La historia de dos calles. Esa es la historia de Welington Castillo. Nacido y creado cerca de la capital de República Dominicana, Santo Domingo, en un pueblo llamado San Isidro, el receptor mejor reconocido como "Beef Mode" fue moldeado por su familia, amigos, y un campo de béisbol, todo ubicado en sólo dos calles mal pavimentadas. "Estoy bendecido porque estas calles están llenas de casi pura familia", dijo Welington sobre el barrio que lo crió. "Nací en una familia beisbolera.
Ellos jugaban en ambos lados, por el lado de de mamá y por el lado de mi papá. El campo está ahí enctonces sólo tengo que cruzar la calle y ahí estoy".   Welington no exagera cuando dice que es casi pura familia de él la que reside en su cuadra. Enseguida vive su tía, del otro lado su primo, etcétera. Cuando él llega a su casa durante el receso de temporada, todos se juntan y tienen una reunión familiar que dura tres meses. "Es un placer pasar tiempo con ellos e ir al campo y saber cómo va todo", dijo Castillo. "Más que nada me gusta sentarme frente a la casa de mi papá con toda mi familia y que vengan a comer, sentarnos en la calle para hablar de béisbol. Eso es lo que me hace feliz".  Es un hombre de fe y aún visita la misma iglesia que visitaba cuando era niño, y el pastor es uno de sus vecinos. Se corta el cabello en la peluquería que está al otro lado de la calle, lugar que él pensó que algún día iba a administrar. Su primo, Kelvin, es el dueño y el que opera el negocio. Por todo este barrio dominicano te encontrarás a familiares de Castillo. Fue la familia de Welington la que lo llevó al béisbol cuando él seguía a uno de sus tíos al campo situado a dos cuadras de su casa. Ahí Welington lo miró con un bate y guante. Sus padres sabían lo que venía. "Desde que nació, adoraba el béisbol", dijo su mamá, Argentina Paulino. "Dormía en su cama con un bate. Siempre soñó con jugar béisbol".  "El día [que firmó Welington] estaba trabajando y su coach me llamó y me dijo que lo querían firmar por USD $22,000", explicó Federico. "Welington dijo, 'Papá, tómalo. No me importa el dinero. ¡Sólo quiero jugar béisbol! Después me hare cargo del dinero, pero ahora sólo quiero la oportunidad'". Lo primero que hizo Welington con su bono cuando firmó fue comprar la casa en la que vivían para sus padres para asegurar que ellos estuvieran bien. Welington también prometió construirles una casa más bonita y segura ya que la memoria de un huracán destructivo sigue resonando. Welington hizo está promesa mucho antes de que él tuviera su propia casa. Cumplió con su promesa en el 2011 y ahora finalmente está trabajando en una casa para su esposa, Kissairys, y sus dos niños, Daniel de cinco años y Jeremiah de tres meses. Pero a pesar de la casa nueva, todavía disfruta regresar a las mismas dos calles en las que creció, un consejo que le dio un ex entrenador que no se le olvida. "Nunca olvides de donde vienes", Welington dijo que fue recordado antes de seguir con su sueño y carrera de béisbol. "Sé que los Estados Unidos tiene muy buenas casas, luces, agua caliente, electricidad y seguridad, pero nunca voy a olvidar de dónde vengo ".
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