jueves, 6 de septiembre de 2012

Sin documentos para firmar


Jóvenes de ascendencia haitiana ven desperdiciar su juventud y sus talentos para el beisbol por falta de documentos que certifiquen su identidad y su edad
DIARIO LIBRE.. Santo Domingo. Para un lanzador zurdo atrapar un bono considerable a partir de los 16 años basta con que sus pitcheos alcancen las 75 millas. Si es derecho debe pasar las 80. Con esa edad, Jean Dosle superaba las 92 millas con control, pero a sus 22 años ni siquiera las cinco millas de velocidad que ha agregado a sus lanzamientos han roto una barrera de acero que separa su mundo de miseria con la vida de lujo que su talento le permitiría gozar en condiciones normales.

Dosle, un zurdo de 6'2 de estatura y 195 libras, es un caso dentro de las miles de personas que nacieron en suelo dominicano de relaciones haitianas y que la falta de una documentación legal los mantiene en un limbo jurídico, que les ata de pies y manos para desarrollar sus vidas y explotar sus talentos.

Dosle nació en 1990 en un batey de Barahona donde sus padres haitianos trabajaban en la industria azucarera, pero no tenían documentación. Allí creció jugando béisbol y su talento llamaba la atención de todo escucha que conocía de él, pero al enterarse sobre sus problemas de documentación con rapidez alejaban las ofertas y, las que quedaban, bajaban los dígitos de su valor.

En 2007, la directiva de los Arizona Diamondbacks (equipo que no tiene fama de otorgar bonos altos en América Latina), conscientes de la aventura que emprendían, ofreció US$50 mil por él, pero tras seis meses de tenerlo en su academia de Baseball City en Boca Chica tuvieron que dejarlo libre.

A principio de 2008, los Orioles de Baltimore acordaron entregarle US$45 mil, pero luego de ocho meses en sus facilidades en San Pedro de Macorís sin progresar en sus trámites legales, no tuvieron otra opción que apartarlo.

Dosle, ahora de 22 años, no cobró ninguno de los bonos y en la actualidad deambula en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte. Sus padres murieron y duerme en un "horno" debajo de las graderías del Pabellón de Lucha Olímpica del referido parque deportivo.



"Dejé la escuela en sexto (grado) cuando comencé a entrenar fuerte y no he podido regresar. No tengo muchas opciones", dice Dosle en un español que delata sus orígenes.

Pese a las vicisitudes y las experiencias dolorosas que ha pasado, el joven de tez morena, aún no tira la toalla, ya que, según él, los Marlins tienen interés en retomar el proceso. De no prosperar piensa dedicarse a entrenar a otros jóvenes talentos del beisbol.

"Lo único que sé hacer es jugar pelota. No tengo a nadie que me ayude, mis padres murieron. Si no me firman entonces tendré que dedicarme a ser entrenador, no tengo ni un lugar donde vivir", dijo Dosle, mientras desayunaba con una empanada de harina y un vaso de jugo de naranja.

Los equipos se alejan

Junior Noboa, máxima autoridad en el país de los Diamond Backs y el primero en firmar a Dosle, entiende que el escaso historial haitiano en el béisbol le resta interés a los equipos en volcarse a observar el talento de ese origen. Además de eso, cita que hay antecedentes de entrenadores independientes que arreglaban documentación a haitianos para presentarlos como más jóvenes.

Si bien ningún nacido en Haití ha jugado en las Grandes Ligas en los 135 años de historia del Big Show y en 2011 apenas tres de los 7,826 peloteros que militaron en las Ligas Menores llegaron al mundo en la vecina nación, varios toleteros de ascendencia haitiana nacidos en la República Dominicana, entre ellos Tony Fernández (un cinco veces All Star y receptor de cuatro Guantes de Oro), Félix José y Félix Pie, sí han logrado la meta.

Por décadas, los jugadores de origen haitiano han confrontado más dificultades para firmar que los hijos de dominicanos, sobre todo por las dudas sobre la edad y lo dificultoso que resultaba obtener bases de datos confiables.

Pero el escenario se complicó a partir del 10 de diciembre de 2007 cuando la Junta Central Electoral (JCE) emitió la resolución 12-07, que suspendió hasta el 30 octubre de 2011 la expedición de Actas del Estado Civil con irregularidades o vicios que imposibiliten legalmente su expedición.

