domingo, 21 de diciembre de 2008

Gane o pierda, en el play se goza

LISTINDIARIO.COM
Alexéi Tellerías
LA PASIÓN QUE DESPIERTA LA TEMPORADA DE BÉISBOL OTOÑO INVERNAL ORIGINA LAS EMOCIONES DE LOS FANÁTICOS
SANTO DOMINGO.- Son las siete de la noche y el Estadio Quisqueya empieza lentamente a congregar un gran número de personas. Desde horas antes, ya hay un pequeño hervidero que gira alrededor de la gigantesca estructura cincuentenaria del ensanche La Fe. No hay dudas, esta noche va a darse a más: Aguilas y Licey, los “nuevos rivales” van a chocar en el último encuentro de esta temporada. Los puestos de pitos, gorras y banderas no dan abasto ante las necesidades de la fanaticada y el mercado negro se deja ver, con su característico sigilo, en los parqueos.
Es martes. Mañana hay trabajo, escuela, obligaciones… eso no importa para los más de 20 mil dominicanos que han tenido la suerte de encontrar una ubicación en las sillas del Quisqueya. Adentro, luego de cruzar por los controles de seguridad, las tiendas de comida y de los equipos llaman nuestra atención en el “foyer”.
Al entrar en la del Licey –aunque también la del Escogido está abierta, por si algún fanático rojo se desubicó- es imposible dejar de pensar en cómo el fanatismo mueve al dominicano durante estos días. Llevar puesto sobre el cuerpo cualquier insignia del equipo se convierte en un deber cívico. Y esto lo entienden Virginia y Ana Virginia Adames. Madre e hija, aguilucha y liceísta, en una muestra de que las únicas diferencias se miden sobre el terreno de juego.
Algunos han llegado desde las prácticas de bateo para tener un chance de alcanzar a sus principales ídolos y pedirles que les firmen una pelota, tomarles fotografías y prepararse para el choque de titanes que se verá cuando el chief umpire (ampaya, para más señas) grite “¡play ball!”.
Ahora mismo, la música parece haberse quedado en los ochenta, con instrumentales bien suaves, pero no dura mucho, puesto que ya un merengue típico con el clásico “Licey campeón” retumba por todo el estadio, en preparación del goce de nueve innings… si no es que el dueño de la casa va ganando.
Tema obligadoDesde que llega octubre, el tema de conversación de nuestro país va girando, paulatinamente, hacia una de las pasiones más intensas que tenemos: el béisbol. O llamémoslo por su nombre correcto: “la pelota”. Es que nadie se queda fuera de la simpatía por un equipo —conozca o no las interioridades del deporte—.
Los estadios de nuestro país se convierten en el epicentro de la alegría y la diversión durante los meses que van hasta enero –si el equipo tiene la suerte de llegar hasta la final, algo que liceístas y aguiluchos han disfrutado en los últimos tres años-. Nadie se queda fuera. Y si no pueden ir al estadio, siempre están las cadenas televisivas de los equipos que llevan esa alegría al público.
Claro, como señala Mariela Báez, liceísta furibunda que confiesa venir tres veces a la semana a ver al “equipito”, “ver el juego en vivo no tiene precio”. Mariela siente que en el play hay que disfrutarlo todo, incluso las derrotas, por eso viene – o intenta venir- cada vez que sus gladiadores azules juegan.
Poco para las siete y media. El animador del Licey es “cuerdero” y ha colocado en la pantalla gigante detrás del 410 una fotografía del trofeo de la Serie del Caribe 2008, que se celebró en Santiago y tiene la forma del monumento. Hace énfasis en que los Tigres son los campeones del Caribe y que lo han sido en Miami, Venezuela, Puerto Rico, México, Santo Domingo “y Santiago”, pero se le olvida mencionar quienes son los actuales campeones. Es claro, “dar cuerda” es parte de nuestro beisbol, y de eso pueden dar fe y testimonio los miles de fanáticos que se congregan aquí cada noche, sin importar la fecha. Y ya estamos en el tercer inning y las bailarinas del Licey bailan sobre el “dugout” azul para la diversión de los fanáticos.
También el “tiguerito”, la mascota, hace su respectivo show. Una lástima que el “aguilita” no haya viajado a la capital, cosa que sólo ocurre cuando el equipo llega a las finales y se mueve con los jugadores.
En preferencias, se encuentra el “Aguilucho mayor”, Winston Llenas –Chilote, para la historia-. Al preguntarle qué hace de la pelota criolla la más alegre del área, responde que en primer término eso ocurre por el fanatismo, y en segundo lugar la alegría innata de los dominicanos “y la pasión que sienten por el juego de beisbol”.
Chilote resalta la rivalidad entre Águilas y Licey a partir de que son los dos equipos “que tienen las mejores fanaticadas”, y manifiestan una rivalidad tremenda en el terreno de juego, “pero cuando están en la calle están abrazados”.
Llenas, quien ha saboreado el éxito como jugador, dirigente y ahora como ejecutivo, se manifiesta “seguro” de que el nido de las Aguilas Cibaeñas, el Estadio Cibao, es el más alegre de todos. “El que no ha ido al Estadio Cibao no ha ido a un estadio de beisbol a disfrutar”.
A riesgo de despertar ronchas en los fanáticos capitaleños, hay que hacer notar que la “gozadera” en el llamado “Valle de la Muerte”, es increíble, y no se detiene.
Cuando el “aguilita” sale a animar, los “carapintá” le hacen el coro desde los pasillos, a ritmo de bombos, redoblante, tambora y guira.
Todo es un espectáculo dentro del propio que es el juego, y esto lo sienten hasta las matas de plátano que están en el right field (¿o habría que decir raifil?)
REACCIONES
Y los fanáticos, ¿qué dicen?“Además de botar el stress, la pelota invernal es el pasatiempo de los dominicanos. Lo más divertido es salir ganado. Dentro del play se goza, se da cuerda, se ríe, se sale incómodo, se sale contento, pero se disfruta al final”. Giovanni Dominguez, fanático de las Aguilas Cibaeñas. “Lo más alegre es que mi equipo gane. Vengo al play a ver a mi equipo, a darle apoyo y estar hasta el final. Lo más divertido es salir ganado y dar cuerda. Voy al estadio Cibao unas tres veces por temporada y al Quisqueya casi siempre que juegan las Aguilas”. Alibenerisa Cid, fanática de las Aguilas Cibaeñas.
“¿Lo más alegre? Ver el juego en vivo, eso no tiene precio. Vengo tres veces por semana, a los juegos del Licey, sobre todo contra las Aguilas. Claro, hay que disfrutar la derrota también porque eso es lo que hace la pelota criolla la más alegre”. Mariela Báez, fanática de los Tigres del Licey. “La gozadera, la brincadera, la bebida, los equipos, los tigueres, todo en general. Yo soy fanática de todos los equipos y vengo a hacer coro para acá. Tengo desde los 18 años viniendo al play”. Angela Rodriguez, “fanática de todos los equipos”.

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