miércoles, 20 de julio de 2016

Kevin Durant se aisló por 48 horas tras fichar con Golden State


                                           

LAS VEGAS. El escolta Kevin Durant permaneció dos días sin salir de su casa una vez tomó la decisión de abandonar al Thunder de Oklahoma City y pactar con los Warriors de Golden State.

“Dos días después todavía no salí de casa por si alguien me estaba esperando y me atropellaba por la espalda...”, declaró en broma Durant a diversos medios. “Nunca pasé por algo así en mi vida. Pero también mucha gente se me acercó, me dio la enhorabuena y me deseó buena suerte. Me quedé en casa tratando de procesarlo todo con mi familia y estar apoyado. Me sentí diferente después de tanto tiempo en una organización y hacer un cambio como este que nadie esperaba que fuera a suceder y que yo tampoco pensé que fuera a hacer. No sabía cómo iba a ser recibido después. Pero en un punto me dije, la vida sigue, qué más da, así que lo afronté”, esgrimió.

Durant pasó los primeros nueve años con el conjunto azul, que lo escogió cuando la franquicia estaba en Seattle. El aluvión de reacciones llegaron desde su excompañero y amigo, Russell Westbrook, aficionados del Thunder, Charles Barkley, Reggie Miller y medio mundo, hasta el comisionado, Adam Silver, quien reconoció no estar de acuerdo con el desequilibrio en la liga.

Durant siempre fue consciente del terremoto que provocaría su decisión y durante alrededor de 48 horas prefirió permanecer en su hogar, rodeado de su familia más cercana mientras al resto del universo deportivo le costaba asimilar la noticia.

Prefirió esa manera de digerir lo que acababa de hacer porque las pasiones eran incontables de uno u otro lado. Durant llegó a la conclusión de que la posibilidad de una avalancha de críticas no podía condicionar su deseo de formar parte de unos Warriors que cuentan con el dos veces Jugador Más Valioso, Stephen Curry, como mayor de varios atractivos.

“No puedo dejar de tomar una decisión en mi vida porque todo el mundo vaya a estar disgustado por ello. Me puse a mí mismo primero y pensé en lo que realmente quería. Esto es lo que deseaba. Veremos qué pasa. Tan solo experimentaré. Siempre pienso en el básquetbol, así que si me enfoco en ello no me preocuparé de si soy un héroe o un villano. Me concentro en la gente que se mantiene positiva, me tiene en cuenta y me empuja hasta el límite. La vida sigue”, apuntó.

Durant se mostró de lo más cómodo en su primera jornada de prácticas en Las Vegas junto a los otros 11 integrantes del equipo de los Estados Unidos va a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Sonriente, como si se hubiera quitado un peso de encima, como si su decisión le hubiera despojado de una carga que arrastró durante los últimos años.

Durant tuvo que enfrentarse a la situación de saludar a antiguos miembros de la franquicia durante la primera jornada de prácticas. A algunos no los veía desde los playoffs. Hubo rareza en algunos casos y también un sentimiento de confort al compartir duela con dos de los compañeros que tendrá a partir de octubre: Draymond Green y Klay Thompson. No hay ningún signo que evoque arrepentimiento alguno por todo lo que se le vino encima al JMV de 2014. Todo es positivo para él y la confianza en que la mayoría de la gente le adora es evidente.

“Por suerte, tengo fans y familia que me apoyan sin importar lo que haga. Podría retirarme ahora o ponerme a jugar al tenis que todavía me querrían. Si pienso en ellos, todo está bien”.

Lo contrario sería lo más parecido que hay al tormento mental autoprovocado. Durant no tiene tiempo para pensar en el qué dirán, tampoco en si fracasa el proyecto que más ampollas ha levantado en la liga desde los cambios de rumbo de LeBron James.

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