sábado, 1 de diciembre de 2012

EL BEISBOL Y NOSOTROS 3ra.. PARTE: UN HEROE, UN ARTISTA Y EL FIN DE UNA ERA


Por: Manuel Frías..Puerto Plata.- A diferencia de los 50's y décadas anteriores. Los 60's, fueron la época de la explosión latina y afroamericana.

Fanáticos de diferentes generaciones, llegaron a los 60's viendo como el béisbol cambiaba de ser un simple juego, a prácticamente dejar atrás el tradicionalismo; dando paso al futuro que marcaría el fin de una era, considerada la época de oro del béisbol.

En esta década muchas cosas cambiaron. Equipos se mudaron de ciudad, cambiaron de nombres, otros llegaron y se establecieron; y solamente un equipo experimento un año de liga mayor. Jugadores brillaron. Otros, sin embargo fueron el relleno de esos equipos que participaron en esa década.

Dentro de este despliegue de estrellas, que en los 60's se convirtieron en favoritos de los fanáticos; Latinoamérica parió dos de los mas grandes jugadores del béisbol profesional. Estos le enseñaron al mundo, que el pelotero latinoamericano no solo era un simple jugador de color; si no, que eran ejemplos de superación, determinación y algo más importante; ejemplos de humildad.

Un Héroe.

Cuando Roberto Clemente llega a las mayores en el año 1955. Sus compañeros de equipo notaron que el no solo era un jugador más de color y de diferente idioma, vieron en Clemente a un jugador especial.

Su manera de correr las bases (recordaba a los jugadores del equipo de Los Cardenales de San Luis de los 20's y 30's), su estilo de fildeo y potente brazo, era superado solo por la grandeza de Willie Mays. A todo esto, se sumaba un swing único; que brindaba no solo un dulce contacto visual, también; poder hacia ambos lados del terreno. Estas cualidades catapultaron a Clemente a ser uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.

Su capacidad intelectual y conocimiento del juego, lo ubicaban en el grupo elite de las grandes ligas, considerándolo como unos de los mejores del béisbol profesional en los 60`s.

Clemente fue una súper estrella, que aprendió a brillar por si sola dentro de una época de discriminación racial, falta de conocimiento del idioma, mas la adaptación de una cultura diferente y las precariedades publicitarias que brindaba la ciudad de Pittsburgh. Roberto no solo brillo dentro del diamante, donde pudo recopilar 3,000 hits, un MVP (1966), ganar dos Series Mundiales (1961 y 1971, MVP de esa Serie Mundial) y participar en un sin numero de ocasiones en el partido de las estrellas. Su verdadero brillo estaba fuera del terreno.

En la cultura latinoamericana, Roberto Clemente ya era un ídolo.

Sus actuaciones en el terreno de juego, su elegancia, su velocidad; lo llevaron a ser uno de los favoritos de la afición y mas aun; el favorito en el corazón de toda una nación.

La determinación y compromiso de ayudar a los más necesitados siempre fue su norte.

Clemente nunca dejaba escapar una oportunidad de apoyar a quienes necesitaban de su ayuda. Regalando al pueblo sus conocimientos de vida y profesionalismo, pero a la vez; enseñando al mismo como ganarse la vida honradamente y luchar por sus metas, sin importar cuantas veces la vida le pudiera dar la espalda; para Clemente, siempre había una manera de salir adelante.

En pocas palabras; Roberto Clemente es para Latinoamerica, lo que Jackie Robinson es, para Norteamérica.

Clemente una persona de alto nivel ético y moral, asumió la responsabilidad de portar una imagen caritativa hacia los necesitados, ya que en un momento, el mismo paso por todo tipo de precariedades. Con su fama y carácter, logro lo que muchos anhelaban; pero no buscaban…El amor de toda una raza.

Roberto dio su vida por ayudar a sus compañeros de equipo, a sus compatriotas, vecinos y amigos. Al encontrar la muerte el 31 de Diciembre del 1972 a los 38 años de edad, al estrellarse el avión que lo transportaba para llevar ayuda alimenticia a las personas necesitadas del terremoto en Nicaragua en 1972, latinoamerica en ese instante perdió a una gran leyenda.

Para Puerto Rico, no solo fue el adiós prematuramente de un hijo de la patria, un padre de familia, una estrella de béisbol. Puerto Rico perdió a un Héroe, que dedico su vida al servicio de la humanidad, con honor, determinación y elegancia.

Y todo lo refleja una frase, que lo inmortalizo en el corazón de toda Latinoamerica:

"Quiero ser recordado como un jugador de béisbol que dio todo lo que tenía para dar."
-Roberto Clemente. (Exaltado al Salón de la Fama en el 1973)

El Artista.

Un artista es una persona que al momento de presentarse a escena, paraliza todo el contorno y el público que lo rodea. Ese es Juan Marichal.

Al momento de su llegada a las mayores con los Gigantes de San Francisco en el 1960, nadie había visto una forma tan extraña de lanzar como la del Dominicano. Su estilo tan peculiar de levantar su pierna izquierda hacia el cielo, daba una sensación de que estaba observando la dulzura y el balance de un artista de ballet clásico.

El nativo de Montecristi, se desempeño en las mayores como uno de los más carismáticos e imponentes lanzadores de la época. En una era de lanzadores, Marichal gano más de 20 partidos en seis ocasiones 1963, `64, `65, `66, `68 y 69.

