lunes, 18 de julio de 2016

Me Robaron la Idea… y la Dañaron


Por Luís Rafael Sánchez Peralta (Luichy)...Entre las cosas que detesto están el afán de protagonismo y acotejar situaciones y hechos para separarlas de lo auténtico. De entrada, me disculpo por si alguien percibe que dejo la sensación de protagonismo en lo que escribo en este artículo, pero hay cosas que caen en el descaro.

Hace 30 años fui uno de los miembros más importantes del departamento de prensa de los XV Juegos Centroamericanos y del Caribe (Santiago 86), efectuados en el verano de 1986 en Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Entre otras, me correspondió ejercer las funciones de director de acreditaciones y alojamiento de periodistas.



Desde unos años antes, inicios de los 80, cultivé una gran amistad con Guillermo Saleta Pérez, ya que fuimos compañeros de estudios en lo que fue la apertura de la carrera de ciencias de la comunicación social en la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA) en 1981.


Como Guillermo fue en esos años presidente de la Unión Deportiva de Santiago (UDESA) por varios períodos, me involucró en diversas actividades de esa entidad. Fueron magníficas experiencias, ya que el deporte siempre ha sido parte esencial de mi vida desde niño.


Posteriormente, es Guillermo quien me lleva al departamento de prensa de “Santiago 86”.


Aunque después de estos juegos nuestra relación no fue la misma, ya que ambos tomamos rumbos diferentes en nuestros quehaceres, mantenemos la misma amistad y sostenemos contactos esporádicos.


Hace más de un año (2015) le hice una llamada a Guillermo para tratarle otro asunto y aproveché para comentarle algo así como esto: “El año próximo se cumplirán 30 años de ‘Santiago 86’, por lo que debería prepararse algo para recordarlo”. Nadie recordaba eso.


Pasaron unos meses, concluyó la pasada temporada otoño-invernal de béisbol profesional y llamé de nuevo a Guillermo, esta vez para recordarle el tema de “Santiago 86”. Me manifestó que había que tomarlo en serio y que llamaría a Luisín Mejía Oviedo, presidente del Comité Olímpico Dominicano (COD), para exponerle el asunto.


Al colgar el teléfono, le puse un mensaje público a Luisín en su cuenta de twitter, pero no recibí respuesta. Ese mismo día, Guillermo me escribió para decirme que Luisín le preguntó sobre qué se podía hacer, lo que evidentemente reflejaba que en el COD no estaban pendientes de esto. De eso hace unos cinco meses más o menos.


Desde ahí, Guillermo y yo nos desconectamos. Pasó el tiempo y de repente escuché el pasado lunes en los medios que el jueves 14 se efectuaría un acto conmemorativo del 30° aniversario de “Santiago 86”. Literalmente, el COD se robó mi idea y, para aparentar que la misma era de su autoría, no me informaron nada de sus planes, supongo que motivado a que hoy día no se me conoce como parte de lo que en el olimpismo se denomina “movimiento deportivo”.


Ya me enteré que, ante mi reclamo, como una posible justificación, se estaría preparando el invento de que lo del jueves fue presupuestado el año pasado por el COD como parte de sus actos de celebración del 70° aniversario de esa entidad.


Nada tan falso. Y tiene que serlo, debido a que para efectuar el acto del jueves involucraron a miembros de la oligarquía de Santiago, de esos que les encanta el protagonismo (ausentes de “Santiago 86” cuando se organizaron y montaron, con algunas excepciones), con el objetivo de conseguir respaldo económico y social.


Esto es muy penoso, aún más porque dañaron la idea, la cual se basaba en que esa conmemoración tenía que realizarla el movimiento deportivo santiaguero, la gente de los clubes y asociaciones deportivas de Santiago, la gente de la base deportiva, la gente que “guayó la yuca” junto a los organizadores de “Santiago 86”.


Lejos de lamentar no haber participado en lo del jueves, me alegro no haber sido parte de algo contaminado.


Como amante de la historiografía, especialmente de hechos que me han correspondido ser actor y/o testigo, sólo quería dejar constancia de una actividad que se hizo con ocultamiento. Ni siquiera se promovió con tiempo suficiente, sino a partir de la semana antes. Eso era parte del plan.

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