudioso de la forma en que los bateadores lo atacaron en su primera temporada en la Liga Americana. En la Liga de la Toronja, tiró sinkers casi de manera exclusiva, armando su estrategia alrededor de dicho lanzamiento.
Valverde está tirando su mayor cantidad de rectas de los últimos cinco años, promediando menos de un ponche por entrada lanzada por primera vez en su carrera. Sin embargo, le ha permitido a la oposición un promedio de apenas .148 y slugging de .221 en situaciones de salvamento.
"El año pasado tenía una recta que enseñaba de vez en cuando y tiraba (rectas de los dedos separados)", dijo el zurdo de los Tigres, Phil Coke. "Este año enseña la (recta de los dedos separados) y tira rectas (de dos costuras)."
"Sabe lo que hace", agregó el manager de los Tigres, Jim Leyland. "Sabe lo que quiere hacer con el bateador."
El Big Potato ayuda a mantener un ambiente leve en el clubhouse de los Tigres. Le grita a jugadores desde el fondo cuando hacen entrevistas después de los partidos, entre otras cosas.
Muchas veces se encuentra en la esquina del clubhouse, diciéndoles a los reporteros lo bueno que es el equipo de Detroit. Valverde es un líder de los latinos jóvenes en los entrenamientos y también de los relevistas jóvenes durante la temporada.
El dominicano les dijo a los reporteros durante el Juego de Estrellas que pensaba que los Tigres tenían el mejor equipo de la Liga Americana. Aún lo cree.
"Creo que todo el mundo aquí tiene muchas responsabilidades ahora mismo", dijo Valverde. "No soy yo solo. Son todos. "Sé que soy el que lanza al final si el juego está 1-0, 2-1, pero no soy yo solo."
El autor del récord anterior de salvamentos consecutivos, el boriuca Guillermo Hernández, lo hizo en 1984, cuando los Tigres ganaron la Serie Mundial. No sólo ganó el Cy Young de la Americana para esa temporada, sino también que fue nombrado el Jugador Más Valioso del Joven Circuito. Valverde no recibirá ninguno de esos galardones este año, pero eso no le importa.
"No estoy viendo lo que hago yo este año", afirmó. "Lo que veo es cómo le va al equipo. Tengo que saber cómo ganar el juego y disfrutarlo. Si vamos a la Serie Mundial, lo recodaré por mucho tiempo."
Aun con todo y eso, es más probable que se le recuerde a Valverde como el hombro del show que como el pitcher. Son dos cosas que parecen ser bien diferentes, pero son de la misma persona.
"Soy el mismo tipo en todos lados", dijo. "Pero cada vez que voy al montículo, tengo que hacer mi trabajo. Para eso me pagan los Tigres. Es el trabajo que quiero hacer. Es divertido jugar béisbol, pero es un trabajo que tengo que hacer de manera seria todo el tiempo que estoy en la lomita."

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