En el 1965, logra el premio MVP de la Liga Nacional, pero no fue su mejor año.

En el 1968, gano 26 partidos con 9 derrotas y una efectividad de 2.10. No gano el Cy Young, ya que Bob Gibson gano 22 partidos, perdió 9 y su promedio de carreras limpias fue de 1.12. En ese año pero en la Liga Americana, Denny McClain había ganado 31 partidos para los Tigres de Detroit.

Para Marichal la durabilidad era su sello de fábrica. Inicio un total de 457 juegos de los cuales completo 244 de ellos, siendo el más memorable el partido vs Warren Spahn de los Senadores de Washington, que llego hasta la entrada No.16 sin carreras, con ambos lanzadores en el montículo y que Willie Mays dejo en el terreno a los Senadores al conectar un cuadrangular solitario en la parte baja de la entrada No. 16.

Durante su carrera, Marichal mantuvo su forma de lanzar. Practicando día y noche su estilo único de balance y coordinación corporal, que lo llevaron a ser uno de los grandes entre los grandes.

Frank Robinson dijo una vez: ``Cuando te enfrentas a Marichal, te enfrentas a un lanzador difícil. Ya que el tiene diferentes formas de sacarte. Lo vez y dices: el tiene quince lanzamientos. Cuando lanza por enzima del brazo, en ¾ o medio brazo, todos sus lanzamientos se ven diferentes. Una vez pensé que me poncho con un lanzamiento por debajo de las piernas´´, así era de difícil el Dominican Dandy.

Marichal fue seleccionado el mejor lanzador de los 60`s. Una votación realizada por la Major League Baseball. Lanzo un partido sin hit, ni carreras el 15 de juni0 del 1963 ante el equipo de Houston. Gano el MVP del partido de las estrellas en el 1965 y es el lanzador mas ganador de los 60`s, con un total de 191 victorias.

El gran estilo, la elegancia y el balance corporal; mas la determinación de triunfar y la pasión por el juego; dieron a Marichal el toque artístico, que lo encamino hacia la inmortalidad del deporte norteamericano en el 1983.

En el Salón de la Fama en Cooperstown New York, se exhibe la placa del dominicano que lo acredita como inmortal del deporte. Pero el orgullo más grande, es que la Bandera tricolor de esta hermosa nación, esta acompañando al inmenso Juan Marichal en el pabellón mas importante del béisbol mundial.

El Fin de una era.

Al llegar los años finales de la década, la tradición beisbolistica estaba cambiando.

Jugadores de color comenzaron a dominar los renglones ofensivos en ambas ligas y los latinos, ya eran una potencia dentro de un deporte que siempre fue dominado por jugadores blancos.

En 1967, finalizo la era de lo que conocíamos como el ``Pennat Race´´. En este año, los Boston Red Sox lucharon contra cuatro equipos, quienes estaban en persecución del mejor record de la Liga Americana; en el último día de la serie regular, Boston gano el Pennat y paso a la Serie Mundial.

Para finales de la década, las Grandes Ligas añadieron cuatro nuevos equipos, llegando a doce por liga y posteriormente, dividiendo ambas ligas en dos divisiones y crearon una ronda de playoffs.

Este formato duro hasta el 1994, cuando las grandes ligas decidieron separar en tres divisiones y crearon el Wild Card.

Pero la razón más importante del cambio llego en 1969; cuando Curt Flood miembro de los Cardenales de San Luis, fue enviado a los Phillies de Filadelfia junto a Tim McCarver, Byron Browne y Joe Hoerner, por los jugadores Dick Allen, Cookie Rojas y Jerry Johnson.

Al momento del cambio, Flood un jugador afroamericanos que patrullaba en el jardín central, observaba como el cambio de escenario traería un ambiente hostil hacia su persona y familia, ya que la fanaticada de Philadelphia era bastante conocida por su alto nivel de racismo. Opto por vetar el cambio y solicito al equipo que lo liberara de su contrato, para poder firmara con otro equipo.

La cláusula de reserva del béisbol, impedía que los jugadores cambiaran de equipos sin autorización de los dueños, lo cual era una gran tradición mantener a los jugadores intactos dentro del roster.

Esto por un lado, mantendría las generaciones de fanáticos observando los mismos jugadores en el mismo equipo por décadas; pero por el otro, los jugadores no tendrían la oportunidad de elegir hacia donde quisieran jugar al momento de un maltrato o disgusto con sus patronos.

Con la ayuda de Marvin Miller, quien fungía como el presidente de la asociación de peloteros de las grandes ligas, desde el 1966 hasta el 1982; lograron establecer por primera vez en la historia (1969), lo que hoy conocemos como la agencia libre.

Flood y Miller, abrieron el camino para que los peloteros fueran tomados en cuenta por su producción al momento de finalizar y formalizar un contrato.

Al llegar los años 70`s, continuaron los cambios, hasta que llego el Bateador Designado o DH, a la Liga Americana; trayendo con esto, el fin de una era que se mantuvo durante décadas, como la época de oro del béisbol.

Tras los cambios, los fanáticos al igual que las grandes ligas evolucionaron dando por hecho la finalización de una tradición que se mantuvo por generaciones y que cambio por completo, lo que simplemente conocíamos como un juego.

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