sábado, 4 de octubre de 2014

Cómo los latinos desbancaron a los afroestadounidenses del béisbol en EE.UU.



BBC,,Dos venezolanos lideraron el promedio de bateo en el béisbol de las Grandes Ligas de Estados Unidos tras finalizar la fase regular de la temporada y en la víspera de los playoffs que comienzan este jueves.

Un dominicano fue quien más cuadrangulares logró, mientras que un mexicano fue el que más carreras impulsó.

La tendencia fue similar entre los lanzadores, en las que hubo presencia destacada de dos dominicanos en victorias y salvados y un venezolano en efectividad.

La presencia de José Altuve, Víctor Martínez, Nelson Cruz, Adrián González, Jhonny Cueto, Fernando Rodney y Félix Hernández en las categorías mencionadas arriba contrasta con la relativa ausencia de jugadores afroamericanos en las estadísticas.

La solitaria excepción fue Dee Gordon, líder en bases robadas y en triples conseguidos.El venezolano José Altuve fue el líder de bateo de las Grandes Ligas al promediar .341 y conseguir 225 imparables.

El auge en número e influencia en el juego de los peloteros latinoamericanos va directamente proporcional a la drástica reducción en este deporte de beisbolistas negros nacidos en EE.UU. y no de padres latinos.
Otra época

Cuando Jackie Robinson rompió la barrera de la segregación en 1947, el béisbol de Grandes Ligas comenzó a sufrir un proceso de transformación en el que la figura del jugador negro se hizo cada vez más prominente.

En dos años Robinson fue reconocido como el jugador más valioso de la temporada tras ganar el premio de bateo y su influencia permitió a su equipo, los Dodgers de Brooklyn, llegar seis veces a la Serie Mundial de las Grandes Ligas.Jackie Robinson fue el primer pelotero afroamericano en jugar en las ligas mayores del béisbol de Estados Unidos en 1947.

Luego aparecieron Willie Mays y Hank Aaron, quienes con su habilidad y poder al bate, respectivamente, se convirtieron en ídolos indiscutidos de la comunidad negra, dejando un legado que tuvo su punto álgido a comienzos de los años ochenta.

En cuatro décadas, los jugadores afroestadounidenses pasaron de no existir a representar más del 18% de los beisbolistas de Grandes Ligas según un estudio hecho por Mark Armour y Dan Levitt para la Sociedad de Investigación del Béisbol de Estados Unidos, SABR por sus siglas en inglés.

En ese mismo período el número de jugadores latinoamericanos también experimentó un crecimiento, pero mucho más lento hasta alcanzar un 11% del total de peloteros.

La situación cambió a partir de 1981, donde se registra un constante descenso de la representación de los peloteros afroamericanos en las Grandes Ligas en favor de los prospectos provenientes de América Latina.
Las academias

El autor del libro "75 astros latinos en Grandes Ligas" y columnista en el Nuevo Herald de Miami, Marino Martínez, explicó que el "salto cualitativo se produjo desde 1960, cuando se eliminó el béisbol profesional en Cuba tras la revolución".El dominicano Fernando Rodney, líder en salvados, fue uno de los 82 beisbolistas de su país que comenzaron la temporada en Grandes Ligas.

Martínez recuerda que la situación en la isla hizo que otra revolución se produjera en el béisbol estadounidense de la mano de Rafael Ávila, mejor conocido como Ralph.

"Hubo un equipo cubano que formaba parte de la organización profesional en Estados Unidos. Se llamaba el Cuban Sugar Team", comentó Martínez. "Estuvo en las ligas menores en doble A y luego en triple A. Cuando iba a obtener la franquicia de las ligas mayores fue cuando cambió todo en Cuba y se acabó el profesionalismo".

Con las puertas cerradas en Cuba, Ávila fue enviado a República Dominicana por el entonces director general de los Dodgers de Los Ángeles, Al Campani, para firmar jugadores allí, tal vez motivado por el surgimiento de Rod Carew, quien ganó en siete ocasiones el título de bateo entre los años 60 y 70.


