miércoles, 22 de febrero de 2012

Nada que perder y mucho que ganar


FE..Uno de estos días, Manny Ramírez pudiera mirar por el retrovisor y llenarse de lamento. Quizás se arrepienta de no haber trabajado más duro, haber sido mejor compañero y creado una reputación digna de todo ese talento.
Comencemos por aquí. El toletero dominicano podría haber sido uno de los peloteros más grandes en la historia de Grandes Ligas. Fue dotado con manos rápidas y centellantes reacciones. Hacía ver fácil un juego muy difícil.
Promedió 36 cuadrangulares entre 1995 y 2008. Su OPS (promedio de embasarse más slugging) fue de 1.013 en ese periodo. Barry Bonds y su compatriota Albert Pujols fueron ligeramente mejores, pero durante los mejores años de Manny, fue siempre parte del debate acerca de quién era el mejor jugador en Grandes Ligas.
Desafortunadamente, el quisqueyano pudiera nunca recibir el crédito que merece por ser un grande. Algunos debatirán si era malicioso o simplemente un poco diferente a los demás. A pesar de ello, hay varios ex managers y compañeros quienes piensan que lo único que le importaba era el dinero.
Ahora tiene 39 años de edad y parece estar desesperado por jugar. Quizás, sólo quizás, los Atléticos lo han adquirido en el momento correcto. Manny no es un riesgo para Oakland. Ya no es aquel jugador que se convertía en una distracción, por lo que Billy Beane sólo puede ganar con este movimiento. Si Manny todavía puede jugar, será una ganga. Si no, será enviado de regreso a casa.
Los Atléticos no deben preocuparse por lidiar con el mal humor de Manny, o preguntarse si Manny será una mala influencia para sus jugadores jóvenes. O Manny hace lo que tiene que hacer, o se va a su casa.
No hay forma de saber si aún le queda gas en el tanque. Su última temporada realmente productiva fue hace tres años y la última vez que jugó más de 104 partidos fue hace cuatro temporadas.
Podría ser una buena señal el hecho de que esté desesperado por volver a jugar hasta el punto de tomar un contrato que sólo le pagará $500,000. Para recibir esa cantidad, primero tendrá que hacer el equipo, y luego servir una suspensión de 50 juegos antes de ser elegible para jugar en Ligas Mayores.
Manny ha ganado más de $200 millones en sus 19 campañas, y tiene la reputación de gastarse el dinero cautelosamente. Si finalmente se encuentra en el punto en el que sólo juega por amor al deporte, el toletero dominicano pudiera todavía darnos una o dos temporadas productivas más.
Una vez más saco a colación el optimismo de los entrenamientos primaverales. Manny tiene un largo historial de hacer las cosas mal, y eso es sin contar las dos pruebas positivas por el uso de sustancias prohibidas.
En ocasiones volvió locos a los Medias Rojas con su falta de interés y misteriosas lesiones. Una vez que llegó a los Dodgers, el cañonero pareció ser una persona completamente diferente, y sus coaches elogiaron la forma en que se comportaba y cómo ponía el ejemplo en el clubhouse y en el terreno de juego.
Sólo Manny sabe si eso lo hacía para tratar de lograr un nuevo contrato. Quizás no haya forma de saber cuándo Manny está siendo Manny.
Lo cierto es que ahora su carrera pende de un hilo. El toletero cumplirá 40 años de edad para cuando termine de servir su suspensión de 50 juegos, y quién sabe cuánto tiempo le tomará para entrar en ritmo. Los Atléticos pudieran ya no necesitarlo para cuando sea elegible para jugar, especialmente si uno de sus jóvenes -- Collin Cowgill, Seth Smith, Josh Reddick, etc.- logra ser productivo.
Pero como lo dije antes, Beane no tiene nada que perder, y apenas dos años atrás Manny registró un porcentaje de embasarse de .409 en 265 turnos al bate. Se voló la barda sólo nueve veces esa temporada, pero no hay forma de saber si jugó con el corazón.
Manny ha sido esa clase de pelotero que hace el juego más interesante para aquellos que nos dedicamos a cubrir este deporte. Para bien o para mal, siempre daba de que hablar.
Después de permanecer fuera de acción toda la temporada pasada tras enterarse de haber dado positivo una vez más, esta campaña sería una nueva oportunidad para escribir una clase diferente de final para una carrera que debió haber sido mucho más.
Los Atléticos no tienen manera de saber cuál Manny verán jugando en Oakland, y esta vez eso es lo de menos. Esta vez, todo se trata de Manny no siendo Manny.

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