jueves, 6 de noviembre de 2008

El sueño anhelado: Los hermanos T.J. y Francisco Peña están viviendo el momento de jugar juntos para las Águilas Cibaeñas

FOTO LO QUE PASO HOY
elcaribecdn.com
RAFAEL- FELLITO- ORTIZ
SANTIAGO. Los Peña también son las Águilas, podría decir cualquiera. Esta frase encaja perfectamente para significar lo que representa esta valiosa familia para el béisbol profesional dominicano y de manera especialmente para el equipo de sus amores, con el que sus descendientes viven un sueño que tuvieron desde “chiquitico”.
Tony Peña junior (T.J.) y Francisco han seguido las huellas dejadas por su padre, Tony Peña, quien es considerado la mejor máscara dominicana detrás del plato de todos los tiempos para el béisbol criollo y todo ese talento ha sido y sigue siendo amasado por las Águilas Cibaeñas, el equipo de sus amores.
También el de su tío, el ex lanzador, Ramón Arturo Peña, máximo salvador de partidos, con 86 en la pelota invernal dominicana.

“Es como un sueño”, dijo T.J. Peña a El Caribe. “Poder vestir el mismo uniforme que vistieron mi tío Arturo, mi papá y ahora estar junto a Francisco en el mismo equipo del que siempre he escuchado hablar hasta a mis abuelos, es algo increíble”, agregó.
El jugador, dueño de una de las manos más prodigiosa del béisbol en la actualidad para la defensa del campo corto y un certero disparo, resaltó la emoción que significa poder jugar todos para una misma escuadra.
De su lado, el más joven de los Peña, Francisco, la primera selección del equipo aguilucho en el Draft de Novatos realizado este mismo año por la Liga Dominicana de Béisbol Profesional, calificó el hecho de impresionante.
“Es una cosa impresionante. Estar con mi hermano en el mismo equipo en el que jugaron mi padre y mi tío es grande. Es un sueño para cualquier pareja de hermanos poder estar en el mismo equipo, aún no sea en los Estados Unidos”, expresó el joven receptor.

“Lo importante de todo esto es que estamos en nuestro país, en donde toda nuestra familia nos está viendo y están encima para que uno lo haga bien y ese fue el sueño mío y ahora sería otro sueño poder jugar juntos alguna vez en Grandes Ligas”.
En 2006, los Mets de Nueva York firmaron a Francisco, un adolescente que apenas cumplía los 16 años y que venía de hacer vida de iniciación en la Liga Deportiva Tranquilo Tavárez, del sector Las Colinas, en Santiago, a quien su padre le confirió el aprendizaje de los fundamentos del juego.
Luego de darse a conocer la noticia de que Francisco estaría disponible en el Draft de Novatos 2008, su padre pidió a los equipos de la pelota no romper la tradición para que su hijo más pequeño pudiera ser adquirido por las Águilas, lo que despertó más el interés en el mismo, pero la gerencia del equipo cibaeño realizó varias transacciones que le permitieron obtener el segundo pick en el sorteo.
El campocortista T.J. Peña agota su tercera temporada con el equipo que tiene su sede en Santiago y su segundo como dueño de la posición seis, haciéndolo de una forma tan brillante que su compañero de equipo y dueño por estatus de esa posición en el club, Miguel Tejada, le reconociera merecía seguir en la defensa de esa posición dentro del equipo que culminó ganando la corona número 20.
De su lado, Francisco apenas ha jugado un partido, el pasado domingo frente a los Gigantes y su actuación con el mascotín fue tan convincente que dejó impresionado a todos los que le vieron recibiéndole a un veterano de la talla de Julián Tavárez.
“Después del primer episodio, me di cuenta que él no estaba nervioso, que estaba mascoteando bien y haciéndolo bien, me sentí contento y orgulloso de verlo a él jugar junto conmigo. A mí me sorprendió porque reaccionó de una forma que yo creo que nadie esperaba”, expresó T.J.

Un poco nervioso

“Las primeras dos entradas sentí un poco de presión, porque estaba en mi primer juego en la pelota dominicana con Julián Tavárez lanzando. Me dije caramba estoy frente a un lanzador de las Grandes Ligas, que tiene una recta con buen movimiento y de inmediato sentí la diferencia, porque no es lo mismo llevar un pitcher de Grandes Ligas, que uno de liga menor.

Me sentí un poco nervioso al empezar el juego, pero después cogí el ritmo y fue un trabajo suavecito, fue bien”, reveló Francisco.
El joven receptor sometió a los corredores a la obediencia desde el primer instante que intentaron robar la segunda almohadilla, “cazando” a dos de tres que lo intentaron.
“Fue muy gratificante cuando saque ese primer corredor en segunda y fue mi hermano quien recibió el tiro, se me erizó la piel cuando esa jugada se dio”, asintió el jovencito.

Consejos de la abuela

La tradición de beisbolista en la familia Peña fue iniciada por la madre de Tony Peña, Rosalía, la misma abuela de Francisco y T.J., quien precisamente le hizo alguna corrección a Francisco vía teléfono, luego de su primer juego el domingo.
“En el juego yo vi a mi mamá (Amari), vi a mi hermana Jennifer y hablé por teléfono con mi abuela luego que se acabó el partido. Ella me dijo que estaba viendo el juego y me estaba dando hasta técnicas de cómo debía batear, como lo hacía con mi papá, me dijo también que yo estaba bateando muy delante del home y que por eso fue que no di hit, me dijo abuelita”.
En ocasión del retiro de Tony Peña, como pelotero activo, éste reveló que quien le sirvió de instructora y prácticamente le obligaba a practicar todos los días la disciplina, tanto a él como a su hermano Arturo, fue su madre, en su natal pueblo de Palo Verde. “Ella nos instruía de cómo aparar detrás del plato y como tirar a las bases, lanzando con una piedra”, expresó Peña en aquella ocasión.
El sembradío hecho por doña Rosalía se convirtió en un árbol que ha dado y sigue dando grandes frutos a la pelota dominicana, Ramón Arturo, uno de los reyes de los juegos salvados en la pelota criolla, Tony Peña, uno de los grandes receptores de las Grandes Ligas, en su época bautizado como “El pelotero de la patria”, su primogénito Tony Júnior, agotó su segunda campaña en Grandes Ligas con los Reales de Kansas City y hoy por hoy uno de los mejores torpederos defensivos del momento, ahora Francisco, firmado con un bono superior a los 700 mil dólares por la organización de los Mets de Nueva York .
Todos en la familia Peña apuestan a que la tradición de familia amante del béisbol se mantendrá. “Si Dios quiere se va a mantener, aquí ya está el hijo mío, Tony tercero, gritando y correteando en el terreno del estadio Cibao y eso ha pasado con todos nosotros”, puntualizó T.J. Peña.

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