lunes, 5 de septiembre de 2011

EL INFIERNO NOS ESPERA...


EUGENIO TAVERAS...Mi razón recuerda muchos errores cometidos por el otrora glorioso Partido Revolucionario Dominicano, pero el más lamentable se está cociendo en estos días en un horno a mil quinientos grados de temperatura y lo constituye el comportamiento triunfalista de su candidato presidencial Rafael Hipólito Mejía Domínguez, dejando a un lado detalles tan importantes como el de primero buscar la unidad de esa organización que está manga por hombro y en franco deterioro, sin que se vislumbre una mejoría a simple vista, que de seguir las cosas al ritmo que van, el cacareado triunfo de los perredeístas puede convertirse en una utopía. 

Si a la situación del PRD le agregamos el pésimo gobierno que nos ha dispensado el honorable y magnánimo Dr. Leonel Fernández Reyna, jefe supremo del Partido de la Liberación Dominicana y la desidia a toda costa demostrada por él de no asimilar la candidatura de Danilo Medina del cual no quiere saber ni en pintura y quien, además, trabaja muy discretamente, de forma maquiavélica y como el escarabajo, con el fin impedir su triunfo, porque no le interesa que gane, debido a que lo considera una sombra en su futuro político, pudiendo, incluso, aprovechar el rechazo que una gran parte de la población profesa por el actual mandatario.    

El tercer elemento, no menos importante, que podemos agregar a los dos adefesios antes citados, lo constituyen los tránsfugas inminentes que pasarán del blanco al morado, forzados por las disputas que se están escenificando en las entrañas del doloroso y vergonzoso Partido Revolucionario Dominicano, donde tampoco su presidente Miguel Vargas y candidato Hipólito Mejía logran ponerse de acuerdo y para aprovechar las ganancias que deja pasar de un color a otro.

La suerte de todos los dominicanos está en manos de dos partidos que lejos de pensar en el bienestar de la mayoría, se pelean el control económico y los pingues beneficios que aporta el manejo de la cosa pública, entonces, no me queda más remedio que expresar:  el diablo que nos reciba en el infierno, porque Dios de seguro nos cerrará, por inmerecida, las puertas del cielo.

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