A este obstáculo se unió la implementación a partir de 2008 de investigaciones más rigurosas por parte de Major League Baseball para autorizar el fichaje, que luego agregó las pruebas de ADN, huesos y sustancias prohibidas. Si un jugador no pasa esas pruebas, no hay forma de que su contrato sea autorizado.

Según Pablo Peguero, director de desarrollo de los Gigantes de San Francisco en el país, los equipos evitan incurrir en el riesgo que representa mantener un jugador por meses en una academia con enormes posibilidades de no poder retenerlo o recuperar la inversión.

Peguero puso el ejemplo de Franklin Noel, un zurdo nacido en La Romana de ascendencia haitiana, que fue firmado en 2007, que lanzó primores durante cinco temporadas en la Liga de Verano (dos campañas con efectividad por debajo de cero y otras dos por debajo de tres), pero que la investigación para confirmar su identidad demoró cinco años.

En el camino equivocado

Dado el temor que genera en la industria el origen haitiano, algunos jugadores de ascendencia del vecino país han optado por alterar sus documentos, tal como han hecho decenas de dominicanos para fingir ser más jóvenes.

Fracois Pierre (nombre ficticio a petición del protagonista) nació en el Ingenio Consuelo, San Pedro de Macorís, hace 19 años. Cuando tenía 16 años vio cómo el interés que atraía se desvanecía al conocer su origen y, un año más tarde su familia le pidió a unos vecinos el uso de la identidad de un hijo, también de 17 años. Pero fue descubierto y suspendido.

"En Haití no se juega béisbol, aquí es que se hacen los peloteros, los equipos han perdido gran dinero por fraudes como estos y eso afecta la imagen de nuestro país como productor de béisbol", dijo Junior Noboa, de Arizona.

Esas palabras describen las dudas que se generan entre los actores del primer nivel de las Grandes Ligas (los escuchas) cuando tienen que lidiar con un caso de estos.

Otro jugador de ascendencia haitiana, que rehusó dar su nombre, conoció su verdadero padre producto de una investigación de MLB. Un jardinero de 6'3 con gran poder y velocidad, pero no pasaba las pruebas debido a que los exámenes de ADN no coincidían con los de su supuesto progenitor.

Su madre confesó a los investigadores que el prospecto nació de una relación extramarital. Cuando hicieron la prueba al padre biológico coincidió, y el jugador está a la espera de que su firma se apruebe.

Los casos abundan, pero el temor se impone a la hora de dar detalles con nombres y apellido.



Una salida, pero muy estrecha

En agosto de 2011, ante la ventilación de casos similares al Dosle en los medios de comunicación, el presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, sugirió que los prospectos de origen haitiano que tuvieran problemas de documentación podían solicitar una ciudadanía especial, llamada en la ley "naturalización privilegiada", que les permitiría obtener documentación de manera legal.

La Ley de Naturalización (No.1683 de 1948) establece en su artículo IV, la naturalización privilegiada, como una potestad del Poder Ejecutivo, vía decreto, "a aquellos extranjeros que a su juicio sean merecedores de la dispensa de los requisitos necesarios ordinariamente para obtener la naturalización dominicana".

Sin embargo, esta sugerencia a ojos de Francisco Leonardo, vocero del Movimiento por un Registro Civil Libre de Discriminación, es un absurdo, pues en los casos de los peloteros y los otros 2,600 con los que trabajan, no se trata de extranjeros, si no de dominicanos.

El Movimiento trabaja actualmente con 2,600 dominicanos de origen haitiano que tuvieron acceso a documentación y tras la disposición de la JCE en 2007, perdieron sus actas de nacimiento y derecho a renovar su cédula de identidad y electoral.

"Eso es un absurdo, porque la ley está concebida para extranjeros. No se trata de eso. Son jóvenes que nacieron en República Dominicana, y de acuerdo a la ley vigente cuando ellos nacieron les correspondía la nacionalidad dominicana. De hecho, fueron reconocidos como dominicanos por el Estado y diez años, treinta, quince, cuarenta.. nos encontramos con que grupos de un pensamiento de derecha radical está en la Junta Central Electoral -claro apoyados por otros sectores- y quieren aplicar la ley de manera radical", sostiene.

No hay comentarios.: