jueves, 30 de mayo de 2013

Luna y Blanco amenazan marcas en Japón


SANTO DOMINGO. A sus 33 años, tras pasar por nueve organizaciones, visitar seis veces la agencia libre, ser reclamado en una ocasión de waivers, estar envuelto en un cambio y llegar al Big Show a través del sorteo de Regla 5, Héctor Luna ha encontrado a 13 mil kilómetros de su hogar lo que se cansó de buscar en Grandes Ligas por 12 años. Dinero.
Cuando la campaña de los Dragones de Chunichi se acerca a su ecuador en la Liga Central, Luna amenaza con destrozar las marcas de bateo e imparables (departamentos que encabeza) en un curso en la liga nipona, que opera desde 1949.
Al ritmo que lleva, terminaría con 232 batazos por terreno de nadie en una liga donde Ichiro Suzuki tuvo su mayor cantidad con 210 en 1994.
El estadounidense Randy Bass logró el average más alto con .389 en 1986, y su compatriota, Matt Murton, la de hits, con 214, en 2010, rompiendo la marca de Ichiro.
Ayer, al llegar al partido 49 de los 129 del calendario regular, el montecristeño batea para .407, al disparar 77 hits en 206 apariciones, 17 de ellos dobles (líder), tres triples, seis jonrones y 33 carreras producidas.
Firmado a los 18 años en 1999 por los Indios de Cleveland, Luna fue reclamado en el sorteo de ligas menores de 2002 por los Devil Rays, al año siguiente los Indios lo recuperaron, pero nunca lo subieron, y San Luis lo tomó en el sorteo Regla 5 de 2003, y debutó con los Cardenales en 2004.
Luna regresó por tercera vez a Cleveland a mediados de 2006, al ser cambiado por Ronnie Belliard. La Tribu lo colocó en waivers (disponibles) un año más tarde, y firmó con los Dodgers en 2008. Con los californianos, el espacio también fue limitado; en 2009 firmó con los Marlins; en 2011 estuvo con Boston y Filadelfia, y en 2012 con los Piratas.
Su mayor estadía en el Gran Circo fue en 2006 entre San Luis y Cleveland, cuando disputó 113 partidos y tomó 379 turnos, bateó 100 imparables con promedio de .286.
A Luna no le agradaba la idea de volver a aventurar un puesto y pasarse la mayor parte del año en Triple A (donde ha jugado 641 partidos en siete temporadas).
Así que en octubre pasado selló un acuerdo con los Dragones con US$405 mil garantizados, más un atractivo paquete de incentivos que pudiera hacer que esa cifra se duplique. Su mayor salario en Grandes Ligas fue de US$408,300 en 2007, con los Azulejos.
La liga japonesa se divide en Central y Pacífico, con seis equipos en cada circuito. Tal como ocurre en Las Mayores con los campeones de las ligas Nacional y Americana, en Japón los monarcas de cada torneo se disputan el campeonato en una serie en octubre.
Blanco, por jonrones
Luna no es el único dominicano que se ha adueñado de los titulares en el béisbol del Imperio del Sol Naciente.
Antes que él, Tony Blanco aprendió a batear en japonés como no lo había hecho ni en español ni en inglés desde que debutó allí con 39 jonrones en la zafra de 2009 con Chunichi.
Blanco, de 33 años, tiene una proyección esta campaña para despachar 70 vuelacercas, y así superar la marca en una estación (55), que comparten la leyenda local Sadaharu Oh (1964), el norteamericano Tuffy Rhodes (2001) y el venezolano Alex Cabrera (2002).
"Blanco tiene muchas cosas a su favor para imponer un nuevo registro de cuadrangulares. Pero el principal obstáculo que deberá superar para lograrlo será el recelo de los equipos rivales, que podrían intentar sabotear su asalto a una marca que todavía está en posesión de un ícono del deporte local, Sadaharu Oh", escribió el sitio especializado en la pelota nipona beisboljapones.com.
Este jardinero sanjuanero acumula esta campaña 21 batazos de cuatro bases y 55 vueltas (líder en ambos rubros), además de promediar .356 en 48 choques para las Estrellas DeNA.
En 1985, el norteamericano Hanshin Randy Bass, en ruta a ganar la triple corona de la Liga Central, llegó al último juego de la campaña con 54 palos de cuatro bases. Su equipo se enfrentó a los Gigantes de Yomiuri, que por esas cosas del destino estaban dirigidos por Oh.
Bass recibió cuatro boletos intencionales en el partido y sólo logró evitar el quinto al hacerle swing a un lanzamiento que estaba totalmente fuera de la zona de strikes y que se convirtió en un sencillo al jardín izquierdo.
En 2001, su compatriota Karl "Tuffy" Rhodes también sufrió el mismo problema y también corrió la misma suerte Cabrera en 2002, a este restándole cinco partidos con la marca igualada. NPerez@diariolibre.com

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