FUENTE EXTERNA....BANÍ. En la provincia Peravia está el mango, las playas y un marcado número de programas que se dedican a preparar jugadores para el béisbol profesional. Los frutos se han sentido porque muchos han llegado a las Grandes Ligas.
El Caribe pudo contactar, a través de un recorrido por esta provincia, unas 12 academias que preparan jóvenes desde muy temprana edad con la finalidad de ser firmados para las Grandes Ligas. Entre estas se encuentran las de José Caamaño, Juan de Liza, Nelsín Landestoy, Dionisio Méndez, Manny Aybar y Enrique Soto, este último responsable en las firmas de varios jugadores entre los que se encuentran Miguel Tejada, Erick y Willy Aybar, entre otros.
“Estos programas han sido de mucho beneficio para los jóvenes de esta provincia”, dijo De Liza. “La preparación de estos muchachos es bien rígida y por eso es el éxito, no solo para nuestros programas, sino para los equipos, quienes apuestan a la calidad de ellos mediante una firma”, agregó.
Además de la utilería y la preparación que le facilitan, a muchos jugadores de escasos recursos, los programas incluyen alimentación, proteínas, hospedaje y asistencia médica.
“Algo que hay que destacar en el crecimiento de jugadores que ha registrado Baní es a la cantidad de estadios, que no solamente son para jugar pelota como en muchos casos sucede. Ahí lo que hacen es prepararlos para luego ser presentados a diferentes scouts y de ahí dar el gran salto de su vida”, expuso Caamaño, quien trabajó en la preparación de Tejada, José Guillén, Yorkis Pérez y Hanley Frías, entre otros. Parte de esos programas se extienden a lugares como Cañafistol, Matanzas, Salinas, Pizarrete, Paya, Nizao, Don Gregorio, Escondido, Villa Majega, Mata Gorda, El Limonal y los Barracones.
El primer programa de preparación de jugadores para el béisbol se inició en 1987 en esta ciudad, de la mano de Juan Melo (La Moña). Este desarrollaba peloteros exclusivamente para San Luis. Luego Enrique Soto también creó su programa de preparación de nuevos talentos, los cuales presentaba a Oakland.
“Así nos fuimos integrando todos a tener programa y hacer peloteros, lo cual hoy en día es un buen negocio. Y es por eso el gran desarrollo que han tenido tanto Baní como San Cristóbal, ciudades que en la actualidad tienen el mayor talento para preparar peloteros. Eso ha tenido que ver con ese desarrollo”, sostiene Caamaño.
“Estos programas han sido de mucho beneficio para los jóvenes de esta provincia”, dijo De Liza. “La preparación de estos muchachos es bien rígida y por eso es el éxito, no solo para nuestros programas, sino para los equipos, quienes apuestan a la calidad de ellos mediante una firma”, agregó.
Además de la utilería y la preparación que le facilitan, a muchos jugadores de escasos recursos, los programas incluyen alimentación, proteínas, hospedaje y asistencia médica.
“Algo que hay que destacar en el crecimiento de jugadores que ha registrado Baní es a la cantidad de estadios, que no solamente son para jugar pelota como en muchos casos sucede. Ahí lo que hacen es prepararlos para luego ser presentados a diferentes scouts y de ahí dar el gran salto de su vida”, expuso Caamaño, quien trabajó en la preparación de Tejada, José Guillén, Yorkis Pérez y Hanley Frías, entre otros. Parte de esos programas se extienden a lugares como Cañafistol, Matanzas, Salinas, Pizarrete, Paya, Nizao, Don Gregorio, Escondido, Villa Majega, Mata Gorda, El Limonal y los Barracones.
El primer programa de preparación de jugadores para el béisbol se inició en 1987 en esta ciudad, de la mano de Juan Melo (La Moña). Este desarrollaba peloteros exclusivamente para San Luis. Luego Enrique Soto también creó su programa de preparación de nuevos talentos, los cuales presentaba a Oakland.
“Así nos fuimos integrando todos a tener programa y hacer peloteros, lo cual hoy en día es un buen negocio. Y es por eso el gran desarrollo que han tenido tanto Baní como San Cristóbal, ciudades que en la actualidad tienen el mayor talento para preparar peloteros. Eso ha tenido que ver con ese desarrollo”, sostiene Caamaño.
Una opción de mejor vida
En 1977, Mario Melvin Soto y Rafael Landestoy se convirtieron en los primeros banilejos en llegar al béisbol de las Grandes Ligas.
Los altos contratos que comenzaron a firmar los peloteros dominicanos, ligado a la pobreza que golpea a gran parte de este municipio, hizo que el béisbol dejara de ser visto como una pasión y se convirtiera en una de las principales opciones para los jóvenes ayudar a sus familias a resolver sus problemas económicos.
“Residir en una comunidad probre motiva a que varios jóvenes se inclinen más por la pelota. Desde que estos ven que un amigo fue firmado y su vida cambia, estos también comienzan a entregarse en cuerpo y alma a la práctica para en el mañana también poder dar ese anhelado cambio en su vida y para su familia”, manifestó Caamaño
Los altos contratos que comenzaron a firmar los peloteros dominicanos, ligado a la pobreza que golpea a gran parte de este municipio, hizo que el béisbol dejara de ser visto como una pasión y se convirtiera en una de las principales opciones para los jóvenes ayudar a sus familias a resolver sus problemas económicos.
“Residir en una comunidad probre motiva a que varios jóvenes se inclinen más por la pelota. Desde que estos ven que un amigo fue firmado y su vida cambia, estos también comienzan a entregarse en cuerpo y alma a la práctica para en el mañana también poder dar ese anhelado cambio en su vida y para su familia”, manifestó Caamaño
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