Dominicanos, venezolanos, cubanos... en EE.UU. se sigue amando el béisbol, con unas 25 mil personas de promedio en los 162 partidos que juega cada equipo al añoMarino Martínez, autor de "75 astros latinos en Grandes Ligas"

También hubo un cambio de legislación para reclutar jugadores aficionados en Estados Unidos, que hizo más caro al jugador local y más apetecible el beisbolista latinoamericano.

Los Dodgers establecieron una academia de formación en 1986 en República Dominicana que concentró su esfuerzo en desarrollar el talento natural del jugador a través de técnicas modernas, donde se priorizaban determinadas posiciones.

También ha habido un trabajo dedicado a la adaptación a una nueva cultura y país, incluyendo cursos de inglés.

Este ejemplo ha sido seguido por la totalidad de los equipos de Grandes Ligas en otros países de la región, hasta el punto que en la jornada inaugural de esta temporada hubo 82 peloteros dominicanos y 59 venezolanos de un total de 192.
Cambio de color

"No se puede mencionar a las Grandes Ligas sin referirse a los peloteros latinoamericanos, tanto con el bateo como en el pitcheo".

Esta afirmación de Marino Martínez coincide con la investigación llevada a cabo por Vincent Thomas para la publicación Bleacher Report, "¿Puede el béisbol ganar de vuelta a la comunidad afroamericana?"Los integrantes del equipo afroamericano de la liga oeste Jackie Robinson, en Chicago, celebran el título conseguido en la Serie Mundial de las Pequeñas Ligas de EE.UU.

En su artículo, Thomas considera que la instauración de las academias trajo un beneficio considerable al béisbol en los países latinoamericanos y del Caribe donde el deporte sigue siendo el número uno.

Dado el éxito de este sistema, las Grandes Ligas lo está implementado en los Estados Unidos para promover el deporte en las comunidades afroamericanas, que ha visto un descenso en la presencia de jugadores en las ligas mayores hasta registrar sólo un 8% en 2012.

Ese mismo año los latinoamericanos representaron un 26,9%.
Dentro y fuera del campo

Thomas enumera una serie de razones que podrían hacer entender la "desaparición" de los peloteros afroamericanos.

El alto precio de los equipos necesarios para practicar el deporte (bate, guante, etc), la falta de becas atractivas en las universidades en favor del baloncesto o fútbol americano, la falta de un ídolo reconocible como en el pasado o, incluso, que el béisbol es aburrido.

Martínez añade que en "Estados Unidos hay muchas opciones. Antes se salía a jugar la pelota, pero ahora quieren jugar fútbol, por ejemplo. La cantidad de muchachos que practican este deporte es impresionante".Dee Gordon fue el único jugador afroamericano en liderar las estadísticas en dos categorías: bases robadas y triples.

Esta ausencia del jugador afroamericano en el campo también se refleja en la grada.

"En la tribuna la presencia latina es importante. Vas al estadio de los Marlins, al estadio de los Yankees. Tampa es igual", dijo Martínez. "Dominicanos, venezolanos, cubanos... en Estados Unidos se sigue amando el béisbol, con unas 25 mil personas de promedio en los 162 partidos que juega cada equipo al año".

Está claro que el ascenso latinoamericano ha desplazado al beisbolista afroamericano, pero no al béisbol como deporte.

Jerry Reinsford, dueño de los Medias Blancas de Chicago, el primer equipo en quedar campeón con un entrenador de América Latina, el venezolano Oswaldo Guillén, dijo que "no se trata de un problema inmediato".El anhelado trofeo que coronará al campeón de la Serie Mundial del béisbol de las Grandes Ligas, que comenzará el 21 de octubre.

"Pero si somos un deporte de Estados Unidos, queremos que todos los estadounidenses estén interesados", expresó en el artículo de Mark Hyman, "La diferencia racial en las tribunas", de la revista Bloomberg Businessweek.

Las palabras de Reinsford pueden tener una dimensión en octubre, el mes cuando llega la máxima tensión en el béisbol de las Grandes Ligas.

No es coincidencia que en su equipo fue de donde salió el último Jugador Más Valioso afroamericano de la Serie Mundial, Jermaine Dye, en 2005.

Tampoco lo es que en los últimos diez años los dominicanos Manny Ramírez (2004) y David Ortíz (2013), el colombiano Edgar Rentería (2010) y el venezolano Pablo Sandoval (2012) obtuvieron el mismo galardón.

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