martes, 21 de mayo de 2013

Wilín Rosario ha dado de que hablar con los sorprendentes Rockies de Colorado


Es muy difícil sobresalir en un plantel que incluye a Troy Tulowitzki, Todd Helton, Carlos González y Michael Cuddyer, pero Wilin Rosario ya ha comenzado a trazar su propia ruta en Colorado.

A los 24 años de edad, el receptor titular de los Colorado Rockies ha dado mucho de qué hablar bateando cerca de los .280, con 9 jonrones y 26 remolcadas en lo que va de campaña, continuando el ritmo con el que terminó el 2012, su primera temporada completa en Grandes Ligas.

"No pensé que iba a poder conectar esa cantidad de jonrones, nunca iba con ese plan al home plate, y este año empezamos con buen pie, el equipo está jugando mucho mejor, los abridores están todos saludables y los peloteros estelares están todos saludables y eso forma parte de la buena química que hacía falta el año pasado", dijo el dominicano.

Rosario fue uno de los pocos bálsamos en la temporada pasada en Colorado, una para el olvido en las dos décadas de existencia de la franquicia.


La marca final de 64-98 fue la peor en la historia del equipo, que se vio plagado de lesiones entre la rotación de abridores, llegando a utilizar 14 lanzadores distintos, incluido al pitcher de 49 años Jamie Moyer, y donde su estelar campocorto Tulowitzki jugó en apenas 47 partidos por cirugía de la ingle.



No obstante, en lo que va de 2013 los Rockies han sorprendido a los expertos con marca de 24-21, a apenas dos juegos de los líderes divisionales Diamondbacks de Arizona, y a uno de los campeones Gigantes de San Francisco, y Rosario ha sido uno de los pilares del éxito.

"Realmente me siento bien contento, se está viendo el fruto de todo el trabajo que hemos venido haciendo, la perseverancia, la humildad que siempre he tenido y espero seguir en ese mismo camino, creo que es el fruto de lo que he venido sembrando en todo el transcurso de mi carrera", dijo.

El dominicano, cariñosamente apodado "Baby Bull", agregó que los sorprendentes números de los Rockies, en particular sus 58 jonrones para liderar la Liga Nacional, segunda mejor marca en Grandes Ligas, han sido más producto de la química ofensiva que de la localización del campo en Coors Field.

"El bateo es complicado, es una pelota que viene hacia ti, que se mueve, que tienes que hacer tus ajustes. Los pitchers también tienen que hacen lo mejor, y aquí se han tirado nueve innings en blanco, se han tirado siete innings en que se hace una sola carrera, quiere decir que no es sólo un parque de bateo", dijo Rosario sobre Coors Field, donde se estima que la combinación de elevación, viento y aire seco son clave para ser un parque jonronero, conectándose 218 HR el año pasado.

"Aquí sí las bolas vuelan un poquito más cuando hay un poco más de brisa, pero quizás así es cinco días en la temporada, y si pueden ver los numeritos se han dado más jonrones en el road que en la casa. Yo mismo aquí en la casa no he bateado realmente, quiere decir que no es sólo es el parque, sigo teniendo buenos números y ha sido en la ruta", añadió Rosario, cuyos cuatro partidos conectando tres imparables o más han sido todos como visitante, al igual que cinco de sus nueve jonrones.

Uno de los motivos más grandes de orgullo para el dominicano es que por su gran promesa como receptor su nombre ha comenzado a sonar entre las estrellas actuales en Grandes Ligas, entre ellos su compatriota Carlos Santana de los Indios de Cleveland.

"Quiero llegar a ser uno como ellos. Para mí Santana es uno de los mejores cátchers que ha dado la República Dominicana y más con ese bate que tiene que está caliente, hay que tirarle una bola por debajo de la tierra a ver si lo ponchan, y espero que siga así y que siga representándonos a nosotros como lo ha hecho".

Además de Santana, Rosario añadió su gran admiración por la labor del segunda base de los New York Yankees de Nueva York Robinson Cano y el dirigente Tony Peña con el equipo campeón de la República Dominicana durante el Clásico Mundial de Béisbol.

"Fueron la llave para nosotros llevarnos la corona en el Clásico Mundial, al que no pude asistir y me moría de ganas por ir. Créanme o no, lloré cuando vi que ganamos el último juego contra Puerto Rico y de verdad me lo gocé como si estuviese estado ahí", dijo Rosario, quien explicó que su notoria ausencia no fue por una decisión propia.

"Nosotros los peloteros no somos los que decidimos. [Los equipos] se cubren con decir que tenemos la decisión, pero no es así, no nos gobernamos, pertenecemos a nuestra organización y realmente ellos toman la decisión. No queremos irnos a jugar allá [sin autorización] porque si pasa una lesión no lo van a ver con buena cara. Esta es mi carrera y de esto come mi familia y no puedo descuidar mi trabajo, pero para el próximo Clásico voy a estar presente, sólo voy a pedir salud y vida para poder representar a mi bandera también, y sé que el otro lo vamos a ganar porque vamos a estar todos allí", concluyó.

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