viernes, 13 de enero de 2012

CINCO SIN COLA QUE LE PISEN..........


HIRAM MARTINEZ...Levanten la mano los que pensaban que Bernie Williams sería escogido en su primer año.
Entrar a Cooperstown es un privilegio de una elite, sólo unos pocos lo logran y no son simplemente los grandes jugadores, sino las claras leyendas, los que llegan en ese primer año de elegibilidad.
Ciertamente, ha habido sus magnas equivocaciones. A nadie debe quedarle duda que Joe DiMaggio y Roberto Alomar merecieron ser parte de esa elite, pero les tomó dos años, mientras que Juan Marichal tuvo un purgatorio de tres años para ser escogido en 1983.
De los ocho latinos en el Salón de la Fama, sólo dos el puertorriqueño Roberto Clemente y el panameño Rod Carew- lograron entrar tan pronto se hicieron elegibles para entrar al más tradicional de los recintos de inmortales del deporte. No obstante, hay cinco jugadores latinoamericanos que deben haber asegurado sus pasaportes en ese primer año con sus ejecutorias hasta ahora.
Este quinteto no debería tener discusión cuando les llegue la hora de la inmortalidad. Al lado de sus nombres está un año estimado de su elegibilidad, pero desde ya, quizás pueden ir adelantando unas cuantas placas.

Pedro Martinez (2015)


El dominicano es el único abridor de esta era con efectividad de 3.00 o menos, algo que no pueden reclamar Roger Clemens, ni Greg Maddux, ni Randy Johnson. Si bien es cierto que no pasó de 250 victorias, fue uno de los lanzadores más dominantes de su época y hay quien pueda argumentar que supera a su compatriota Juan Marichal como el mejor lanzador latinoamericano de todos los tiempos. De 1997 a 2003, tuvo marca de 118-36 con efectividad de 2.20 en 1,408 entradas. Tres premios Cy Young en ambas ligas (en eso supera a Marichal, que por lanzar en la era de Bob Gibson y Sandy Koufax no ganó ninguno), cinco lideratos de efectividad; tres veces líder en ponches y la Triple Corona de pitcheo en 1999 lo hacen un seguro visitante de Cooperstown en 2015, junto a Randy Johnson, otro as de su generación. ¿Alguien se opone? Es posible que uno que otro escritor de Nueva York, pero no lo suficiente para hacerlo esperar otro año.

Iván Rodríguez (2017)


Si no juega en 2012, los escritores deberían elegirlo en 2017, quizás con menos del 90 por ciento por uno que otro que tenga sus dudas en torno a si usó esteroides, como sugiere José Canseco en su polémico libro. Pero debería entrar sin problema: es considerado el mejor de todos los tiempos en su posición por la mitad de la población y nadie jugó detrás del plato en más juegos que él. Empeñarse en lograr todas las marcas de durabilidad quizás le ha restado brillo a una carrera que debió haber terminado hace un par de años, pero ya todo está dicho y hecho: sus trece Guantes de Oro y sus siete Bates de Plata son el testimonio más elocuente, pero si hay que añadir algo más, considere su título de Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1999, su cetro de Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato en 2003, su anillo de Serie Mundial ese año y su promedio de fusilados en intentos de robos de 45.7, el más alto de los últimos 40 años, para considerar la época de Johnny Bench. En una posición tan exigente como la de receptor, un promedio de .296 en 21 años de carrera relata mucho de su grandeza, y hay quienes consideran que es el mejor pelotero puertorriqueño de todos los tiempos.

Mariano Rivera (2019)


Los escritores son duros con los relevistas y si no pregúntenle a Bruce Sutter. Sólo Dennis Eckersley entró en su primer año de elegibilidad y de seguro le ayudó que hizo más de la mitad de su carrera como abridor. En el caso del Gran Mariano, será el primer taponero en recibir más del 90 por ciento de los votos. Al panameño le quedan dos años de contrato con los Yankees, y si fuera a terminar su carrera en 2013, entrará como el mejor relevista de todos los tiempos. Con un solo lanzamiento dominante, la recta cortada, ha salvado 603 partidos, líder de todos los tiempos y con una minúscula efectividad de 2.21. Si se fuera a escoger a un Jugador Más Valioso de los últimos cuatro títulos de los Yankees de 1998 a 2009, tendría que ser Mariano. Sus números de octubre lo dicen todo: récord de 8-1, 42 salvados, 0.70 de efectividad. Sencillamente impresionante.

Omar Vizquel (2018)


Este lugar quizás debió pertenecer a Alex Rodríguez, a Sammy Sosa, Manny Ramírez o Rafael Palmeiro. La cacería de brujas de los esteroides quizás haga una excepción con Rodríguez, pero el episodio de Palmeiro en el Congreso y el bate de corcho de Sosa, junto a su positivo, y toda la vorágine en la que cayó Ramírez al final de su carrera deben dejarlos fuera de una primera papeleta, quien sabe si por siempre. Vizquel, el Ozzie Smith de los latinos, es una selección refrescante en este grupo. El venezolano es el tipo de jugador que había que ver para conocer de su grandeza. Pero sus números defensivos están ahí y relatan mucho de lo que vimos: su por ciento de fildeo (.985) es el mejor de la historia para un campocorto con más de mil juegos jugados, es undécimo en asistencias y sexto en outs de todos los tiempos en su posición. Ah, y bateó 2,841 hits, con un promedio de embasamiento de .337, nada mal para un campocorto puramente defensivo. Sus 11 guantes de oro le dan mucho impulso para entrar en su primera oportunidad, al igual que Smith y contrario a Luis Aparicio y Bill Mazerozki, otros genios defensivos que tuvieron que esperar que Cooperstown le abriera la puerta.

Albert Pujols (2027)


Aún si se pasa por alto lo que logre en los próximos diez años con los Angelinos, el dominicano es un seguro miembro del Salón de la Fama, más por el dominio que ejerció en su época que por la acumulación de números. En la historia de las Mayores, es el único pelotero que ha producido al menos .300 de promedio, 30 jonrones y 100 empujadas en sus primeras 10 temporadas. Es sin duda, el jugador más dominante de los años 2000, como lo indica que en sus 11 años de carrera, ha estado entre los primeros diez en la votación de Jugador Más Valioso en todas. Un bateador de poder con promedio de bateo de .328 y de embasamiento de .420; su promedio de 'slugging (.617) es el cuarto mejor de todos los tiempos; su OPS (1.037) es fuera de este mundo y nunca se ha ponchado más de 100 veces en una campaña. Agréguele a esa fórmula tres títulos de Jugador Más Valioso, dos campeonatos de Serie Mundial y sólo hay que contar cinco años después de la fecha de su retiro. En los Angeles, sólo aumentará sus números para confirmar un 95 por ciento de los votantes cuando le toque.

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