Los jugadores de los Medias Rojas vieron lo mismo. Luego que se regó la voz el viernes de que RamÃrez se habÃa retirado para no enfrentar una suspensión, David Ortiz dijo que los jugadores de Boston hablaron en el dugout esta primavera sobre lo bien que se veÃa Manny, la rapidez de su bate. Esto era especialmente sorprendente, porque la temporada pasada, en su breve estadÃa con los Medias Blancas, la velocidad del bate de RamÃrez habÃa prácticamente desaparecido, y los evaluadores de algunos equipos estaban convencidos de que estaba acabado.
Pero ahora se fue, retirándose abruptamente luego de ser informado de que habÃa dado positivo a una sustancia para el rendimiento atlético y que enfrentarÃa una posible suspensión de 100 partidos.
Sus ex compañeros de equipo como Jonathan Papelbon y Ortiz y B.J. Upton y Andre Ethier hablaron respetuosamente sobre su calidad como compañero de equipo, sobre su increÃble talento. Y algunos votantes del Salón de la Fama, como el colega Jayson Stark y yo, mencionaremos, como debe ser, los increÃbles números de RamÃrez, los 555 jonrones y el promedio de carrrera de .312, y ya veremos cómo las circunstancias de su retiro afectarán su legado histórico.
¿Y dónde está Manny en todo esto? Bueno, él probablemente se está riendo de todo el mundo.
¿Legado? ¿Salón de la Fama? ¿Compañeros de equipo? ¿Alguien realmente piensa, después de todo lo que hemos visto en la última década, que a RamÃrez le importe nada de eso?
Él ganó. Él es como el tipo que se robó millones del banco y fue sentenciado a cumplir 10 horas de servicio comunitario.
Según esta página en Baseballreference.com, Manny RamÃrez se ganó sobre $200 millones en su carrera. ¿Cuántos de esos dólares, de esos 555 jonrones, fueron bateados con la ayuda de drogas para mejorar el rendimiento? ¿Quién puede saberlo? Uno podrÃa decir que sólo un manojo o decir que todos y serÃa una especulación justa, dada la evidencia de su asombroso consumo desvergonzado de drogas para mejorar el rendimiento en años recientes.
Durante la primera mitad de la carrera de RamÃrez, las Grandes Ligas eran el Viejo Oeste del consumo salvaje de esteroides, con amplio alcance y prácticamente sin ninguna supervisión. SÃ, claro, habÃa una estructura flexible que permitÃa intervenir con el asunto, pero realmente nadie nunca hizo nada.
Pero en el año 2002, el sindicato de jugadores al que RamÃrez pertenece tomó sus primeros pasos para habilitar las pruebas de dopaje, en parte porque muchos jugadores impulsaron las medidas desde adentro, en silencio, para que ocurriera un cambio. Veteranos como Todd Zeile comprendió que el aumento del consumo de drogas habÃa obligado a muchos jugadores a tomar una decisión muy difÃcil: Te mantienes limpio, sin el beneficio de las drogas para mejorar el rendimiento, y te tomas el riesgo de ser superado profesionalmente por jugadores que usan el jugo; o te unes al grupo y te tomas las drogas tú también.
El sindicato aceptó tomar una prueba de muestra, en un esfuerzo para mantener a todos los miembros de la unión en el mismo plano de competencia. Y a pesar del hecho de que todo el mundo sabÃa la fecha de las pruebas, y a pesar de todo lo que estaba en riesgo en cuanto a la reputación del sindicato, RamÃrez alegadamente dio positivo en 2003. Él aparentemente no estaba preocupado por el plano de competencia justo, o por el hecho de que un resultado positivo podrÃa generar más pruebas en el futuro; él los consumió sin reparo. Estaba completamente dispuesto a hacerle trampa a sus compañeros de equipo, a hacerle trampa a otros jugadores.
En el verano de 2008, cuando su contrato con los Medias Rojas estaba por expirar, decidió forzar su propia salida de Boston -- al convencer a los ejecutivos del club de que tenÃa la intención de sabotear al equipo -- y en dos meses con los Dodgers, demostró una producción impresionante, bateando cerca de .400. ParecÃa ser otro tipo con los Dodgers. Su velocidad del bate se veÃa mucho mejor, decÃan los cazatalentos. El tipo está en una condición fenomenal. Se ve mucho más fuerte, decÃan.
Y después de conseguir una extensión de contrato por dos años y $45 millones, fue suspendido bajo el programa de drogas. En otras palabras, conociendo todos los riesgos -- a su propio legado, sus chances de entrar al Salón de la Fama, su reputación -- él aparentemente optó por las drogas, por hacerle trampa a su equipo, a sus jefes, a sus colegas del sindicato.
Sus últimos meses con los Dodgers fueron una vergüenza. Estaba lesionado frecuentemente, y sólo fue productivo de modo intermitente. Los Dodgers, finalmente, hartos de su comportamiento, lo mandaron a los Medias Blancas en un cambio, y RamÃrez produjo exactamente una carrera remolcada.
Manny estaba muy motivado al unirse a los Rays, escuchamos. Estaba en tremenda condición fÃsica, escuchamos. Este era otro año de contrato.
Y por tercera vez en su carrera, evaluó los riesgos y las recompensas y decidió usar el jugo, de nuevo. Estaba dispuesto a romper las reglas y hacerle trampa a su equipo, a sus jefes, a sus colegas del sindicato y a los aficionados. Lo atraparon, y su carrera se acabó.
Seamos realistas sobre esto: Manny RamÃrez no fue el único que hizo millones por Manny ser Manny. Los Indios y los Medias Rojas y los Dodgers hicieron ganancias con su producción y con esa imagen de hombre loco -- ¿Mannywood? -- y los medios celebraban, también; probablemente hubo más palabras escritas y habladas sobre Manny en la última década que sobre cualquier otro jugador no llamado Barry Bonds o Roger Clemens.
Pero ahora Manny se va a España, donde puede reÃr con una gran carcajada a costas de toda la gente que dejó atrás.
Él ganó.
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